Salvador Allende
9 de Junio de 2015
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Salvador Allende
El presente ensayo gira entorno a la vida, el gobierno y el legado de un personaje que marco la historia de Latinoamérica, de chile e incluso de la Casa Blanca. Un hombre de espíritu inquebrantable y convicciones firmes, leal a su patria y a su pensamiento: Salvador Allende Gossens, primer presidente marxista en llegar al poder, entiéndase este como la presidencia en Chile, a través del voto popular.
A continuación se presenta la estructura a desarrollar: Primero se realizara una descripción, breve pero concisa, de los inicios políticos e ideológicos de Allende, acoplándolos al contexto económico y sociopolítico de Chile; luego se hará un bosquejo de su pensamiento y su ideología, con base a diversas intervenciones, conferencias y demás diálogos en los que planteo su posición y dio a conocer al mundo, sin temor alguno, la realidad que afrontaba no solo Chile, sino toda Latinoamérica y lo que el proponía para cambiar esta dramática pero real situación, con lo cual identificaremos los objetivos de su lucha; Después, analizaremos como llego a la presidencia en 1970, bajo qué partido o coalición, y con qué plan de gobierno. En este punto empezaremos a detallar la intervención de la Casa Blanca y la CIA en el proceso democrático y legítimo que se dio en Chile, dando como resultado la elección de Salvador Allende.
Siguiendo la cronología que lleva el ensayo, se quiere mostrar al lector como fue el gobierno de Allende -1970-1973-, todos los cambios y las reformas que se introdujeron, las vicisitudes que se dieron y la descarada intervención del imperialismo norteamericano y sus formas de expresión como lo son las multinacionales y la industria; Posterior a esto, dedicaremos un espacio importante al año de 1973, ya que en este año se implantaron las tensiones políticas y se presentaron hechos influyentes y determinantes que ayudaron a gestar el golpe de Estado del 11 de septiembre y por ende la muerte del prócer Salvador Allende.
Salvador Allende Gossens proveniente de una familia burguesa estudio medicina en la Universidad de Chile, donde comenzó a formar parte de movimientos de izquierda y aunque en su familia tenía ciertas tradiciones liberales, también tenía una tradición de militancia política y lucha social, la cual él heredo. En el contexto de la gran depresión y la crisis del capitalismo, los jóvenes como Allende tenia amplio margen para navegar en la creciente ola de ideologías socialistas provenientes de Europa y como lo menciona Alejandro Witker, en su libro sobre Salvador Allende, “Los jóvenes se interesaban decididamente por la cuestión social y se acercaban al mundo de los trabajadores, fascinados devoraban los libros de Marx y Lenin” (WITKER, 1980, p. 4).
Desde pequeño su criterio y su pensamiento se vieron influenciados por un viejo zapatero anarquista Italiano, en la forma como Allende describe: “Me enseñó a jugar ajedrez, me hablaba de cosas de la vida, me prestaba libros. Sus comentarios eran importantes porque yo no tenía una vocación profunda de lecturas y él me simplificaba los problemas, con esa sencillez y esa claridad que tienen los hombres que han asimilado bien las cosas” (VERDUGO, 2004, p. 13).
Allende empieza su militancia, participando de grupos estudiantiles de izquierda en su universidad, de hecho fue detenido dos veces por andar en protestas y por sus intervenciones revolucionarias. Logra salir de prisión para asistir al funeral de su padre donde se compromete a dedicar su vida a luchar por la justicia social –cosa que cumplió con méritos incluso entregando su vida por esta causa-. Cabe destacar que Allende, siguiendo también tradiciones familiares, se vincula a la masonería donde permanecerá, con poco apoyo, hasta su muerte.
En 1933 funda, junto con otros líderes y militantes socialistas, el Partido Socialista de Chile. Esté partido, afirmo sus raíces Latinoamericanas y no se alineó con la lll Internacional comunista, mostrando en parte la ideología propia del partido y de Allende, quien consideraba distintos todos los procesos revolucionarios analizando la realidad chilena sin desconocer el internacionalismo proletario. De ahí en adelante, fue elegido tres veces para cargos públicos, antes de alcanzar la presidencia; como diputado, como senador y como ministro de salud. También fue candidato a la presidencia en tres ocasiones, antes de 1970, en 1952 quedo de último lugar en la votación y en 1958 y 1964 obtuvo el segundo lugar; sin embargo, hay que mencionar que en las elecciones de 1958, Allende fue superado tan solo por 30 mil votos, los mismos que obtuvo un extraño candidato sin recorrido político que irrumpió en aquel escenario y que hasta hoy se duda si se trató de una primera intervención del gobierno de los Estados Unidos, “El cura de Catapilco que apareció súbitamente en la arena política con un discurso populista, para desaparecer después de las elecciones con la misma rapidez con la que se lo había catapultado” (VERDUGO, 2004, p. 24).
A pesar de las circunstancias adversas, él no se rendía, supo esperar con paciencia su momento y su oportunidad, oportunidad que llego gracias a la unión de los partidos y movimientos de izquierda, pero que se dio también, gracias a su persistencia y su entrega.
Hay que hacer un breve recuento de la situación que vivía chile y el contexto económico y social de su población para entender el pensamiento y la posición socialista de Allende. Durante la década de los 50´s y los 60´s, incluso desde mucho antes, Chile vivía situaciones paupérrimas de condiciones de vida, generadas por el desempleo que cada día aumentaba más; los pocos que conseguían un empleo tenían que conformarse a salarios, pésimos, recortados cada mes hasta quedar en casi nada; los latifundios se apropiaban de la tierra de los campesinos y los obligaban a producir para ellos, bajo remuneraciones, que en ocasiones, ni siquiera eran en monedas si no en alimentos para que miserablemente alimentaran a su familia. El problema más grave para Chile era el imperialismo y el capitalismo dueño de la mayoría de industrias y multinacionales mineras que explotaban indiscriminadamente el suelo y la tierra chilena, y aunque esto generaba millonarias ganancias, Chile recibía un porcentaje de ellas tan mínimo, que en todo aspecto Chile era dependiente de Estados Unidos –entendido como el país imperialista y al que pertenecen están grandes compañías- y por ello el pueblo padecía las consecuencias de la desigualdad y de este imperialismo que consumía sus recursos y su capital.
Allende entendía y comprendía la crítica situación de su país a la perfección, y en cada discurso que daba, hacía referencia a las problemáticas chilenas y a la necesidad de que el pueblo, a través del poder, cambie las estructuras políticas y económicas y se apropie de su riqueza para impulsar su desarrollo. “Nuestra herencia es una sociedad sacrificada por el desempleo, flagelo que lanza a la cesantía forzosa y a la marginalidad a masas crecientes de la ciudadanía (…) Nuestra herencia es economía herida por la inflación, que mes tras mes va recortando el mísero salarios de los trabajadores y reduciendo a casi nada (…) nuestra herencia es una sociedad dependiente, cuyas fuentes fundamentales de riqueza fueron enajenadas por los aliados internos de grandes empresas internacionales. Dependencia económica, tecnológica, cultural y política” (WITKER, 1980, p. 113-114).
Para Allende era injusto y a la vez irónico que un país que posea tanta riqueza en cuanto a recursos, a materias primas, a minerales, sea tan pobre teniendo en cuenta que estos recursos representan una ganancia lo suficientemente grande como para generar cambio en las condiciones de vida del pueblo chileno. Además, aunque en la tierra de Chile, haya tanta capacidad de riqueza, esta no se ve representado ni en alimentos, ni en educación y mucho menos en salud. El pueblo chileno vende barato su tierra y sus recursos y compra caro, tan caro que hay un déficit de alimentación durante esta época, y donde, en forma desigual, solo los de clase privilegiada y burguesa –solo la minoría- tiene derecho a una buena alimentación cuando niños, lo cual para Allende es parte fundamental en el proceso de aprendizaje de los niños, ya que alguien que no recibe buena alimentación a sus primeros años de vida no tendrá las mismas oportunidades intelectuales, si se quiere, que unos pocos, como las elites capitalistas, que se alimentan bien.
Si aquí hay que identificar unos culpables de la crisis chilena –si es que se le puede denominar así- es el imperialismo norteamericano y sus poderosas industrias que se dedican a extraer los recursos de Latinoamérica, pagando por este derecho mucho menos de lo que debería; mientras que ellos exportan y venden caro los productos, a Chile no le corresponde nada, solo migajas: “Este es el drama del subdesarrollo y de los países que todavía no hemos sabido hacer valer nuestros derechos y defender mediante una vigorosa acción colectiva, el precio de las materias primas y los productos básicos, así como hacer frente a las amenazas y las agresiones del neoimperialismo. Somos países potencialmente ricos, y vivimos en la pobreza” (WITKER, 1980, p. 199).
Dentro del pensamiento de Allende cabe destacar que siempre creyó que Chile, debido a la flexibilidad y a la solides de las instituciones políticas se podía llevar a cabo una revolución no por la vía cubana, ni la vía rusa, ni de ninguna forma como se haya hecho antes, la revolución, en Chile, hay que hacerla a la chilena. Cada proceso revolucionario es distinto porque debe adaptarse a las necesidades específicas de cada pueblo y a la realidad económica y social de cada país, por ende, cada
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