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UNA EPOPEYA GLORIOSA DEL EJÉRCITO DE BOLIVIA EN LA GUERRA DEL PACÍFICO


Enviado por   •  19 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  2.032 Palabras (9 Páginas)  •  220 Visitas

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BATALLA DE CANCHAS BLANCAS

“UNA EPOPEYA GLORIOSA DEL EJÉRCITO DE BOLIVIA EN LA GUERRA DEL PACÍFICO”

INTRODUCCIÓN

La Batalla de “Canchas Blancas” dentro el episodio de la Guerra del Pacífico, constituye una de las epopeyas heroicas más importantes en la que el Ejército boliviano se impuso incuestionablemente sobre el invasor chileno. Esta Batalla se desarrolló entre el 27 de Octubre y el 12 de Noviembre de 1879 en el sur de Potosí, gesta heroica en la que tropas bolivianas detectaron la avanzada del Ejército chileno hacia el sur de nuestro territorio con intenciones de progresar hacia los departamentos de Potosí, Chuquisaca y con apoyo de suministros enviados de Argentina. El máximo exponente de la Batalla fue el Cnl. Lino Morales de los Reyes, Jefe de las tropas de “Ayacucho”, quien nació en la población tarijeña de San Lorenzo el 24 de Septiembre de 1825 y falleció en 1923 con 98 años de edad. El combate principal se desarrolló el 12 de Noviembre de 1879, después de haber custodiado por más de 15 días el frente del terreno, de avance obligado para las tropas chilenas en su intento de invasión. En estas acciones se destacaron los Regimientos "Ayacucho", "Méndez” y "Granaderos" de Tarija, al mando de sus Jefes Lino Morales, Miguel Estensoro, Justo Villegas y Mariano Colodro; Batalla que a la postre se denominaría "Canchas Blancas", por el nombre del escenario geográfico en la que se libró.

DESARROLLO

La 5ta. División boliviana en principio se conformó entre los meses de marzo y junio de 1879, sus cuerpos integrantes fueron: Batallón “Bustillos” de Potosí (500 plazas); Batallón “Chorolque” de Chichas, Cinti y Tarija (500 plazas); Batallón “Tarija” (300 plazas) de la misma Tarija y el Escuadrón “Méndez” de San Lorenzo (150 plazas de caballería). Posteriormente la 5ta. División acantonada en Cotagaita desde el 4 de agosto del mismo año, se reorganiza y queda conformada de la siguiente manera: 5ta. División, Comandante Gral. Narciso Campero (tarijeño), Jefe de estado Mayor Cnl. Epifanio Apodaca (tarijeño), Comisario Manuel V. Alba, Jefe Hospital Dr. Evaristo Casasola (tarijeño); Batallón Ayacucho, Comandante Cnl. Lino Morales (tarijeño), Sub – Comandante Cnl. Teodoro Villalpando; Batallón Chorolque, Comandante Cnl. Juan Bautista Ayoroa, Sub Comandante Cnl. Andrés Rivas; Batallón Bustillos, Comandante Cnl. Francisco Benavente, Sub Comandante Cnl. Nicanor Hurtado; Batallón Tarija (Granaderos de la Guardia), Comandante Cnl. Miguel Estenssoro (tarijeño), Sub Comandante Cnl. J. Galleguillos Cossio; Escuadrón Méndez, Comandante Cnl. Justo Villegas, Sub – Comandante Cnl. Mariano Colodro (tarijeño).

Desde el 27 de Octubre hasta el 12 de Noviembre de 1879, las tropas bolivianas conformadas por los Batallones “Ayacucho”, “Tarija” y el Escuadrón “Méndez”, a la cabeza del Cnl. Lino Morales, se organizaron en patrullas para aproximarse a la zona donde debían avanzar las tropas chilenas, siendo su misión inicial brindar seguridad en todo el frente de la zona.

Previo análisis del terreno, se organizó y planificó una táctica adecuada para ejecutar una emboscada al arribo del enemigo, estableciendo para el efecto tres maniobras como alternativas de combate. La preparación de la logística no estuvo exenta (pertrechos militares, raciones de alimentos, singani y vino para mantenerse despiertos y combatir el frío), también se implementó el servicio de comunicación cubierto por los “chasquis” y las “palomas mensajeras”, los puestos de avanzada y las posiciones preparadas a la espera del enemigo, la formación mental y psicológica se resumía en una premisa “vencer o morir”.

Toda esta planificación fue efectuada por el Cnl. Morales, quién replicó de manera incansable los planes una y otra vez hasta lograr que sus tropas asimilaran a la perfección los detalles de la operación y que tuvieran la firme convicción de obtener la victoria. Sin duda, esta Batalla es un episodio histórico que se constituye en referente de verdadero ejemplo de planificación y organización militar, desarrollada por nuestro Ejército.

De acuerdo al escrito elaborado por el Cnl. Apodaca, quien fuere testigo y combatiente de aquella contienda bélica, relata lo acontecido precisando que las tropas de Morales esperaron a los chilenos en los depósitos junto a las trincheras desde el mediodía del 11 de Noviembre; al anochecer, dos chasquis llegaron trayendo consigo información inicial sobre el avance del adversario. Tenían solo un larga vista y en permanente uso para hacer seguimiento a los movimientos del enemigo, en tanto que las tropas ya se encontraban con ciertas restricciones como la prohibición de hacer fuego, movimientos bruscos y ruido. En una especie de loma, cavaron un túnel en cuyo interior realizaron trabajos de ramificación para el despliegue de elementos adelantados. Las noches eran aprovechadas para la cocina en previsión de la alimentación diaria, pronto por la intensificación de los ensayos y la preparación del terreno se recurriría a disminuir las comidas al consumo de la ingesta de charque, uvas secas, tostado, pito de trigo o pito de maíz, habas hervidas y agua; al respecto el Cnl. Apodaca puntualiza: “Anteanoche se hizo bastante asado, matamos cuatro toritos y se dio a los soldados asado salado, pito de trigo con chancaca y agua, después de eso se apagó hasta el último tizón”.

A las diez de la mañana del día 12 de Noviembre llegaron otros dos chasquis quienes dieron la información que el enemigo estaría al anochecer; a las doce del día llegó un tercer chasqui más un soldado con la misma noticia, añadiendo que un grupo de enemigos posiblemente elementos adelantados, estaban casi a la vista. Efectivamente a la media hora, una patrulla chilena aparecería formada en columna paralela, habiéndose observado destellos de un larga vista con el cual trataban de orientarse con anticipación tomando como referencia el camino y sus contornos; al encontrarse a los cien metros apresuraron su desplazamiento en señal de desesperación para beber el agua existente en aquel lugar donde había una insignificante laguna (kocha), consumieron hasta saciarse, se mojaron la cabeza y en cuatro vasijas metálicas cargaron agua en sus mulas, enviando parte del grupo a retaguardia para unirse al grueso de sus tropas, mientras que el otro grupo permaneció observando el terreno y aprovechando el momento para hacer sus necesidades personales.

Mientras tanto los indios, parte del

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