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Sociedad

aibulExamen30 de Octubre de 2012

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A través de la historia de la humanidad y gracias a las diferencias biológicas del hombre y la mujer, se fueron desarrollando diferentes roles en acorde a las ideologías y a las necesidades de la raza humana. En la era neolítica, el ser humano estaba regido en un matriarcado; esto, debido a que el hombre era considerado infértil, y los hijos se consideraban propiamente de las mujeres. La mujer era quien decidía sobre sus hijos teniendo el poder absoluto. Más adelante, al aparecer la agricultura y el sedentarismo, el hombre descubre su papel en la sociedad, tomando su propio valor.

En aquellos tiempos, muchos de los trabajos realizados, entre ellos la caza, eran de exclusiva masculina, por la fuerza requerida para tal trabajo. Las mujeres, se quedaban en los asentamientos, cuidando de la siembra y los animales. Con el transcurso del tiempo, el papel del hombre y la mujer fue variando. Probablemente, enfocados en la fuerza que requería la cacería e identificándola como el trabajo pesado, se creyó que el hombre era el más capaz para el trabajo.

Históricamente el rol del hombre fue proveer a su mujer y a su familia de un sustento, ganado “con el sudor de su frente” según el relato bíblico. El hombre era el “jefe” de la familia y lideraba su rumbo; la mujer y la familia lo seguían. Las parejas eran, en cierto sentido, como un equipo, en el que el hombre aportaba el ingreso y la seguridad y la mujer hacía las “tareas del hogar” y era el soporte de su marido.

Una de las características que contribuyó a establecer estos roles era el físico. La mayor fuerza del hombre respecto de la mujer era una diferencia fundamental en una sociedad donde la supervivencia dependía del esfuerzo físico. Otra fue la, llamémosla, “racionalidad práctica”: aquella forma de pensar fría y objetiva, centrada y enfocada en la eficiencia, en oposición al pensamiento femenino más “disperso” y emocional. De esta manera, la mujer tenía en la sociedad tradicional un rol importante pero “secundario”: como ilustra la famosa frase “detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer”.

La agenda de género ha señalado tradicionalmente el desconocimiento de los derechos femeninos al igual que los roles previamente definidos para ambos, como la causa y efecto de dicha desigualdad. Estos roles se pueden identificar con facilidad a lo largo de la historia humana. De la actividad y presencia del hombre y la mujer se derivan los desequilibrios en la creación cultural y las limitaciones impuestas a las mujeres al haber estado confinadas solo al ámbito doméstico, sin la oportunidad de desplegar sus talentos y habilidades naturales como los hicieron los hombres.

Pero es igualmente importante conocer las razones que impusieron dichos roles y que al paso del tiempo llegaron a presentarse como “razones biológicamente naturales” y no como ideas puramente “convenientes” y “socialmente construidas” según las características de cada sociedad y como una consecuencia de las mismas.

La “crisis” de roles de el mujer-hombre no es nueva. Estos procesos de cambio son constantes, pasando por la concepción de la familia, el matriarcado, los patriarcados, como también la integración de hogares con diferentes patrones a los establecidos por el concepto de familia como también el inicio de los movimientos machistas y feministas. En la antigüedad toda la situación de padre y madre era muy diferente. El matriarcado primitivo tuvo su en la mayoría de lugares del planeta final cuando se origino la agricultura.

Los hombres vieron su potencial y valor y se sublevaron llevando así al final el sistema matriarcal para darle paso al patriarcal. En épocas pasadas, las mujeres eran educadas para casarse, tener hijos y atender un hogar; eran escasas las familias que mandaban a sus hijas a la universidad u otro tipo de actividad que implicara el peligro de desatender su hogar. Actualmente muchas situaciones (económico, maltrato, abandono, entre otros) han empujado a la mujer a tomar protagonismo masivo en el mercado laboral, en tareas fuera de casa y sin vuelta atrás, poco a poco ha entregado en manos ajenas la edificación de su familia. La vida de la mujer actual está atravesando una etapa de transición donde se ve en la difícil tarea de llevar un trabajo a lo máximo y tratar de atender a los suyos, situación que suele provocarle un estado de stress difícil de sobrellevar.

“No se trata de defender la causa de la mujer contra el hombre sino de la insistente reivindicación de la mujer para tener derecho a hablar, porque el mundo necesita oír su voz” (Cooper, 1982). En el siglo XX, en los años 70 comenzó un interés por el análisis y la comprensión de lo que sucedió y sucedía en la vida de las mujeres, de ahí comenzó a comprenderse el valor de sus logros y sus capacidades. El movimiento femenino hizo oídos para escuchar a la mujer.

La identidad de hombres y mujeres la definió históricamente el tipo de sociedad donde se fue delineando en base a creencias y conveniencias. Hoy podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que en el pasado existieron sociedades matriarcales surgidas de la adoración de divinidades maternales y por la filiación matrilineal (camino heredado por vía materna), pero igual debemos reconocer que aún en este tipo de comunidades, se consideraba importante garantizar la paternidad, lo que presuponía (ya desde entonces) el control de la sexualidad de la mujer. Y es en este aspecto donde estriba la principal razón de las limitaciones sociales para las mujeres antes y durante distintas épocas, hasta el día de hoy. Veamos los principales tipos de organizaciones sociales y el lugar que se daba a la mujer en ellos:

Sociedades Tribales:

Desde este inicio, la mujer era recibida en la familia de su pareja y su posición dentro de la sociedad dependía de la posición de la familia política. Ya desde entonces, las estructuras sociales se expresaban en términos de diferencias sexuales. En esa etapa de la historia, el cosmos fue mitificado siguiendo el mismo esquema: el cielo era masculino, la tierra era femenina. La tierra era fértil pero el cielo la regaba con su lluvia (EL y ELLA).

Sociedad Piramidal:

Este sistema aparece después de la invención de la escritura y una vez que las ciudades como tal, habían sido concebidas. En esta sociedad se presentan ya las jerarquías sociales de forma ordenada como una pirámide. La sociedad piramidal se caracteriza por grandes diferencias en donde las desigualdades eran sumamente marcadas y la mujer no tenía derechos. Su función era solamente en el ámbito privado, con marcada diferencia a la actividad del hombre. Esto perduró hasta la revolución industrial en donde el orden social sufrió un cambio vertiginoso; aunque la mujer continúa sin avanzar.

Sociedad Diferenciada:

Se establece una diferenciación funcional de acuerdo al oficio de las personas: justicia, administración, educación, economía. Es un primer paso que comienza a dibujar lo que vendía después en la sociedad moderna. Igualmente las mujeres no son sujetas de educación ni pueden ejercer dichos trabajos u oficios como lo hacen los hombres. La mujer tiene como opción el casarse o ser mantenida por el padre o el hermano o algún pariente.

La historia nos habla de mujeres poderosas, que aún y si poseer derechos, tuvieron grandes influenciad en su entorno. La estructura familiar continua siendo tradicional y de igual forma se juzga con gran severidad la vida de la mujer casada. En las sociedades anteriores, el matrimonio no tenía como requisito el enamoramiento de la pareja sino únicamente la procreación que construía una familia y perpetuaba el nombre familiar, como un contrato puramente mercantil.

Sociedad Moderna:

Se comienza a considerar los sentimientos entre la pareja y los hijos. Por muchos años no se fomentaba el apego entre parientes por varias razones, principalmente por los altísimos niveles de mortalidad entre niños principalmente. Los sentimientos siempre han dependido de los contextos y son aprendidos culturalmente. Esto ocurre principalmente a finales del siglo XVIII cuando tuvo lugar un denominado “movimiento sentimental”

Edad Antigua:

El rol de la Mujer: Dedicadas históricamente a las tareas de mantenimiento, preparación del alimento, preservación de adecuadas condiciones de higiene y salud, cuidado de los miembros del grupo y socialización de individuos infantiles. La vinculación de las mujeres con las crías humanas que requieren una atención constante al menos durante los primeros años de vida fue determinante en sus funciones de mantenimiento. La alimentación de los individuos infantiles mediante la lactancia era un recurso fundamental y esto no significó relegarla a una condición de desigualdad o subordinación.

Muchas imágenes del pasado las muestran plenamente integradas en cuestiones rituales y religiosas. No existen datos que lleven a pensar que las mujeres no cazaban o que no intervinieron en determinadas producciones, como la de piedra tallada o la metalurgia. Los ajuares funerarios enfatizan más las diferencias en estatus social y en la realización de determinados trabajos, que en la existencia de desigualdades entre mujeres y hombres.

El rol del Hombre: En esta edad por la costumbre del lenguaje se llama los orígenes del hombre. Pero debo decir

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