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1984 Sinopsis Argumentativa


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  2.615 Palabras (11 Páginas)  •  645 Visitas

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1984 nos presenta, como ya hemos explicado, una distopía. En ella, el mundo está dividido en tres grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. La primera de ellas comprende América, Australia, Gran Bretaña y el sur de África. Eurasia es el resultado de la absorción de Europa por parte de la Unión Soviética. Asia Oriental comprende China, Japón e Indochina. El resto del planeta padece una guerra interminable que enfrenta a las tres potencias, en un cambiable ir y venir de alianzas y quebrantamientos de alianzas. Al iniciarse la novela, Oceanía está en guerra con Eurasia, siempre ha estado en guerra con Eurasia, y está aliada con Asia Oriental.

Winston Smith es un funcionario del Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, que irónicamente es el organismo encargado de falsear la realidad y manipular la opinión pública. Es un cuadro inferior del todopoderoso Partido, muy lejos del nivel de vida alcanzado por los miembros del Partido Interior (la auténtica élite de la sociedad, cuya cúspide es el todopoderoso Gran Hermano) y muy por encima de las privaciones de los proles, la clase inferior. Winston Smith es, pues, un representante de la llamémosle clase media de uno de los Estados más represores que ha presentado la literatura.

Pero Winston tiene dudas. Un incidente aislado, ocurrido años antes, le hace sospechar que el Partido manipula la realidad hasta extremos inauditos. Por error, cayó en sus manos un documento que demostraba que tres disidentes políticos caídos en desgracia (Jones, Aaronson y Rutherford), a quienes él mismo había visto en una ocasión, habían sido considerados héroes del Partido para, a continuación, desaparecer de cualquier fuente documental como si nunca hubiesen existido. El trabajo de Winston consiste precisamente en eso: en alterar la prensa de tal manera que las noticias que incomodan al Partido sean sustituidas por otras que se adecuen a la verdad oficial. Al desaparecer de la prensa y de cualquier otro medio de comunicación, se puede decir que estas noticias nunca han existido. De manera análoga, las personas caídas en desgracia a los ojos del Partido dejan de existir a los ojos del mundo. Más aún: nunca han existido. Son nopersonas. Oceanía puede estar en guerra con Asia Oriental, más aún: Oceanía siempre ha estado en guerra con Asia Oriental; pero si el Partido dice que Oceanía está en guerra con Eurasia, habrá que creer al Partido: Oceanía está en guerra con Eurasia; más aún, Oceanía siempre ha estado en guerra con Eurasia. La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conoce como doblepensar. Un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido (y, por ende, del buen doblepensador) estriba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro. La capacidad del doblepensar de generar paradojas se manifiesta en la nomenclatura de los órganos gubernamentales: el Ministerio de la Verdad se encarga de manipular la mente de los ciudadanos; el Ministerio de la Abundancia gestiona los cada vez más escasos recursos alimenticios y de materias primas; el Ministerio de la Paz es el que moviliza tropas; y el Ministerio del Amor es el encargado de ejercer la coerción física y mental sobre la población.

El doblepensar es sólo un estado mental conducente a afianzar una concepción inmutable de la Historia; una herramienta intelectual, en resumen, que encuentra su plasmación en la neolengua, un lenguaje artificial creado por el Partido y que modelará la mentalidad de los súbditos del Gran Hermano. El lenguaje determina la estructura del pensamiento humano. Al prescindir de determinadas palabras, se prescinde de su concepto. De este modo, el Partido puede controlar y uniformar con mayor facilidad los pensamientos de sus miembros, para así evitar el mayor de los delitos concebibles en la sociedad de Oceanía (y, suponemos, de las otras dos potencias): el crimental, o crimen mental. El delito de pensamiento opuesto al doblepensar y las directivas del Partido (o Ingsoc, Socialismo Inglés). Un ciudadano puede tener una conducta irreprochable, ser un miembro modélico del Partido, cantar todas sus consignas y dominar la neolengua; pero, si en su fuero interno no está convencido de la verdad del Ingsoc y esquiva con pericia la tupida red de delaciones en que se sustenta la sociedad oceánica (desde la Policía del Pensamiento hasta tus propios hijos), tarde o temprano se delatará a sí mismo mediante el crimental. Un hecho, un indicio, un pensamiento a destiempo, un lapsus linguae o incluso una frase murmurada entre sueños bastarán para acabar con esa persona. Y ese "acabar con esa persona" funciona tanto en el sentido individual (será vaporizado) como en el colectivo (al ser una nopersona, nunca habrá existido; nada demostrará que ha existido; nadie lo recordará).

Syme, uno de los compañeros de charla de café de Winston, encargado de confeccionar la undécima y casi definitiva edición del Diccionario de neolengua, explica su funcionamiento:

"¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿cómo puede haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado está decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre? (...) ¿Cómo vas a tener un eslogan como el de "la libertad es la esclavitud" cuando el concepto de libertad no exista?"

El miedo a cometer crimental es la primera señal de que se está cometiendo un crimental. Y Winston ya ha alcanzado esa fase desde el momento en que comienza a escribir un diario. Lo hace a pluma, a hurtadillas, sorteando las telepantallas instaladas en su dormitorio que detectan su comportamiento huraño y le impelen a practicar su gimnasia. No existe intimidad. Cualquier acto solitario es antisocial, contrario a los principios del Ingsoc y conlleva la semilla del crimental. Ante semejante panorama, a Winston, como a cualquier otro habitante de este Londres espectral sacudido por los bombardeos enemigos, no le queda más remedio que adoptar las formas externas que determinan el buen comportamiento de un miembro del Partido, consciente de que ya ha comenzado la cuenta atrás para su captura.

La primera manifestación de sumisión al partido es el acatamiento de sus tres grandes eslóganes:

La guerra es la paz.

La libertad es la esclavitud.

La ignorancia es la fuerza.

Estas tres consignas constituyen el resumen del pensamiento

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