“Reflexiones acerca de la Democracia Delegativa en Argentina”

“Reflexiones acerca de la Democracia Delegativa en Argentina”.

   Para abordar la Democracia Delegativa  es necesario tener en cuenta la qué son las DD. O´Donnell (1), postula que esta son democráticas ya que tienen legitimidad de origen, es decir, se trata de gobiernos que surgen de elecciones limpias y competitivas. Y es democrática, ya que se mantienen imperantes ciertas libertades políticas básicas. Sin embargo, es una democracia poco liberal y republicana debido que tiende a no reconocer los límites constitucionales y legales de los poderes del Estado.
 La concepción básica es que la elección da al presidente el derecho de tomar las decisiones que mejor le parecen para el país, sujeto sólo al resultado de futuras elecciones.
  La consecuencia de esta autoconcepción es considerar un estorbo la “injerencia” de las instituciones de control sobre el Poder Ejecutivo, incluyendo a los poderes Legislativo y Judicial, así como a las diversas instituciones y grupos de accountability horizontal (auditorías, fiscalías, etc.). Esto conlleva un largo esfuerzo por anular esos controles.
 En este tipo de democracias, el Presidente se considera el líder de los grandes intereses de la nación. Es decir, se siente por encima de las partes de la sociedad y no cree necesario rendir cuentas.
  O´Donnel traza una “evolución típica” de las DD. Dice que son producto de graves crisis. Sus líderes emprenden una gran causa, la salvación de la patria, y en la medida que las superan, logran grandes apoyos. Honrados en sus éxitos, los líderes avanzan entonces en su propósito de doblegar a las instituciones de control mediante la concesión de poderes extraordinarios (leyes de emergencia económica, superpoderes) y el abuso de instrumentos de legislación ejecutiva (decretos).
  El autor además sostiene que, en estas democracias, los presidentes siguen viviendo constantemente de la crisis que les dio origen. Incluso cuando la sensación de la crisis ha disminuido, intentan reavivarla, con la advertencia de que si se abandona el camino que proponen ella resurgirá reavivada. El problema es que, una vez que los peores aspectos de la crisis han pasado, aparecen viejos y nuevos problemas. Esto requiere políticas estatales complejas, por lo cual es importante contar con instancias de consulta. Pero este camino se obstruye porque el Presidente se ha encargado de corroer esas instituciones.
  En conclusión, ésta se entiende como un tipo disminuido y deficitario de democracia. Y su surgimiento se explica y entiende, por la peculiar conjunción de circunstancias graves que atraviesan los países, nada hace deseable su perduración, salvo el mecanismo de sus líderes.
 

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