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Angenot - Semiotica


Enviado por   •  20 de Mayo de 2015  •  912 Palabras (4 Páginas)  •  393 Visitas

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El análisis del discurso impone una aproximación interdisciplinaria pragmática socio-histórica: implica recoger y conciliar la diversidad de aportes disciplinarios.

A partir de ello es necesario elaborar una teoría del discurso cuya consecuencia es postular que el único objeto posible de la semiótica es una ciencia socio histórica y social de las maneras de conocer y representar lo conocido. Desarrollar una gnoseología social o crítica de la ideología orientada a dar cuenta de la particular construcción del mundo que opera en cada sociedad y su consecuente configuración de subjetividades.

Discurso social: todo lo que e dice, y se escribe en un momento histórico de una sociedad. todo lo que se narra y argumenta si se plantea que narrar y argumentar son los dos grandes modos de puesta de un discurso.

Hablar de discurso social es abordar los discursos como hechos sociales y a partir de allí, como hechos históricos. Será describir un objeto compuesto, formado por una serie de subconjuntos interactivos, de migrantes elementos metafóricos, donde operan tendencias hegemónicas y leyes tácitas. Los enunciados deben tratarse como eslabones de cadenas dialógicas, donde se esbozan las nociones de intertextualidad (como circulación y transformación de pequeñas unidades significantes dotadas de aceptabilidad difusa en una doxa dada: ideologema) e interdiscursividad (como interacción e influencia mutua de las axiomáticas del discurso).

Hegemonía: un conjunto complejo de reglas prescriptivas de diversificación de lo decible y de cohesión, de integración. La manera de conocer y significar lo conocido, que son propios de una sociedad. Es un conjunto de repertorios, reglas y la topología de estatus. Se compone de reglas de géneros y discursos. La hegemonía discursiva solo es un elemento más de una hegemonía cultural más abarcadora. Debe describirse formalmente como un “canon de reglas”.

El enunciado reconoce su posicionamiento en la economía discursiva y opera según ese lugar. El discurso social como unidad global, es la resultante de esas estrategias múltiples, aunque no aleatorias.

La primera consecuencia de este enfoque es no disociar jamás el contenido de la forma. El discurso social une una “idea” y “forma de hablar”.

Alegoresis, inteligibilidad

A la lectura de un texto dado se superponen vagamente otros textos que ocupan memoria, por un fenómeno análogo de remanencia retinaria.

Todo lenguaje es ideológico, todo lo que significa hace signo en la ideología. El ámbito de lo ideológico coincide con el de los signos. Todos los enunciados tienen una posición en la economía de los discursos sociales. Todo lo que se dicen en una sociedad altera modelos.

La hegemonía no corresponde a una ideología dominante sino a una dominancia en el juego de las ideologías. Produce lo social como discurso. La hegemonía está compuesta por los siguientes elementos:

- Lengua legítima: no consideramos la lengua como un sistema de categorías gramaticales abstractas, sino como una lengua ideológicamente saturada, como una concepción del mundo, incluso como una opinión concreta, como aquello que garantiza un máximo de comprensión mutua en todas las esferas de la vida ideológica. La lengua legítima determina el enunciador aceptable, “imprimible”. Lengua oficial-literaria.

- Tópica y gnoseología: la tópica produce lo opinable, lo admisible, constituye el orden de la verificación consensual que es la condición de toda discursividad. Por supuesto, esta tópica incluye “lugares transhitóricos”, cuasi-universales: la integran implícitos y presupuestos propios de una época, de una sociedad determinada. Si todo acto de discurso es también un acto de conocimiento, se requiere ir más allá del repertorio tópico para abordar una gnoseología, es decir, un conjunto de reglas que determinan la función cognitiva de los discursos. Esta gnoseología se vincula con las maneras en las que se puede esquematizar el “mundo” bajo un soporte lingüístico.

Forman el repertorio de lo probable y que llamaremos doxa: la doxa es lo que cae de maduro, un común denominador social y como repertorio tópico ordinario de un estado de la sociedad. Doxa denotaría entonces el orden de lo implícito público.

- Fetiches y tabúes: la configuración de los discursos sociales está marcada por la presencia de objetos temáticos intocables: los fetiches y los tabúes. Ellos tientan a los transgresores y a los iconoclastas.

- Egocentrismo y etnocentrismo: la hegemonía es también un egocentrismo y un etnocentrismo. Engendra se yo y ese nosotros que se atribuye el derecho de ciudadanía. No hay mejor modo de legitimar a este destinatario que darle un derecho a la palabra por sobre aquellos que no lo tienen.

- Temáticas y visión de mundo: la hegemonía se presenta entonces como una temática, con los saberes de los aparatos, los problemas parcialmente pre-construidos, los intereses sobre objetos de cuya existencia nadie duda. Estas temáticas no solo forman un repertorio de temas obligatorios; se organizan en un paradigma, que se desprende de la multiplicidad de los discursos autorizados.

- Dominante de pathos: la tradicional historia de las ideas tiende a transformar el pathos que domina los discursos de una época en los “temperamentos” y en “estados de ánimo” de los grandes pensadores y artistas de una generación.

- Sistema topológico: al mismo tiempo que conlleva estos aspectos unificadores, la hegemonía presenta, disimuladamente, un conjunto de discursos específicos, de géneros, subgéneros y estilos reagrupados en regiones o en campos, en los que los dispositivos interdiscursivos aseguran la migración de ideologemas variados y la adaptación de las formas lingüísticas y tópicas comunes. En efecto, es preciso pensar simultáneamente a la hegemonía como convergencia de mecanismos unificadores y como diferenciación regulada.

El discurso social y la significación cultural

El discurso social es un dispositivo para ocultar, ya que sirve para legitimar y producir consenso. Se podría llamar discurso social a la totalidad de la significación cultural.

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