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Salvador Allende


Enviado por   •  9 de Junio de 2015  •  3.810 Palabras (16 Páginas)  •  169 Visitas

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Salvador Allende

El presente ensayo gira entorno a la vida, el gobierno y el legado de un personaje que marco la historia de Latinoamérica, de chile e incluso de la Casa Blanca. Un hombre de espíritu inquebrantable y convicciones firmes, leal a su patria y a su pensamiento: Salvador Allende Gossens, primer presidente marxista en llegar al poder, entiéndase este como la presidencia en Chile, a través del voto popular.

A continuación se presenta la estructura a desarrollar: Primero se realizara una descripción, breve pero concisa, de los inicios políticos e ideológicos de Allende, acoplándolos al contexto económico y sociopolítico de Chile; luego se hará un bosquejo de su pensamiento y su ideología, con base a diversas intervenciones, conferencias y demás diálogos en los que planteo su posición y dio a conocer al mundo, sin temor alguno, la realidad que afrontaba no solo Chile, sino toda Latinoamérica y lo que el proponía para cambiar esta dramática pero real situación, con lo cual identificaremos los objetivos de su lucha; Después, analizaremos como llego a la presidencia en 1970, bajo qué partido o coalición, y con qué plan de gobierno. En este punto empezaremos a detallar la intervención de la Casa Blanca y la CIA en el proceso democrático y legítimo que se dio en Chile, dando como resultado la elección de Salvador Allende.

Siguiendo la cronología que lleva el ensayo, se quiere mostrar al lector como fue el gobierno de Allende -1970-1973-, todos los cambios y las reformas que se introdujeron, las vicisitudes que se dieron y la descarada intervención del imperialismo norteamericano y sus formas de expresión como lo son las multinacionales y la industria; Posterior a esto, dedicaremos un espacio importante al año de 1973, ya que en este año se implantaron las tensiones políticas y se presentaron hechos influyentes y determinantes que ayudaron a gestar el golpe de Estado del 11 de septiembre y por ende la muerte del prócer Salvador Allende.

Salvador Allende Gossens proveniente de una familia burguesa estudio medicina en la Universidad de Chile, donde comenzó a formar parte de movimientos de izquierda y aunque en su familia tenía ciertas tradiciones liberales, también tenía una tradición de militancia política y lucha social, la cual él heredo. En el contexto de la gran depresión y la crisis del capitalismo, los jóvenes como Allende tenia amplio margen para navegar en la creciente ola de ideologías socialistas provenientes de Europa y como lo menciona Alejandro Witker, en su libro sobre Salvador Allende, “Los jóvenes se interesaban decididamente por la cuestión social y se acercaban al mundo de los trabajadores, fascinados devoraban los libros de Marx y Lenin” (WITKER, 1980, p. 4).

Desde pequeño su criterio y su pensamiento se vieron influenciados por un viejo zapatero anarquista Italiano, en la forma como Allende describe: “Me enseñó a jugar ajedrez, me hablaba de cosas de la vida, me prestaba libros. Sus comentarios eran importantes porque yo no tenía una vocación profunda de lecturas y él me simplificaba los problemas, con esa sencillez y esa claridad que tienen los hombres que han asimilado bien las cosas” (VERDUGO, 2004, p. 13).

Allende empieza su militancia, participando de grupos estudiantiles de izquierda en su universidad, de hecho fue detenido dos veces por andar en protestas y por sus intervenciones revolucionarias. Logra salir de prisión para asistir al funeral de su padre donde se compromete a dedicar su vida a luchar por la justicia social –cosa que cumplió con méritos incluso entregando su vida por esta causa-. Cabe destacar que Allende, siguiendo también tradiciones familiares, se vincula a la masonería donde permanecerá, con poco apoyo, hasta su muerte.

En 1933 funda, junto con otros líderes y militantes socialistas, el Partido Socialista de Chile. Esté partido, afirmo sus raíces Latinoamericanas y no se alineó con la lll Internacional comunista, mostrando en parte la ideología propia del partido y de Allende, quien consideraba distintos todos los procesos revolucionarios analizando la realidad chilena sin desconocer el internacionalismo proletario. De ahí en adelante, fue elegido tres veces para cargos públicos, antes de alcanzar la presidencia; como diputado, como senador y como ministro de salud. También fue candidato a la presidencia en tres ocasiones, antes de 1970, en 1952 quedo de último lugar en la votación y en 1958 y 1964 obtuvo el segundo lugar; sin embargo, hay que mencionar que en las elecciones de 1958, Allende fue superado tan solo por 30 mil votos, los mismos que obtuvo un extraño candidato sin recorrido político que irrumpió en aquel escenario y que hasta hoy se duda si se trató de una primera intervención del gobierno de los Estados Unidos, “El cura de Catapilco que apareció súbitamente en la arena política con un discurso populista, para desaparecer después de las elecciones con la misma rapidez con la que se lo había catapultado” (VERDUGO, 2004, p. 24).

A pesar de las circunstancias adversas, él no se rendía, supo esperar con paciencia su momento y su oportunidad, oportunidad que llego gracias a la unión de los partidos y movimientos de izquierda, pero que se dio también, gracias a su persistencia y su entrega.

Hay que hacer un breve recuento de la situación que vivía chile y el contexto económico y social de su población para entender el pensamiento y la posición socialista de Allende. Durante la década de los 50´s y los 60´s, incluso desde mucho antes, Chile vivía situaciones paupérrimas de condiciones de vida, generadas por el desempleo que cada día aumentaba más; los pocos que conseguían un empleo tenían que conformarse a salarios, pésimos, recortados cada mes hasta quedar en casi nada; los latifundios se apropiaban de la tierra de los campesinos y los obligaban a producir para ellos, bajo remuneraciones, que en ocasiones, ni siquiera eran en monedas si no en alimentos para que miserablemente alimentaran a su familia. El problema más grave para Chile era el imperialismo y el capitalismo dueño de la mayoría de industrias y multinacionales mineras que explotaban indiscriminadamente el suelo y la tierra chilena, y aunque esto generaba millonarias ganancias, Chile recibía un porcentaje de ellas tan mínimo, que en todo aspecto Chile era dependiente de Estados Unidos –entendido como el país imperialista y al que pertenecen están grandes compañías- y por ello el pueblo padecía las consecuencias de la desigualdad y de este imperialismo que consumía sus recursos y su capital.

Allende entendía y comprendía la crítica situación de su país a la perfección, y en cada discurso que daba, hacía referencia a las problemáticas chilenas y a la necesidad de que el pueblo, a través del poder, cambie las estructuras políticas y económicas y se apropie de su riqueza para impulsar su desarrollo. “Nuestra herencia es una sociedad sacrificada por el desempleo, flagelo que lanza a la cesantía forzosa y a la marginalidad a masas crecientes de la ciudadanía (…) Nuestra herencia es economía herida por la inflación, que mes tras mes va recortando el mísero salarios de los trabajadores y reduciendo a casi nada (…) nuestra herencia es una sociedad dependiente, cuyas fuentes fundamentales de riqueza fueron enajenadas por los aliados internos de grandes empresas internacionales. Dependencia económica, tecnológica, cultural y política” (WITKER, 1980, p. 113-114).

Para Allende era injusto y a la vez irónico que un país que posea tanta riqueza en cuanto a recursos, a materias primas, a minerales, sea tan pobre teniendo en cuenta que estos recursos representan una ganancia lo suficientemente grande como para generar cambio en las condiciones de vida del pueblo chileno. Además, aunque en la tierra de Chile, haya tanta capacidad de riqueza, esta no se ve representado ni en alimentos, ni en educación y mucho menos en salud. El pueblo chileno vende barato su tierra y sus recursos y compra caro, tan caro que hay un déficit de alimentación durante esta época, y donde, en forma desigual, solo los de clase privilegiada y burguesa –solo la minoría- tiene derecho a una buena alimentación cuando niños, lo cual para Allende es parte fundamental en el proceso de aprendizaje de los niños, ya que alguien que no recibe buena alimentación a sus primeros años de vida no tendrá las mismas oportunidades intelectuales, si se quiere, que unos pocos, como las elites capitalistas, que se alimentan bien.

Si aquí hay que identificar unos culpables de la crisis chilena –si es que se le puede denominar así- es el imperialismo norteamericano y sus poderosas industrias que se dedican a extraer los recursos de Latinoamérica, pagando por este derecho mucho menos de lo que debería; mientras que ellos exportan y venden caro los productos, a Chile no le corresponde nada, solo migajas: “Este es el drama del subdesarrollo y de los países que todavía no hemos sabido hacer valer nuestros derechos y defender mediante una vigorosa acción colectiva, el precio de las materias primas y los productos básicos, así como hacer frente a las amenazas y las agresiones del neoimperialismo. Somos países potencialmente ricos, y vivimos en la pobreza” (WITKER, 1980, p. 199).

Dentro del pensamiento de Allende cabe destacar que siempre creyó que Chile, debido a la flexibilidad y a la solides de las instituciones políticas se podía llevar a cabo una revolución no por la vía cubana, ni la vía rusa, ni de ninguna forma como se haya hecho antes, la revolución, en Chile, hay que hacerla a la chilena. Cada proceso revolucionario es distinto porque debe adaptarse a las necesidades específicas de cada pueblo y a la realidad económica y social de cada país, por ende, cada pueblo tiene derecho a buscar su propio camino para una sociedad mejor y a ejecutarlo en la forma en que sea necesaria. Allende nunca fue amigo de la violencia, creía en la democracia y en las vías legales y pacíficas, pero como aseguro muchas veces, citando incluso a Kennedy: “Aquellos que imposibilitan la revolución pacífica, hacen que la revolución violenta sea inevitable” (WITKER, 1980, P. 202).

Teniendo como referencia este contexto sobre la realidad crítica de Chile y el pensamiento de Allende podemos situarnos en 1969, en este año se consolida una nueva alianza o unión política entre todos los partidos y movimientos de izquierda y marxistas. Allende siempre busco esta unión entre los partidos de izquierda, ya que siempre le pareció absurdo que dos movimientos con un objetivo en común, tuvieran tantos inconvenientes solo por los intereses de sus dirigentes. Este ideal de la unión lo concibió leyendo una noticia de España donde se promulgaba que la izquierda unida jamás será vencida; “Unir a la izquierda se tornó desde entonces en el eje de su discurso político” (VERDUGO, 2004, p. 19).

Efectivamente en 1970, Allende gana las elecciones presidenciales sobre la base de una unión fuerte que ha dado origen al partido de la Unidad Popular en el que confluye el Partido Socialista, comunista y otros partidos de izquierda. Salvador Allende era el primer presidente marxista en llegar al cargo por el voto popular y respetando la constitución, lo logro por las vías democráticas que si bien consideraba una democracia burguesa, entendía que su gobierno debía buscar la trasformación y la transición de un proceso de cambio de estructura, pero que para lograr hacer eso tenía que ser legitimado por el pueblo a través del voto popular. Pero para ocupar el cargo en el Palacio de la Moneda, debía ser ratificado por el congreso en un proceso que demorara 4 meses y en los que las manos sucias de la Casa Blanca empieza a generar, aun desde el inicio, un desequilibrio y una polarización política.

En documentos desclasificado de la CIA se puede observar como desde el principio de 1959, con el triunfo de la revolución Cubana, Allende es un gran amigo de Fidel y del Che Guevara, además de que es marxista y antiimperialista, razones suficientes para que, sin saberlo, Allende se convirtiera un objetivo principal de la CIA, no solo para asesinarlo sino para evitar que llegara al poder. “Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo encubierto para reducir la chance de que Chile sea el primer país americano en elegir como presidente a un marxista declarado” (VERDUGO, 2004, p. 32). La casa Blanca y la CIA financiaron a grupos de derecha, al candidato Alessandri, que había obtenido la segunda votación y que por ende tenía la opción de ganar y cadenas de radio y de prensa para que hicieran una propaganda negra en contra de Allende, una campaña de terror que quería infundir en la burguesía y la elite el miedo a una dictadura marxista donde se suprimiera la libertad. Todo esto en apoyo y con la ayuda de la ITT –empresa norteamericana dueña del 60% de las acciones de la empresa de telecomunicaciones de Chile- quien se prestó como mediador entre los dineros sucios de la CIA y su destinatario, además de la propaganda negra que ayudo a divulgar.

Pero este no era el único plan de la CIA, como último y más confiable recurso, la CIA quería llevar a cabo un golpe de Estado para derrocar a Allende, pero para esto necesitaban a las fuerzas militares de Chile, las cuales apegadas a la tradición eran firme defensoras de la constitución y de la ley, junto con su comandante general Schneider, quien era famoso por su doctrina de que el ejército no debía intervenir en política sino simplemente velar y proteger al presidente amparado por el pueblo ya la constitución. Por todo lo anterior, la CIA decidió eliminar a Schneider y con la cooperación de altos mandos Schneider fue asesinado tras recibir varios disparos mientras se movilizaba en un vehículo.

Pese a la infiltración de dinero de la CIA para financiar medios informativos de ultraderecha que hicieran propaganda en contra de Allende y ante la posibilidad de un golpe de Estado –el cual fue abortado ya que no contaba con el apoyo del ejército, hasta entonces leal a la constitución- El congreso Chileno ratifico a Salvador Allende como el jefe de Estado, el presidente marxista, el compañero presidente como lo llamaban los mineros y los trabajadores, el hombre de la revolución democrática y en libertad, lo había conseguido –ambas cosas a la vez: la presidencia y su sentencia de muerte-.

Por supuesto que esta noticia, desequilibro los ánimos del presidente Richard Nixon y su asesor Henry Kissinger. Nixon afirmo tajante: “Hacer todo lo posible para dañar a Allende y hacerlo caer” (VERDUGO, 2004, p. 104). A partir de ese momento, la CIA y la Casa Blanca iniciaron una serie de operaciones encubiertas con un único propósito: un golpe de Estado. De hecho, y según estudios, los primeros tres años de gobierno son para que el presidente se consolide en el poder, entonces si estos personajes querían intervenir a tiempo, sabían que tenían que llevar un plan con paciencia y eficacia, pero con fecha límite de 1973.

Durante el gobierno de Allende se introdujeron reformas que son importantes mencionar, estas reformas estaban establecidas en el plan de gobierno y hacían parte de la ideología de Allende: Se terminó de implantar la reforma agraria que distribuía la tierra para los campesino y expropiaba los grandes territorios para repartirlos, además se intentó de acelerar la producción de alimentos para que toda la población se autoabasteciera de la producción nacional. Cabe aclarar que las tierras que eran dadas al campesino no eran para que él se enriqueciera individualmente sino para que las trabajara en pro de todo el pueblo, porque la tierra es toda Chile, y como decía Allende “el cobre es el sueldo de Chile y la tierra el pan”.

La segunda reforma trascendental fue la nacionalización de la minería del cobre y otros metales, la expropiación de varias empresas como la ITT y la nacionalización de las empresas de extracción minera y la de transporte. A las empresas expropiadas se acordó un indemnización como forma de pago, pero el valor era dictado por Allende quien justamente alego que todas las ganancias que estas industrias adquirieron, a costas del trabajador, del minero, del obrero y de todo el pueblo de Chile, pagaban, no en su totalidad, pero si a modo de compensación la indemnización. Por ende la mayoría de empresas extranjeras –norteamericanas- fueron expropiadas sin recibir ni un solo peso de indemnización, esta medida enfureció a las grandes industrias y por supuesto a Estados Unidos, a tal punto que Estados Unidos implanto un bloqueo económico a Chile como en Cuba, dejando en condiciones críticas a la economía chilena. Nixon dio la orden: “Hacer aullar de dolor a la economía chilena” (VERDUGO, 2004, p.119).

Las medidas que se tomaron pusieron en jaque a la economía chilena; les quitaron los créditos, bloquearon su comercio, cancelaron las exportaciones de repuestos para la minería chilena y para el trasporte, se aliaron con todas las entidades financieras internacionales para que no le prestaran a Chile, incluso algunos países cooperaron en este bloqueo. A raíz de esto, se empieza a desatar el caos ya que la producción en el campo no es suficiente para abastecer la demanda de alimentos que ha crecido gracias al aumento de los salarios de los trabajadores que ahora tiene una mejor calidad de vida, pero que gracias al bloqueo económico –que constituye un agresión para Allende- las tiendas ya no tienen productos de ninguna clase, ni alimentos, ni de aseo, ni siquiera electrodomésticos, los repuestos para los camiones tampoco llegan por lo cual se van a paro vario gremios de trasportes y mineros; sin embargo se sabe que estos paros también fueron financiados por la CIA e incluso se les daba dinero a los camioneros para que no levantara el paro

“Así, la mayor parte de los aterrados empresarios, reacciono como era de esperar: se frenaron las inversiones, se redujo la producción de bienes, o no se respondió a la mayor demanda (…) la situación, por momentos caótica y siempre amenazante, favoreció la polarización social (…) La acción de boicot del gremio de los comerciantes también fue devastadora. Se acapararon alimentos y otros productos de primera necesidad para hacer copiosas ganancias en el mercado negro. Y el clave transporte de mercaderías, en un país largo y delgado, de difícil geografía, fue boicoteado por la paralización de los gremios de dueños de camiones” (VERDUGO, 2004, p. 120-121).

Sumado a esta delicada situación Kissinger decidió apoyar a los grupos extremistas pues veía en ellos la capacidad de desequilibrar la paz y promover una guerra civil que haría inminente un golpe de Estado por las Fuerzas Armadas para evitarlo. Se sabe que la CIA patrocino al grupo neofascista Patria y Libertad para que incrementara su accionar de protesta y la lucha armada contra el gobierno. Por otro lado estaba el grupo de extrema izquierda del cual se desconoce ayuda de la CIA, Movimiento de Izquierda Revolucionario el cual estaba en contra de la revolución democrática que quería Allende, para ellos la revolución, la verdadera, era con las armas, de ahí su lema: pueblo, conciencia y fúsil.

Todas estas situaciones, propiciadas, causadas y financiadas por Nixon y Kissinger fueron el detonante de algo, que para mediado de 1973, era inevitable: un golpe de Estado. Incluso el presidente Allende trato de reforzar sus Fuerzas Armadas en las que tanto creía y en las que deposito toda su confianza creyendo que estas le responderían con la lealtad a su juramento. Pero increíblemente, dos de los máximos generales en su institución, puestos por Allende fueron los que dirigieron el golpe el 11 de septiembre, un día que quedara en la historia como el recuerdo de que un presidente revolucionario pero defensor de la constitución lucho y entrego su vida a la lealtad del pueblo y cumplió su promesa de morir defendiendo su cargo, ese cargo por el tanto lucho y que el pueblo le entrego. A las 9 casi 10 de la mañana la fuerza aérea bombardeo el Palacio presidencial –La Moneda- y antes que rendirse, Allende murió luchando, defendiendo sus convicciones, murió por su patria, por su pueblo, por su revolución. Allende se suicidó.

Para muchos su único error fue su convicción: su ideal de una revolución democrática, pluralista y con libertad; su legalidad. “La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado, y él creía haberlo resuelto en la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo, dentro de la legalidad burguesa. La experiencia le enseño demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno sino desde el poder”. (VERDUGO, 2004, p. 133).

Primero se pudo apreciar una corta biografía de Salvador Allende, donde se detalló los aspectos relevantes a la formación de su ideología, se pudo observar que en parte, Allende hereda muchas cosas de su familia, cosas que van la tradición como el ser militante de la política, pertenecer a la masonería e incluso algunos de sus principios democráticos; y a sus inicios como militante de izquierda en los movimientos universitarios donde se nutrió de ese espíritu revolucionario que lo caracterizaba. Luego un breve recorrido por la carrera política donde observamos el desarrollo de toda su vida entregada a la justicia social, hasta que en 1970 luego de un proceso arduo, de años de trabajo y a pesar de la oposición de todo tipo, se convirtió en el primer presidente marxista elegido por voto del pueblo y ahí mismo empezó su lucha contra las fuerzas oscuras del capitalismo que lo destinaron desde el principio a morir traicionado, pero no derrotado.

También se tocaron a grandes rasgos, algunos de sus pensamientos con respecto a la realidad de Chile y Latinoamérica, sus convicciones de revolución democrática o de transición democrática hacia el socialismo, de pluralismo y libertad, de patria o muerte. Por Ultimo se dieron detalles de su manera de gobernar, sus reformas y sus transformaciones sociales, junto con las operaciones secretas y las intervenciones descaradas de la Casa Blanca y la CIA para callar la voz del pueblo, la voz de la independencia, la voz de la revolución democrática.

En conclusión podemos apreciar como el imperialismo norteamericano disipo el sueño del pueblo, el sueño de Allende, él que tanto defendió la democracia y la revolución, fue traicionado por ese sistema hegemónico que decapita toda posibilidad de emancipación y de independencia del pueblo, de un pueblo, que como el nuestro, sufre y padece necesidades, un pueblo sometido al poder de un Imperio que se consolida a sangre, a genocidios a impunidad y asesinatos, asesinatos de libertad.

Referencias

• La vía socialista chilena: ¿principio y fin? / Bogotá Tercer Mundo 1974

• Pulido Londoño, Henando Andrés (2010) Patricia verdugo. la casa blanca contra salvador allende. Los orígenes de la guerra preventiva. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura; núm. 35 (2008)

• Verdugo, Patricia: Salvador Allende: cómo la casa blanca provocó su muerte / Bogotá Intermedio editores 2004

• Witker, Alejandro: Salvador Allende 1908-1973: prócer de la liberación nacional / México UNAM 1980

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