Tlatelolco INTRODUCCIÓN
Gibrandon25Tesina10 de Noviembre de 2015
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[pic 1]Brandon Gibran Ceron Flores
Grupo: 103
Fecha: 09/septiembre/2015
“LA MATANZA DE TLATELOLCO”.
INTRODUCCIÓN
“Estoy orgulloso del año de 1968, porque me permitió salvar al país” palabras del expresidente Gustavo Díaz Ordaz, al ser cuestionado por el año en que sucedió una de las tragedias que han marcado con sangre la historia de nuestro país, aquel año 1968, cuando el pueblo de México volvía a levantar la voz gracias a un movimiento encabezado por jóvenes estudiantes que su mayor sueño era darle un mejor futuro al país, mejores oportunidades, mejores vidas, un sueño que muchos no pudieron vivir, 2 de octubre de 1968 es la fecha exacta en la que los gritos de justicia se convirtieron en gritos de desesperación, y en la que parte de esos gritos no volvieron a decir una sola frase más.
Esta breve pero significativa investigación trata de resolver ciertas dudas, ¿Por qué?, esa es la pregunta más frecuente, aquí trataremos de ver 4 aspectos que influyeron en aquel trágico incidente, político, económico, social y jurídico, y de esta manera saber cuáles fueron las principales razones por las que se dio este trágico pasaje en la historia de México.
Pues bien si este momento marco un pasaje oscuro en nuestra historia también dejo enseñanzas para generaciones futuras, así mismo espero que esta información pueda aclarar un poco el panorama que se vivía en aquella época, ya que la vida en año de 1968 era muy distinta a la que se vive el día de hoy.
POLITICO
Gustavo Díaz Ordaz, hijo de una familia de clase media, realizó sus primeros estudios en tierras oaxaqueñas y años más tarde cursó el bachillerato en Guadalajara, para finalmente, en la ciudad de Puebla, realizar estudios en la Facultad de Derecho, graduándose como abogado en 1937.
Ejerció como juez en Temachalco, Puebla, fue funcionario de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, presidente supremo del Tribunal de Justicia, diputado federal y senador por Puebla.
Durante el gobierno de Adolfo López Mateos fue nombrado secretario de Gobernación y en 1963 postulado candidato a la presidencia de la República Mexicana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El primero de diciembre de 1964 el Congreso de la Unión lo declaró presidente electo para el periodo 1964- 1970.
En su gobierno se dio especial impulso a la educación, creando 50 mil aulas, además talleres, laboratorios y escuelas rurales. Se aceleró el programa agrario integrar, entregando a los campesinos cuatro millones de hectáreas. Continuó el proceso de industrialización del país y las obras de irrigación, construyéndose la presa La Amistad. Se intensificó el desarrollo de la red carretera y aumentaron los servicios telefónicos.
En el Distrito Federal se inició la construcción del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano (Metro) y la ciudad de México fue sede de la XIX Olimpíada la única hasta ahora organizada por un país latinoamericano.
Durante el sexenio 1964- 1970 se enfrentaron agraves problemas, como el conflicto interno del PRI que trajo consigo la indiferencia y abstencionismo en posteriores elecciones, a pesar de que se otorgó la mayoría de edad a los 18 años ya que antes era a los 21. Hubo rebeliones campesina en Guerrero y también en 198 sucedió la más violenta manifestación estudiantil en la historia del país, cuando miles de estudiantes fueron reprimidos por la fuerza pública, dejando un ingrato recuerdo.
En lo internacional, culminó la entrega de El Chamiza a México, un terreno apropiado por los norteamericanos al desviarse el cauce del río Bravo.[1]
Cuando Gustavo Díaz Ordaz toma la presidencia en el año de 1964 y desde el primer momento se hizo sentir lo que iba a ser su forma de gobernar, sería un gobierno fuerte, represivo y castrante. Obligo a todos sus colaboradores a obedecer sus órdenes como si fueran mandatos divinos, su gobierno se parecía más a una monarquía que a una república. Todas sus propuestas de ley eran aceptas sin cuestionamientos, es decir, su palabra era ley.
El gobierno de Díaz Ordaz sigue implementando la política estabilizadora y como consecuencia proporciona todos los medios necesarios para que la industria nacional y extranjera siguiera en aumento como créditos, eliminación de impuestos y la aplicación de formas de control político para la clase trabajadora. Este control desemboco en un autoritarismo unido a los pocos espacios de participación que el gobierno ofrecía a la sociedad. Jamás permitió la más pequeña revuelta, ya fuera estudiantil u obrera. Sin embargo este sexenio se caracterizó por conflictos sociopolíticos, no de la clase obrera, sino de la clase media o profesionales, a los cuales, se les había negado la posibilidad de participar en instituciones del gobierno. Como la huelga de maestros y ferrocarrileros donde a todos los líderes conflictivos los despidieron. También los médicos del hospital 20 de Noviembre que efectuaron una huelga fueron despedidos.
La postura estricta del presidente fue creando un ambiente de descontento entre los estudiantes, los cuales, anhelaban tener libertad para expresarse, pero este anhelo quedo solo en un sueño. A pesar de eso se generaron brotes de insurrección estudiantil entre 1965 y 1967 dentro de las escuelas, pero cuando se manifestaron en la calle la fuerza de la ley calló sobre ellos al grado de tener enfrentamientos con la policía, uno de los cuales concluyo con la muerte de un estudiante por lo que dio comienzo al movimiento estudiantil.
La postura autoritaria del presidente Díaz Ordaz aparece en un ambiente de estabilidad y crecimiento económico nacional por lo que busco que nada interrumpiera este proceso. Y comenzó quitando el derecho a la huelga y estableció un estándar fijo para los salarios. Esta postura es la causa de una serie de protestas que la clase media de la sociedad llevó acabo.
De manera que podemos decir que la búsqueda de control en todos los ámbitos y, sobre todo, la forma de implementarlo es la manifestación más clara de su mano dura al extremo de usar las armas a través del ejército con fin de someter a las masas subversivas. Se puede decir que ese autoritarismo desemboco en un despotismo que es un autoridad única que esta sobre las leyes o por sobre la Constitución o puede ser también el uso excesivo del poder o de la fuerza sobre las personas. Dicha postura se manifestó también en la poca existencia de espacios que el gobierno ofrecía que pudieran servir como medios de diálogo y decisión entre el gobierno y la sociedad.[2]
El Sexenio de Gustavo Díaz Ordaz significó un antes y un después en la historia mexicana contemporánea. A pesar del milagro económico durante su mandato, las ansias democratizadoras del pueblo aumentaban, sobretodo en la cada vez más numerosas clase media. La represión de cualquier manifestación contraria al régimen por la policía y el ejército pasó a ser algo habitual y Díaz Ordaz no dudó en calificar a cualquier grupo reivindicativo, como: “contrarrevolucionarios y antidemocráticos”.
La represión del régimen ante cualquier manifestación y los continuos impedimentos a la construcción de la democracia fue algo que contribuyó al desgaste del sistema, sumado a la corrupción que desde muchos años atrás convivía con la sociedad mexicana. Mucha gente pensaba que el sistema ya no daba más de sí. El sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue una muestra de esto, lo que llevó a una de las épocas más oscuras de la historia mexicana y que los siguientes presidentes intentaron cambiar aunque tal como se vio fueron miembros del mismo sistema inmovilista.[3]
ECONÓMICO
Durante el gobierno de Díaz Ordaz se manejó un modelo económico desarrollador estabilizador, este esquema económico como su nombre lo dice busca conservar la estabilidad económica, política y social. Tiene como objetivo principal, en lo económico, evitar el aumento de los precios de los productos básicos a través del mantenimiento de las tazas de interés en los bancos y el equilibrio del peso con el dólar para evitar que se afecte el salario de los trabajadores y con ello la vida de los mexicanos. Durante su gestión aumenta de manera considerable la producción, el gasto del gobierno es menor, lo que permite el ahorro interno orientado al mercado nacional y de esta manera dar un impulso a la inversión del sector industrial. Con esto se vieron a generar cambios importantes favoreciendo a la industria y afectando al campo y al área de servicios. Esto mismo se vio reflejado en el hecho de que la mano de obra agrícola se fue hacia la industria y los servicios, provocando el empobrecimiento de las clases bajas y el enriquecimiento de la clase media. Este desequilibrio interno cuestionaba las bases mismas del proyecto estabilizador así como la dependencia del país con respecto de E. U. y otras naciones.
En medio de los logros aparentes del “desarrollo estabilizador” aparecen una serie de problemas que ponen en riesgo la continuidad del proyecto: Como por ejemplo el desempleo, el cual, estaba creciendo a causa de la explosión demográfica, el crecimiento de las ciudades y la participación de la mujer en el trabajo. Podemos mencionar también la exigencia por más tierras y las promesas sin resultados respecto a la reforma agraria, el incremento de las diferencias entre ricos y pobres, el empuje de las voces que piden salarios más altos, los cuales, ya no se podían conseguir con marchas o manifestaciones, en endeudamiento que se venía arrastrando desde sexenios anteriores y que muestra la dependencia del capital externo, el debilitamiento de ingresos para el gobierno con fines de apoyo a la sociedad, y la inconformidad social tanto de los pueblos como de las ciudades.
De entre todos estos aspectos sobresale el creciente desempleo y la pobreza.[4]
Además uno de los eventos deportivos más importantes a nivel mundial como lo son los Juegos Olímpico tenía como sede la ciudad de México, pero para poder financiar este evento nació un impuesto un año antes (1962) de la candidatura de México (1963) para ser cede de las olimpiadas.
La tenencia fue pagada por primera vez en 1962, por mandato del presidente Adolfo López Mateos, con un año de anticipación a que México formalizara su candidatura como aspirante a ser país anfitrión de los juegos de la 19 Olimpiada, ante el Comité Olímpico Internacional (COI).
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