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Acuerdos De Integracion


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2012  •  3.406 Palabras (14 Páginas)  •  1.227 Visitas

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¿Que son los acuerdos de Integración, que los origina, describa los más importantes y establezca a cuales pertenece la RD?

La integración económica puede definirse como la organización de un grupo de países con el fin de mejorar el intercambio comercial en el marco de sus territorios.

Los objetivos principales son la eliminación de los obstáculos al comercio y a la libre circulación de bienes, mercancías y personas; la reducción de los costos de transporte, así como la implementación de políticas comunes en distintos sectores de la economía. La integración en bloques supone privilegiar el comercio por proximidad o contigüidad física, por lo que se establecen también tarifas o aranceles externos a los países no miembros. Al establecerse políticas comunes para distintos sectores de la actividad económica, incluso para el área educativa, se busca no sólo incrementar el comercio entre los países miembros, sino también alivianar los riesgos que generan situaciones de incertidumbre en la economía global.

Por eso, es importante que los acuerdos firmados se respeten y que no tienda a privilegiarse más a unos países que a otros. De todos modos, las desigualdades internas existen, incluso en el bloque europeo, que es el más antiguo.

En 1961 en la Carta de Punta del Este (la misma en la cual se acordó la Alianza para el Progreso) los países del continente se habían comprometido a: "fortalecer los acuerdos de integración económica con el fin de llegar, en último término, a cumplir con la aspiración de crear un mercado común latinoamericano que amplíe y diversifique el comercio entre los países de América Latina y contribuya de esta manera al crecimiento económico de la región". En 1967 los Presidentes del continente establecieron como fecha límite para el logro de tal aspiración el año 1985.

Para comienzos de la década de los setenta, América Latina había delimitado los espacios económicos para su integración. La ALALC reunía a los países suramericanos y a México en una zona de libre comercio laxa y flexible. Junto a ella existían tres grupos subregionales: el Grupo Andino, el Mercado Común Centroamericano (MCCA) y CARICOM, que aspiraban a formar cada uno un mercado común y avanzar hacia una integración acelerada. En conjunto, los cuatro acuerdos cubrían en casi su totalidad la geografía latinoamericana y del Caribe. Sólo Cuba, Haití, República Dominicana y Panamá permanecían al margen del movimiento de integración.

Aunque la relación de los esquemas subregionales entre sí era escasa, el objetivo era avanzar hacia un mercado común latinoamericano. Se contaba para ello con el marco general provisto por el Tratado de Montevideo que estableció la ALALC. Debido a la pérdida de dinamismo de ésta última, surgieron temores sobre el posible fraccionamiento de la integración regional en caso de que no se instrumentaran mecanismos que llevaran a la convergencia de los grupos subregionales.

La conformación de espacios subregionales de integración ha permanecido en el tiempo, con algunas variaciones. En 1998 CARICOM, el MCCA y el Grupo Andino subsisten y en muchos sentidos se han revigorizado. Cuatro países suramericanos miembros de la ALALC (hoy ALADI) que no habían formado parte de ningún grupo subregional (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) han constituido el que actualmente tiene mayor tamaño y presenta mayor dinamismo: el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Pero el panorama general se presenta de forma diferente al de los años setenta como consecuencia de varios cambios ocurridos durante las últimas dos décadas. En primer lugar, el retiro de Chile del Acuerdo de Cartagena en 1974 significó la reducción del área geográfica cubierta por el Grupo Andino y mantuvo a ese país por varios años al margen del movimiento de integración. En segundo lugar, la apertura del mercado norteamericano y la normalización de las relaciones comerciales con el mismo resultaban cruciales, particularmente para los países latinoamericanos del hemisferio norte. En el caso de México, más del 85% de su comercio se efectuaba con ese país, con el cual mantenía, además, otras relaciones económicas importantes.

Algo similar sucedía en muchos países del Caribe y Centroamérica. La incorporación de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 creó una situación en la cual se sobreponen los proyectos de integración latinoamericana y de integración hemisférica. En el mismo sentido la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), puesto en marcha en 1990, estableció vínculos especiales entre los países de CARICOM y del MCCA con los Estados Unidos de América. En tercer lugar, el programa CARIBCAN creó nuevas condiciones para las relaciones de Canadá y los países del Caribe. Podría afirmarse que esta orientación de las relaciones económicas y comerciales hacia el norte fue uno de lo grandes problemas que encontró el proceso de integración latinoamericana desde sus inicios.

El planteamiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Diciembre de 1994 puso de relieve la necesidad de una definición sobre las relaciones entre la integración latinoamericana y la integración hemisférica. Esta dicotomía estaba implícita en los esfuerzos anteriores de integración latinoamericana, pues si bien existía la aspiración de crear un espacio económico común latinoamericano, era un hecho que las relaciones económicas con Norteamérica tenían una gravitación mayor que las existentes con el resto de los países del continente o la establecida entre los socios de los esquemas subregionales.

En una primera instancia se planteó la integración hemisférica como una extensión del TLCAN, al cual se irían incorporando progresivamente los países latinoamericanos. Pero este enfoque planteaba varios inconvenientes: En primer lugar, el acceso gradual al TLCAN podía desequilibrar las relaciones comerciales entre los países de América Latina y desnaturalizar los acuerdos de integración establecidos entre ellos. Por esta razón, entre otras, sólo en el caso de Chile (que no pertenece a ningún acuerdo subregional) se planteó formalmente su posible incorporación al acuerdo norteamericano. En segundo lugar, las disciplinas contempladas en el TCLAN difícilmente podían cumplirse en un lapso prudencial por varios países latinoamericanos, con lo cual la integración hemisférica tendría que ser parcial durante un tiempo indeterminado. En tercer lugar, el TLCAN no tenía provisiones generales que tomaran en cuenta la diversidad de grados de desarrollo que se presenta en la región, la cual sí había sido contemplada en varios de los acuerdos subregionales y

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