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Segunda parte: La edad de oro Capítulo 8 La guerra fría


Enviado por   •  26 de Mayo de 2023  •  Apuntes  •  10.777 Palabras (44 Páginas)  •  30 Visitas

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SEGUNDA PARTE: LA EDAD DE ORO CAPÍTULO 8  LA GUERRA FRÍA  Los cuarenta y cinco años transcurridos entre la explosión de la bombas atómicas al fin de la II Guerra Mundial (1945) en Japón, y el fin de la URSS no constituyen un período homogéneo de historia universal. Sin embargo, la historia del período en su conjunto, siguió un patrón único marcado por la peculiar situación internacional que lo determinó, hasta la caída de la URSS: el enfrentamiento constante de las dos superpotencias surgidas como corolario de la II Guerra Mundial, que se denominó "guerra fría". La guerra fría entre la URSS y EE.UU. y sus respectivos aliados amenazaban a la humanidad con un holocausto nuclear. La singularidad de la guerra fría estribaba en que, objetivamente, no había ningún peligro de guerra mundial. Los gobiernos de ambas superpotencias aceptaron el reparto global de fuerzas establecido al final de la Segunda Guerra Mundial, lo que suponía un equilibrio de poderes desigual pero indiscutido: la URSS dominaba o ejercía influencia 

en la zona ocupada por el ejército rojo y las fuerzas armadas comunistas al final de la guerra; los EE.UU. dominaban el resto del mundo capitalista. En Europa las lí- neas de demarcación se habían trazado en 1943-1945. Esta serie de acuerdos deja- ron sentada la división de la Alemania derrotada, de acuerdo con las líneas de ocupación del Este y del Oeste. La URSS debió aceptar  Berlín del Oeste como en- clave occidental. En Japón, otro país derrotado en la Segunda Guerra, los EE.UU. establecieron una ocupación unilateral. El problema era que ya resultaba inminente el fin de los antiguos imperios coloniales. En el Asia descolonizada, ambas superpotencias siguieron compitiendo en busca de apoyo e influencia durante toda la guerra fría. Sin embargo, fue quedando claro que la mayoría de los nuevos estados poscoloniales, por escasas que fueran sus simpatías con EE.UU., eran anticomunistas en su política interna y "no alineados” en lo internacional. Ambas superpotencias habían aceptado el reparto desigual del mundo, habían hecho los máximos esfuerzos por resolver las disputas sobre sus zonas de influencia sin llegar a un choque

abierto. La "coexistencia pacífica" entre ambas era posible. Así, durante la guerra de Corea de 1950 - 1953, en la que participó EE.UU., pero no la Unión Soviética, los norteamericanos sabían que unos 150 aviones chinos eran realidad aviones fabricados en la URSS piloteados por soviéticos. Pero, la información se mantuvo en secreto porque se dedujo que lo último que deseaba Moscú, era la guerra. Este acuerdo tácito de tratar a la guerra fría como una paz fría se mantuvo hasta los años setenta. La URSS sabía en 1953 que los llamamientos de EE.UU. para "hacer retroceder al comunismo” eran simple propaganda, ya que los norteamericanos ni pestañaron cuando los tanques soviéticos restablecieron el control comunista durante un importante levantamiento obrero en Alemania del Este. La guerra fría no era, en 1956, un enfrentamiento en el que las decisiones fundamentales las tomas en los gobiernos, sino la sorda rivalidad entre los servicios secretos. Es difícil saber si realmente en algún momento hubo peligro de guerra mundial. Es posible que el período más explosivo haya sido el comprendido entre la proclamación formal de la "doctrina Truman” en 1947 ("la política de EE.UU. tiene que ser apoyar a los pueblos libres que se resisten a ser subyugados por minorías o por presiones exteriores’’) y 1951, cuando el presidente de EE.UU. destituyó al general May Arthur (comandante en jefe durante la guerra de Corea), por llevar demasiado lejos sus ambiciones militares. Durante esta época, los EE.UU. temían la revolución en países no soviéticos de Eurasia. En tanto que la URSS se vio enfrentada con unos Estados Unidos que disfrutaban del monopolio del armamento nuclear, la solidez del bloque soviético empezaba a resquebrajarse debido a la ruptura de la Yugoslavia de Tito (1948). Una vez que la URSS se hizo de armas nuclea- res, ambas superpotencias se sirvieron de la amenaza nuclear, sin tener intención de cumplirla, en algunas acciones: EE.UU., para acelerar las negociaciones de paz en Corea y Vietnam (1953, 1954); la URSS, para obligar a Gran Bretaña y a Francia a retirarse de Suez en 1956. II La guerra fría se basaba en la creencia occidental, absurda desde el presente pero lógica desde aquel momento, de que la era de las catástrofes no se había acabado;que el futuro del capitalismo mundial y de la sociedad liberal no estaba garantizado. De hecho, los planes del gobierno norteamericano para la posguerra se dirigían mucho más a evitar otra Gran Depresión que a evitar otra guerra. Al ter- minar la guerra los países beligerantes, con la excepción de EE.UU., eran mundos en ruinas, habitados (según EE.UU.) por poblaciones hambrientas, y quizá radicalizadas. Además el sistema internacional de antes de la guerra se había hundido, dejando a EE.UU. frente a una Unión Soviética enormemente fortalecida, que ocupaba amplias extensiones de Europa. Por otra parte, los comunistas, que después de la guerra aparecieron en todas partes con más fuerza que en cualquier período anterior y, a veces, como los partidos mayores en sus respectivos países. En esas circunstancias no es sorprendente que la alianza entre las potencias capitalista y socialista se rompiera. Sin embargo, era claro que la URSS no era expansionista; allí donde la URSS controlaba regímenes y movimientos satélites, éstos tenían el compromiso de no construir estados según el modelo de la URSS, sino economías mixtas con democracias parlamentarias pluripartidistas, muy diferentes a la dictadura del proletariado. Los planificadores soviéticos no creían que el capitalismo se encontrara en crisis al término de la II Guerra Mundial, sino que seguiría por mucho tiempo bajo la égida de EE.UU. Sin embargo, la política de entrenamiento entre ambos bandos surgió de su propia situación. La URSS, consciente de lo precario de su posición, se enfrentaba  a la potencia mundial de EE.UU. Los norteamericanos tenían la fuerza de su lado; la URSS no. Washington no estaba dispuesto a renunciar a nada sino a cambio de concesiones; pero Moscú no podía permitirse eso, ni siquiera a cambio de la ayuda económica que necesitaba y que, en cualquier caso, los norteamericanos no querían concederle. En síntesis, mientras que EE.UU. les preocupaba el peligro de una hipotética supremacía mundial de la URSS en el futuro, a Moscú le preocupaba la hegemonía real de EE.UU. en el presente sobre todas las áreas no ocupadas por el ejército rojo. Pero, es política de mutua intransigencia permanente no implica un riego cotidiano de guerra. Sin embargo, había dos elementos que con- tribuyeron a desplazar el enfrentamiento del ámbito de la razón al de las emociones. Como la URSS, los EE.UU. eran una potencia que representaba una ideología considerada por muchos norteamericanos como modelo para el mundo. A diferencia de la URSS, los EE.UU. eran una democracia. Y es que el gobierno soviético no tenía que preocuparse por ganarse los votos, al contrario del gobierno norteamericano. Para conseguir ambos objetivos, el anticomunismo apocalíptico resultaba provechoso. Al mismo tiempo, la exigencia esquizoide por parte de los políticos necesitados de votos de instrumentar una política que hiciera retroceder la "agresión comunista” y, a la vez, ahorrase dinero y perturbar lo menos posible la tranquilidad de los norteamericanos; comprometió a EE.UU. no sólo a una estrategia de bombas atómicas en lugar e tropas, sino a la tremenda estrategia de las "represalias masivas” anunciada en 1954. Al agresor en potencia había que amenazarlo con armas atómicas. Así, ambos bandos se vieron envueltos en una carrera armamentista que llevaba a la destrucción mutua. Los complejos militar - industriales contaron con el apoyo de sus respectivos gobiernos para usar su superávit para atraerse y armar aliados y satélites, y para hacerse con lucrativos mercados para la exportación, al tiempo que se guardaban para si las armas más modernas, como las armas atómicas. ¿Quién fue el culpable de la guerra fría? Se podría decir que fue el temor mutuo surgido del enfrentamiento hasta que los dos bandos empezaron a movilizarse bajo banderas opuestas. Esto es verdad, pero no es la verdad completa. Explica la partición de Alemania en Oeste y Este; el fracaso de los anticomunistas occidentales a la hora de evitar verse envueltos en la alianza militar dominada por EE.UU.; y el fracaso de quienes, en el lado oriental de la divisoria, evitaban la total subordinación de Moscú. Pero esto,  no explica el tono apocalíptico de la guerra fría, lo cual venía de EE.UU. Todos los gobiernos de Europa occidental se declararon anticomunistas, decididos a protegerse de un posible ataque militar soviético. Y, sin embargo, la "conspiración comunista mundial" nunca fue parte importante de la política in- terna de ninguno de estos países. Sólo en EE.UU., se eligieron presidentes para ir en contra del comunismo que, en términos de política interna, eran insignificantes. La cuestión no era la amenaza teórica de dominación mundial comunista, sin mantenimiento de la supremacía real de los EE.UU. III Las armas atómicas no se usaron, pese a que las potencias nucleares participaron en tres guerras (aunque sin llegar a enfrentarse). Sobresaltados por la victoria comunista en China, EE.UU. y sus aliados intervinieron en Corea en 1950, para evi- tar que los comunistas se expandan desde el norte hacia el sur. Como resultado, fueron las negociaciones que dividieron a Corea en un norte comunista, y un Sur occidental y capitalista. Volvieron a hacer lo mismo en Vietnam, y perdieron. La URSS se retiró en 1988 de Afganistán, donde había luchado contra las guerrillas anticomunistas apoyadas por EE.UU. La amenaza de guerra nuclear generó movimientos pacifistas internacionales. Las consecuencias políticas de la guerra fría más importante fue la polarización del mundo dominado por las superpotencias en dos "bandos". Los gobiernos de unidad nacional antifascista que había dirigido a Europa hasta el final de la guerra se escindieron en regímenes pro y anticomunistas homogéneos en 1947 -1948. EE.UU. tenía prevista una invasión militar en Italia, en caso de que los comunistas ganen las elecciones en 1948. La URSS siguió el mismo camino eliminando a los no comunistas de las "democracias populares" pluripartidistas. Se creó en "Cominform” u Oficina de Información Comunista, para hacer frente a EE.UU., pero ésta se disolvió en 1956. La dominación soviética quedó firmemente establecida en toda Europa oriental, excepto Finlandia. Por otra parte, Stalin intentó en vano imponer su dominio en la Yugoslavia de Tito, que rompió con Moscú en 1948, sin unirse al otro bando. La política del bloque comunista fue a partir de entonces, monolítica. La política de los países europeos aliados a EE.UU. fue menos uniforme. Sin embargo, EE.UU. en dos de los países derrotados en la II Guerra Mundial favoreció la creación de un partido único de gobierno. En Japón impulsaron la creación del Partido Demócrata Liberal (1955), y en Italia, al insistir en la exclusión total del poder del Partido Comunista, entregaron el país a la Democracia Cristiana. Las consecuencias para ambos países fueron las estabilización de los comunistas como principal fuerza opositora (en Japón los socialistas), y la instalación de regímenes de corrupción

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