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Tupak Katari


Enviado por   •  13 de Enero de 2013  •  642 Palabras (3 Páginas)  •  521 Visitas

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LA MUERTE HORRIBLE DE TUPAJ KATARI

Tupaj Katari lanza esta profecía a sus verdugos, mientras le sentencian a muerte. El juez Díaz de Medina leía sus argumentos, en la que afirmaba unilateralmente la calidad y la naturaleza de los delitos de Julián Tupaj Katari como de “infame, eleve, traidor, sedicioso, asesino y hombre feroz o monstruo de la humanidad en sus inclinaciones y costumbres abominables y horribles”.

De esta manera se lo sentenciaba al líder Aymara y a su esposa, Bartolina Sisa, quienes cansados del maltrato a nuestros pueblos, sólo habían osado encabezar una rebelión como medio de protesta. El 13 de marzo de 1781 se adopto el “cerco” o sitio, hoy más conocido como piquete o bloqueo, durante 5 meses a la población de Choque yapu, hoy ciudad de La Paz – Bolivia, con unos 20.000 hermanos indígenas originarios.

Tupaj Katari al amanecer del 15 de noviembre de 1781 fue extraído del lugar de prisión con los pies engrillados, sus manos atadas a su cuello, y su cabeza coronado con un casquete de cuero con púas agudas que laceraban y hacían sangrar la cabeza del líder; fue atado a la cola de un caballo lerdo y arrastrarlo por las calles de la población y conducido a la plaza de Peñas, cerca de la ciudad de La Paz. Los chapetones, criollos y mestizos que asistían a la ejecución, rebelaban el regocijo, enemigos acérrimos de los indios que habían sufrido en el cerco a La Paz.

En los alrededores de la plaza había, mujeres, varones, niños, jóvenes y ancianos originarios traídos por la fuerza, desde las comunidades, para que asistiesen a la terrible muerte de su líder. Tupaj Katari, no obstante sus torturas físicas y morales, aunque el agotamiento en su organismo era visible. Sus ojos, negrísimos, vivaces y febriles, contemplaron los preliminares de su ejecución. Su mirada era severa y nada implorante.

Llegado al lugar de su suplicio, es obligado a arrodillarse para ser leído la sentencia de una manera espeluznante con la única finalidad de acabar y no permitir más concebir jamás la idea de un nuevo alzamiento. El líder ya de rodillas en el centro de la plaza de Peñas, se le corto la lengua, luego extendido de espaldas sobre el suelo, los verdugos aseguran anillas de cuero en las muñecas y los tobillos de Tupaj Katari, a los cuales ataron cuatro lazos de cuero tejido en sus extremos se ataron a cuatro briosos corceles. Los animales elegidos cuidadosamente ya que tenían presente la experiencia del suplicio de Tupaj Amaru en el Cuzco.

Los cuatro caballos vigorosos, corredores y sus respectivos jinetes ágiles y experimentados –gauchos de la pampa argentina-, los cuales a la señal del verdugo, picaron las espuelas a los animales y partieron al mismo tiempo en cuatro direcciones, el cuerpo del líder, del mallku se encuentra suspendido en el aire, los cuatro caballos no pueden,

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