Analisis Socioeconomico De Venezuela
CATRA11 de Febrero de 2013
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Politécnica Territorial del Norte del Táchira “Manuela Sáenz”
Programa de formación: Ingeniería en Agroalimentación
Unidad curricular: Economía Política Social
Lapso académico 2012 II
ANALISIS ECONOMICO DE VENEZUELA DESDE EL AÑO 1989 AL 2012
La Fría – octubre del 2012
INTRODUCCION
En este trabajo estamos analizando el estudio de la economía que siempre ha resultado interesante desde muchos puntos de vista. Ya que esta economía es fundamental y es la única que nos puede dar a entender el comportamiento del mercado. Esta investigación se ha desarrollado de una forma básica para el análisis económico, de forma que logremos comprender como oferta y la demanda y asimismo los precios actúan sobre las mismas.
La escasez al ser investigada nos permite la necesidad de elegir y de cubrir necesidades básicas del individuo. El objeto de estudio de la economía también es importante para entender cuál y porque es la razón de saber por la que debemos entenderla. En cuanto a la organización, es muy conveniente saber de que manera actúa la economía en los en sus distintas clasificaciones.
No existe en la actualidad área del conocimiento que no esté vinculada, directa o indirectamente, al tema de la globalización. Este fenómeno ha permeado prácticamente todos los campos de la actividad humana: economía, cultura, política, ecología, adquiriendo así un carácter pluridimensional.
ANALISIS ECONÓMICO DE VENEZUELA DESDE 1989 A 2012
La economía venezolana durante el período 1989-1998 estaba en shock y cuidado intensivo, ante la sobredosis neoliberal, con signos de colapso por: La caída e inestabilidad de la producción (PIB), alta inflación, pérdidas del salario real, devaluaciones recurrentes del bolívar, bajas reservas de divisas, alto nivel de endeudamiento, déficit fiscal recurrente, déficit en balanza de pago, bajos ingresos petroleros, baja inversión pública y privada, bajo consumo, crisis cambiaria, crisis bancarias, todo este panorama provocó un desmejoramiento de la calidad de vida y sumergió al 55,6% de la población en la pobreza.
La política del gobierno del presidente Chávez, se centra en la política de la Plena Soberanía Petrolera, radicando en el rescate de nuestras reservas, para aumentarla en 285%, y convertirnos en la primera potencia energética del mundo.
Con la verdadera nacionalización de la industria petrolera, el valor de Pdvsa creció en un 3.435%, de acuerdo a la valoración del Flujo de Caja en Operaciones.
La política presupuestaria del Ejecutivo nacional está orientada a mantener la senda del crecimiento económico, pero con rostro humano, dicha política mantiene la asignación de los recursos en coherencia con los objetivos del Proyecto Nacional Simón Bolívar, que promueve impulsar la actividad económica sustentada en la política social. La política de endeudamiento en el período neoliberal fue del 56,4%/PIB, mientras que en la revolución bolivariana esa relación fue del 29% deuda/PIB.
La política cambiaria en el período 1989/1998 de libre flotación, originó una devaluación del 3.681%, abriendo el tipo de cambio en 14,50Bs/$ y cerró en 548,24Bs/$ respectivamente, con un promedio interanual de pérdida del valor del bolívar del 368%.
Por último, se instauró un nuevo mecanismo de distribución de la renta con justicia social, que permitió destinarle a la política social más de $400.000 millones, algo sin precedente en la historia de Venezuela.
Desde 1999, el cambio político que ha experimentado Venezuela ha terminado en una redefinición de la estructura institucional y de las bases y principios del sistema económico venezolano. La economía humanista, autogestionaria y competitiva que planteaba la “Propuesta de Hugo Chávez para transformar a Venezuela: Una Revolución Democrática” parece no haber sido alcanzada 13 años después.
El Plan de Transición de 1999-2000 formulado por el gobierno del Presidente Chávez, el cual representó los lineamientos iníciales en materia económica, daba cuenta de los problemas sufridos en el pasado y prometía no pasarlos por alto (Balza, 2010). Además, preveía alcanzar un modelo de desarrollo que basado en la competitividad y el crecimiento económico, permitiera lograr mayor equidad (Guerra, 2003). A partir de ese entonces, se han delimitado diferentes instrumentos para orientar la gestión del Gobierno Central en materia económica: el Programa Económico 2001, el Plan de de Desarrollo Nacional 2002-2007 y el Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013.
Todos estos planes, de forma incremental, han determinado una serie de estrategias que desembocan en un mismo fin: conducir a Venezuela hacia el llamado “Socialismo del Siglo XXI”. En el marco del nuevo modelo económico que se está implantando en el país, desde que el presidente fue elegido se ha presenciado un aumento significativo en los precios del petróleo (a excepción de 2001 y 2009). A la llegada de Chávez a Miraflores en febrero de 1999, el precio de la Cesta Petrolera Venezolana (CPV) rondaba los US$8/bl, para 2011 el promedio de este indicador se ubicó en US$100,4/bl, traduciéndose en un incremento importante en los ingresos del gobierno promoviendo el gasto público de manera exagerada.
A la nueva administración le correspondió asumir los efectos de la caída en los precios del petróleo que ocurrió entre 1998 y 1999, así como también el ciclo de expansión fiscal y sobrevaluación de los años 2000-2001. Al igual que en otras ocasiones, el saldo de ambos años fue de bajo crecimiento y baja inflación. Le correspondió en el 2002 el ajuste fiscal, devaluación y recorte del gasto, y a partir del año 2003 una nueva fase de expansión fiscal y sobrevaluación
Por esa vía (a través del gasto), es que el crecimiento en Venezuela ha sido impulsado, ubicándonos en una situación peligrosamente dependiente de los precios internacionales de crudo. En 2000 y 2001 el Producto Interno Bruto (PIB) real creció (aunque con una tendencia decreciente) y para 2002, el mismo se desplomó casi 9% debido al paro petrolero iniciado a finales de ese año. Hasta 2004 la economía no mostró signos de recuperación, hasta que registró un avance del 18,3%. A partir de allí, la tasa de crecimiento fue bastante alta durante varios años, aunque desacelerándose levemente (debido a frenos del consumo y la inversión). En 2009 y 2010 la economía venezolana retrocedió 3,2% y 1,5% respectivamente, consecuencia de la Crisis Financiera Internacional y el debilitamiento de los precios del petróleo.
Durante los primeros años de la actual administración, desde el punto de vista del crecimiento, la orientación fundamental residió en un papel activo del gasto gubernamental como propulsor de la demanda. Sin embargo, en 2002 la economía entró en recesión luego de que comenzara a intensificarse la inestabilidad política y los conflictos sociales, aunado a esto, el Paro Nacional, que comenzó en diciembre de ese año, afectó fuertemente la capacidad productiva del país y a principios de 2003 se estableció el control de cambio, abriendo paso a restricciones en la adquisición de divisas.
Tres circunstancias se sumaron a la caída en los precios petroleros e hicieron imposible el mantenimiento del esquema de bandas. En primer lugar, la dificultad experimentada por Venezuela para acceder a los mercados financieros internacionales, lo que obligó a reducir nuestro endeudamiento externo neto en 862 millones de dólares entre 1998 y 2002. En segundo lugar, el esfuerzo por contener la salida de capitales produjo unas tasas de interés locales que dispararon el costo del endeudamiento interno contraído durante esos años. Las tasas de interés activas promedio subieron durante todo el año 2001 y alcanzaron en febrero del 2002 53,56%, afectando principalmente al gobierno, ya para entonces el mayor deudor del país en moneda local. En tercer lugar, el perfil de vencimiento del endeudamiento interno era muy breve, dejando muy poco margen de maniobra para operaciones de refinanciamiento.
Estas realidades terminaron por imponerse. El 12 de febrero del año 2002, con el barril de petróleo venezolano en 16,31 dólares, el gobierno anunció un programa de ajuste muy similar al de otras épocas. Se eliminó el sistema cambiario de bandas y se anunció que la tasa de cambio fluctuaría según el libre juego de la oferta y la demanda, se implementó el impuesto al débito bancario (IDB), y se anunció un recorte del gasto público.
La libre flotación del tipo de cambio provocó a la mañana siguiente de los anuncios una devaluación de 38,8%, pasando la tasa de cambio de 764,5 bolívares por dólar a 1.061,5. El Banco Central de Venezuela todavía haría un último esfuerzo por contener la devaluación y la salida de capitales, elevando las tasas de interés hasta 55,8% en marzo del 2002. Durante ese mes y en el siguiente, la tasa de cambio se redujo hasta alcanzar 838,8 bolívares por dólar (abril). Ya en mayo era evidente que el costo de esta política era insostenible, y la tasa de cambio volvió a 1.098,8.
Ya no volvería a descender, cerraría ese año en 1.401,7. Los efectos de este conjunto de medidas sobre la economía son difíciles de estimar, puesto que hoy en día aparecen empañados y confundidos junto con los que producirían los sucesos
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