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REBELIONES EN VENEZUELA


Enviado por   •  20 de Mayo de 2013  •  2.430 Palabras (10 Páginas)  •  1.310 Visitas

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LA REBELIÓN DE ANDRESOTE 1730-1733

Durante la primera mitad del siglo XVIII, la Compañía Guipuzcoana instaló una factoría en la región de Yaracuy, reforzando su dominio sobre el comercio del cacao y arruinando así a los pequeños productores y negociantes de la comarca. Varios de ellos se unieron entonces a la rebelión de negros, zambos e indios que a su vez habían establecido una alianza estratégica con los contrabandistas holandeses.

Tres diferentes sectores sociales, por distintas razones, se unieron ante un enemigo común: el primero y más numeroso (indios, zambos y negros), por el maltrato y la explotación a que los tenía sometidos la Compañía Guipuzcoana; el segundo (los productores de la región) por la ruina a que los condenaba el monopolio de la compañía, y el tercero (los comerciantes nacionales y extranjeros) por obtener insumos para alimentar su comercio que prohibía y perseguía la compañía.

Tres años, entre 1730 y 1733, duró el enfrentamiento entre el gobierno y las autoridades locales al servicio de la Compañía Guipuzcoana y los rebeldes encabezados por Juan Andrés López del Rosario, más conocido como el zambo Andresote.

Finalmente, la Iglesia católica medió para lograr un acuerdo, basado en un indulto a los rebeldes que se convirtieran y se entregaran al gobernador. Al no cumplir este último con el indulto, la mayoría de los alzados que se habían entregado volvieron a huir hacia el Orinoco.

LA REBELIÓN DE SAN FELIPE 1740-1741

Pocos años después, en 1740, en la misma región de Yaracuy y por los mismos motivos socioeconómicos hubo otro levantamiento contra España y sus representantes en Venezuela, protagonizado en este caso por los habitantes de la ciudad de San Felipe, blancos criollos y pardos, contra la Compañía Guipuzcoana y las nuevas autoridades nombradas para defender sus intereses.

El nuevo mandatario de la región puso especial énfasis en la represión de todo comercio que no fuese controlado por la Compañía Guipuzcoana.

Los rebeldes reclutaron soldados y acondicionaron viejos cañones que habían servido a la rebelión de Andresote, ante lo cual el gobernador Zuloaga declaró San Felipe “un pueblo rebelde sublevado y conspirativo contra los ministros de su Majestad y sin obediencia a ellos ni a la justicia”.

En 1741, se firmó la capitulación, los brotes de violencia fueron reprimidos, el Cabildo sublevado quedó suspendido y se dictaron medidas de confinamiento y el embargo de bienes.

LA SUBLEVACIÓN DE LA CIUDAD DE EL TOCUYO EN EL AÑO DE1744

Enmarcada en la guerra entre España e Inglaterra por el dominio de los nuevos mercados, se gestó en la ciudad de El Tocuyo una sublevación popular contra la Corona española.

Ante los repetidos ataques de los barcos ingleses a los puertos de Venezuela, el gobernador Zuloaga ordenó que se movilizasen tropas de la ciudad de El Tocuyo para defender Puerto Cabello.

Soldados españoles y flecheros aborígenes fueron congregados en la plaza pública el 11 de mayo de 1744, cuando de pronto se elevaron voces de protesta entre los soldados que se negaban a marchar a Puerto Cabello, donde según ellos no los estaban convocando para combatir a los ingleses, sino para trabajar para la Compañía Guipuzcoana, cuyos desprecios y malos tratos hacia los locales eran ampliamente conocidos.

Los amotinados, mulatos, indios, mestizos, negros, zambos y criollos, atacaron los cuarteles, se apoderaron de las armas y ocuparon militarmente la ciudad, manteniendo bajo vigilancia a las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas. El gobernador no podía mandar la tropa “porque una acción armada dejaría desprotegida las principales plazas de la provincia”, escribía Zuloaga al Rey.

Once meses duró esa rebelión en que confluían varios elementos que más tarde desembocarían en las guerras de independencia, fomentados por la suma de privilegios que la Corona otorgaba a los españoles, en desmedro de los criollos.

LA INSURGENCIA DE JUAN FRANCISCO DE LEÓN Y LA COMPAÑÍA GUIPUZCOANA DE CARACAS 1749-1752

Por las mismas causas, contra los privilegios de la Compañía Guipuzcoana, su monopolio comercial y la intromisión de sus funcionarios en las actividades políticas de la provincia, se sublevó la población de Barlovento en 1750.

La rebelión fue encabezada por Juan Francisco de León, un hacendado que logró reunir a más de 6.000 hombres en armas que marcharon a Caracas. Luego de obtener satisfacción a algunas demandas que mermaban el poder absoluto de la compañía, los hacendados se desmovilizaron y regresaron a Barlovento.

Pocos meses después, la Compañía Guipuzcoana logró que el rey sustituyera al gobernador por un partidario de ellos, Felipe Ricardos, que llegó a Caracas a mediados de 1751 y de inmediato restableció los anteriores abusos de la Compañía y comenzó a perseguir a los alzados. Antonio Arellano Moreno da cuenta de ese episodio: “(el gobernador Ricardos) tenía afinidad con los conservadores y con los intereses de la Compañía hasta tal punto de poner precio a la cabeza del líder y sembrar el terror por todos lados”.

La mayoría de los hacendados se sometieron al dictamen del Rey y abandonaron a Juan Francisco de León, quien fue capturado junto a su hijo y enviado prisionero a España.

LOS COMUNEROS DE MÉRIDA. UNA REBELIÓN POPULAR DE PREINDEPENDENCIA

Tres décadas después, esta vez en Mérida, se produjo otra insurrección popular contra el dominio español, siempre por la misma causa: la aplicación de medidas que fortalecían el poder político y la extracción de mayores excedentes económicos por parte de la monarquía española.

La rebelión de los comuneros agrupó, como en anteriores ocasiones, a sectores acaudalados, pequeños propietarios y jornaleros, artesanos y trabajadores de pocos recursos económicos. Luego de ocupar varias poblaciones como La Grita, Bailadores, Lagunillas, entre otras, el 28 de julio de 1781 entran en Mérida donde son aclamados por casi todos los habitantes de la ciudad.

En su ruta hacia Caracas, se apoderan de Timotes, desde donde envían un mensaje al ayuntamiento de Trujillo explicándoles su voluntad de incorporarlos al movimiento. A diferencia del apoyo que recibieron de los sectores populares trujillanos, los ricos hacendados se opusieron y “sin pérdida de tiempo presionaron al Ayuntamiento a adoptar medidas y, deseosos de robustecer

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