Tulio Halperin Resumen Cap 1
javieronga17 de Mayo de 2015
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Tulio Halperin Donghi - Historia contemporánea de América Latina1
Capítulo I: el legado colonial
Todavía a principios del SXIX seguían siendo visibles en Iberoamerica las huellas
del proceso de conquista.
En el SXVIII lo que había movido a los conquistadores era la búsqueda de metal
precioso. Si hasta 1520 el núcleo de la colonización española estuvo en las Antillas, las
dos décadas siguientes fueron de conquista de las zonas continentales de meseta, donde
iba a estar por dos siglos y medio el corazón del imperio español, desde México hasta el
Alto Perú.
Sin duda las Antillas y hasta mediados el SXVIII el entero frente atlántico son el
flanco débil de ese imperio organizado en torno a la minería andina desde Jamaica hasta
colonia de Sacramento en el Río de la Plata, el dominio español ha retrocedido en más
de un punto ante la presión de sus rivales. Aún así el imperio llega casi intacto hasta
1810.
El sistema colonial tan capaz de sobrevivir s sus debilidades tenía el fin principal de
obtener la mayor cantidad posible de metálico con el menor desembolso de recursos
metropolitanos. A más de la porción extraía por la Corona por vía de impuesto, era
necesario orientarla hacia la metrópoli, mediante el intercambio comercial. Las
consecuencias de este intercambio comercial para la economía hispanoamericana eran
múltiples y tanto más violentas cuanto más las favoreciesen los datos de la geografía. La
primera de ellas era la supremacía económica de los emisarios locales de la economía
metropolitana: el fisco y los comerciantes que aseguraban el vínculo con la Península.
La segunda era el mantenimiento casi total de los demás sectores de la economía
colonial al margen de la circulación monetaria.
Lo que hizo del are a de las mesetas y montañas de México a Potosí el núcleo de
Indias españolas no fue solo su riqueza minera, sino también la presencia de
poblaciones indígenas, a la que su organización anterior a la conquista había utilizables
para la economía surgida en esta.
Para la minería, pero también para las actividades artesanales y agrícolas. Hacia esta
última se orientan predominantemente los conquistadores y sus herederos, primero
como encomenderos a quienes un lote de indios ha sido otorgado para percibir de ellos
tributo que de todos modos los vasallos indígenas deben a la corona; luego como
dueños de tierras recibidas de mercedes reales. La situación de los nuevos señores de la
tierra no ha sido ganada sin lucha, primero abierta y luego más discreta contra las
exigencias de la corona y de los sectores mineros y mercantiles que contaban en
principio con su apoyo: a medida que el derrumbe de la población indígena se
aceleraba, la defensa de la mano de obra se hacía más urgente, la mita había ganado
antipatía entre los señores de territorios y administradores laicos y eclesiásticos de las
zonas en que los mitayos debían ser reclutados.
1 Capìtulo 1: sobre Misiones y Paraguay esta en la Pág 42
estructura de la administracion hispanoamericana (cabildos, virreyes,etc.) 56-58
población del Brasil 69-70
demografía brasilera 73-74
Capítulo 2: Alto Peru y Quito 92-93
Moreno vs Funes 101-102
Chile, Venexuela, Nueva Granda y su proceso de independencia 104-108
biografia de San Martin y Bolivar 116-130 (esta que hizo cada uno en los países tb)
México (Hidalgo y Morelos) 131-135
Capitania de Guatemala 135
Los señores de la tierra tenían así un amplio predominio sobre amplias zonas de la
sociedad colonial; no habían conquistado situación igualmente predominante en la
economía hispanoamericana globalmente considerada.
La catástrofe demográfica del XSVII provocará transformaciones en el sector
agrario: reemplazo de la agricultura por la ganadería del ovino, respuesta elaborada
desde el México hasta el Tucumán a la disminución de la población trabajadora;
reemplazo parcial de la comunidad agraria indígena, de la que el sector español se limita
a extraer una renta señorial en frutos y trabajo, por la hacienda, unidad de explotación
del suelo dirigida por españoles. Este último cambio, es muy incompleto; de intensidad
y de formas jurídicas variables según las comarcas, de algunas estuvo totalmente
ausente. A diferencia de la comunidad indígena, a la que la conquista a impuesto un
nuevo señor, la hacienda es una organización orientada hacia consumidores ajenos a
ella.Su triunfo es entonces limitado; se da con mayor pureza allí donde el contacto más
directo con la economía metropolitana, gracias al cual los sectores mercantiles y
mineros defienden mejor su parte del producto de la actividad económica. Esa es sin
duda la causa del ritmo relativamente más acelerado que el proceso tuvo un México,
que pese al papel secundario que al principio le cupo dentro de la producción minera
hispanoamericana alcanzó, desde muy pronto, una situación relativamente privilegiada
en sus relaciones económicas con la metrópoli.
Dentro del orden económico colonial la explotación agrícola forma una suerte de
segunda zona, dependiente de la mercantil y la miera, pero a la vez capaz de desarrollos
propios bajo el signo de una economía de autoconsumo que elabora sus propios y
desconcertantes signos de riqueza.
La función del sector agrícola es, dentro del orden colonial, proporcionar fuerza de
trabajo, alimentos, tejidos y animales de carga a bajo precio para ciudades y minas.
Esa combinación de intereses privados y presiones oficiales tienen acaso su
expresión más típica en la institución del repartimiento de efectos: los corregidores, los
funcionarios ubicados por la corona al frente de enteros distritos, ofrecían esos
productos al trueque de las poblaciones indígenas sometidas a su mando. Las quejas
sobre las muchas cosas inútiles que se obliga a comprar a los indios se hacen cada vez
más ruidosas a lo largo del SXVIII.
El pacto colonial, laboriosamente madurado en los SXVI y SXVII, comienza a
transformarse en el SXVIII. Influye en ello la decisión por parte de la metrópoli de
asumir un nuevo papel frente a la economía colonial, cuya expresión legal son las
reformas del sistema comercial introducidas en 1778-82, que establecen el comercio
libre entre la península y las Indias.
Las reformas implican: por una parte la admisión de que el tesoro metálico no era el
solo aporte posible de las colonias a la metrópoli; por otra el descubrimiento de las
posibilidades de las colonias como mercado consumidor. Una y otra innovación debían
afectar el delicado equilibrio interregional de las Indias españolas; los nuevos contactos
directos entre la metrópoli y las colonias hacen aparecer a aquella como rival de las que
entre estas habían surgido como núcleos secundarios del anterior sistema mercantil.
El contacto directo con la península comienza la fragmentación del área económica
Hispanoamericana en zonas de monocultivo que terminarán por estar mejor
comunicadas con su metrópoli ultramarina que con cualquier otra área vecina. Esa
fragmentación es a la larga políticamente peligrosa; si parece fortificar los vínculos
entre Hispanoamérica y su metrópoli, rompe los que en el pasado han unido entre sí a
las distintas comarcas de las Indias españolas.
La reforma comercial no los consolida y promueve esos cambios en la economía
indiana; se vincula además con otros que se dan en la metrópoli. Esa nueva oleada de
conquista mercantil que a lo largo del SXVIII es denunciada en todas partes como
afirmación del monopolio de Cádiz.
Junto con la hegemonía mercantil de la renaciente España septentrional se afirma
también su avance industrial, que las medidas proteccionistas incluidas en el nuevo
sistema comercial intentar fortalecer asegurándole facilidades en el mercado colonia. En
este sentido la reforma alcanza un éxito muy limitado: el despertar económico de la
España del setecientos no tiene vigor bastante para que la metrópoli pueda asumir
plenamente el papel de proveedora de productos industriales para su imperio.
Así los privilegios que el nuevo sistema comercial otorga a la metrópoli benefician
menos a su industria que a su comercio: el nuevo pacto colonial fracasa sustancialmente
porque mediante él España sólo logra transformarse en onerosa intermediaria entre sus
Indias y las nuevas metrópolis económicas de la Europa industrial.
De la Hispanoamérica marcada por las huellas contradictorias de tres siglos de
colonización, México era la región más poblada, la más rica, la más significativa para la
economía europea. Es la expansión de la plata del México septentrional la que sostiene
el crecimiento capitalino.
Ese México septentrional es menos indio que el centro meridional; ha sido más
tocado que este por la evolución que va desde la comunidad agraria indígena a la
hacienda, que parte porque en amplias zonas de él la hacienda ganadera se implantó
...