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ANALISIS DE UNA OBRA EN PROSA (NOVELA). El Zarco


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  Prácticas o problemas  •  3.826 Palabras (16 Páginas)  •  536 Visitas

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ANALISIS DE UNA OBRA EN PROSA (NOVELA).

“EL ZARCO”

El autor de esta obra es Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), escritor mexicano de ascendencia indígena, es la figura literaria más revelante de su tiempo. Autor de Clemencia, considerada la primera novela moderna de México, donde Altamirano busco la afirmación de los valores más mexicanos.

Nació en Tixtla (Guerreo), recibió una beca instituida por Ignacio Ramírez, su más querido e influyente maestro , en el instituto literario de Toluca, Vivo en Morelos, escenario de su novela costumbrista El Zarco (episodios de la vida mexicana en 1861-1863), mas tarde estudio leyes en el colegio de San Juan de Letrán, donde continuo perfeccionando su vasta cultura.

Fue poeta, crítico, novelista, historiador y político. Luchó contra el imperio de Maximiliano, experiencia que plasmaría en su novela Clemencia (1869). En 1869 fundó y dirigió la revista literaria El renacimiento, donde puso en marcha su creo: alcanzar un arte nacional que, sin desdecirse de su origen europeo, lograra una unidad formal y temática.

1. ANALICIS DE LA FORMA.

a) Estructura:

Esta novela titulada “El Zarco “del escritor Ignacio Manuel Altamirano consta de 25 capítulos.

I.- YAUTEPEC.

Yautepec es un pueblo ubicado en Cuernavaca rumbo a Tepostlan. Las casas están decoradas con colores chillantes y crecen durante todo el año, naranjos y limoneros.

La población es tranquila, laboriosa, pacifica, sincera, sencilla y hospitalaria. Y ahí toda la población habla español, pues se compone de razas mestizas y los indios puros han desaparecido completamente.

II.- EL TERROR.

La población se resguardaba temprano en sus casas por el terror que les tenían a los bandidos, conocidos comúnmente como los plateados pues éstos realizaban impunemente saqueos, matanzas, raptos, incendios y exterminios en los pueblos y haciendas aledañas al sur del Estado de México. Yautepec no estaba exento de dichos asaltos, así que de día colocaban vigías en las torres de las iglesias para dar aviso a la población de la llegada y partida de bandoleros, de esta forma, los habitantes de Yautepec tenían tiempo de esconderse en sus casas y las iglesias.

La guardia civil no podía intervenir porque el país se encontraba en medio de una guerra civil, dejando así a los bandoleros actuar libremente.

III.- LAS DOS AMIGAS.

Manuela una joven de 20 años, tez pálida, ojos negros, cejas aterciopeladas, cabello negro y con aspecto aristocrático y Doña Antonia, madre de Manuela, anciana de buenas costumbres y honrada. Esta última tenía una ahijada más o menos de la misma edad que Manuela, Pilar joven morena criolla que denuncia a la hija humilde del pueblo y con carácter opuesto a Manuela que era huérfana pero Doña Antonia se

había encargado de cuidarla desde pequeña.

En el jardín Pilar y Manuela tejían guirnaldas de rosas y azahares cuando Doña Antonia le reprochó a su hija el rechazo que le tiene a Nicolás, un muchacho del pueblo y herrero de la hacienda de Atlihuayan, que desea casarse con ella

IV.-NICOLÁS.

Nicolás era un joven trigueño, con el tipo indígena bien marcado pero de cuerpo alto y esbelto, de formas hercúleas, con ojos negros y dulces, nariz aguileña, boca grande, fuerte y varonil. Intentaba diferenciarse de los demás por su modo de vestir y visitaba todos los días a Doña Antonia y Manuelita.

V.-EL ZARCO.

Un hombre joven de 30 años, alto, bien proporcionado, de espaldas hercúleas y cubierto literalmente de plata, temido y conocido por la gente como El Zarco por el verdor de sus ojos. Se dirigía a Yautepec y cuando vio a lo lejos a Nicolás pensó en que ya tendría él su merecido, pero por lo pronto iba a visitar, clandestinamente, a su amada en el huerto de Doña Antonia. Al acercarse a la barda del huerto hizo llamar a Manuelita, quien con una dulce y amorosa voz respondió a su llamado y se asomó por una escalinata en el huerto.

VI.- LA ENTREVISTA

El Zarco visitaba, algunas noches, a Manuelita, con quien mantenía cortejo y le regalaba joyas y dinero. Nadie en el pueblo sospechaba de la relación entre estos dos, pues nadie se atrevía ni a asomarse por la noche por temor a los plateados. No obstante, se rumoraba que en noches de lluvia, aparecían marcas de caballo al lado de la barda del huerto, pero Doña

Antonia, nunca se enteró de dichos rumores.

Manuela alertó al Zarco sobre la llegada de la guardia militar y sobre la partida a México que planea su madre para los próximos días. Cegada por el amor y la codicia, le pide al Zarco que la rescate cuando esté en la carretera con la guardia y su madre, pero el Zarco sabe que esta maniobra es peligrosa y sus compañeros no se arriesgan tan fácilmente si no hay ganancias de por medio.

VII.-LA ADELFA

A un costado de la Adelfa en el huerto de Doña Antonia, Manuela escondía en una bolsa de cuero enterrada las cosas que el Zarco le regalaba con frecuencia. Esa noche le había traído joyas del asalto a los extranjeros rumbo a Acapulco que consistían en un anillo enorme de brillantes, una pulsera con dos serpientes de brillantes y unos pendientes que tenían marcas de sangre. No obstante, esto no le preocupó a Manuela y se probó sus nuevas joyas.

Manuela ocultó sus regalos en la bolsa de cuero, volvió a enterrar su tesoro y se fue a dormir.

VIII. - QUIÉN ERA EL ZARCO

El Zarco era hijo de honrados padres que deseaban inculcarle buenos valores y amor al trabajo, pero él era de carácter rebelde y holgazán por naturaleza y pronto se hartó de las múltiples tareas que debía cumplir y de la escuela. Se fue de su casa muy joven y vivió por diversos periodos en haciendas donde cuidaba caballos. Era un joven de buena figura, de color blanco impuro, ojos color azul claro, de cabello rubio pálido y cuerpo

esbelto y vigoroso.

Por fin, cansado de aquella vida de servidumbre, el Zarco huyó con unos cuantos caballos para venderlos y se juntó con una nube de bandidos.

Por su carácter despiadado y su insaciable sed de rapiña, pronto se convirtió

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