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Antropología Social Y Cultural


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2012  •  2.418 Palabras (10 Páginas)  •  632 Visitas

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Parcial Domiciliario de Introducción a la Antropología

Alumna: Mariela Silvina Fiamingo

Profesores: Alejandro Grimson

Máximo Badaró

Silvina Merenson

1) Lo que me propongo en este trabajo es rastrear la génesis del término cultura, sus usos y los cambios de significado que se fueron imponiendo a lo largo de la historia. Claro que estos significados se fueron imponiendo a través de luchas, que son invisibilizadas pero el rol del antropólogo consiste en "extrañarse" (Lins Riberiro Gustavo, 2004: 195) de esos significados, desmontando así el discurso hegemónico. "Nombrar es, al mismo tiempo, plantear el problema y, en cierto modo, resolverlo" (Cuche Denys, 1996: 9).

Pero lo que nos interesa en este trabajo es pensar para qué y cómo utilizan los antropólogos este término.

Podemos decir, por un lado, que el concepto de cultura es empleado por los antropólogos para diferenciarlo del concepto de naturaleza, con el objetivo de explicar a las sociedades y a sus diferencias no teniendo en cuenta las características físicas o fenotípicas de un conjunto de individuos, sino haciendo hincapié en las distintas maneras de pensar, hacer, hablar y relacionarse de los individuos en determinadas sociedades.

Podemos decir también, que el concepto de cultura sirve para poder ofrecer una explicación compatible con la noción de diversidad.

Esta idea de diversidad cultural nos plantea la idea de un otro; y el concepto de alteridad es fundamental para la antropología.

Todorov, en su texto "La conquista de América" hace una reflexión acerca de como aparece esta idea del otro para los europeos.

Según su visión, cuando los europeos llegan a América, no sólo expropian y asesinan, sino que además de esto, comprenden que hay una cultura, distinta a la europea, en otra parte del mundo; estos seres que descubren a su llegada tenían monumentos, pirámides, sistemas de riego: no podían ser, entonces, considerados como "bestias", sino como seres humanos, como un otro que posee rasgos distintos.

Entonces, podemos decir que la conquista de América fue un punto de inflexión en el pensamiento sobre el ser humano.

Es importante plantear también las diferentes formas de plantear esta idea de cultura.

Tal como señala Cuche en "La noción de cultura en las ciencias sociales", ha habido dos grandes corrientes antropológicas que plantean una utilización del término cultura desde miradas distintas: el universalista y el particularista.

El universalista, cuyo máximo representante fue Edward Taylor, planteaba la idea de cultura desde un paradigma evolucionista: es decir, postulaba que había una cultura universal, y que los seres humanos iban evolucionando a su propio ritmo. Lo que se observaba a la hora de hablar de culturas más evolucionadas que otras eran los artefactos que utilizaban. Por ejemplo, se da por sentado que todos los seres humanos necesitan del fuego y de algún tipo de vivienda. Entonces, la idea es que las sociedades humanas van evolucionando desde el descubrimiento del fuego hasta tener hornos, microondas; y así también sucede con la vivienda, por ejemplo. Los antropógos viajaban, entonces, a sociedades lejanas en el espacio, con la idea de que así mismo estaban lejos en el tiempo con respecto a las sociedades occidentales desde las cuales ellos provenían. Buscaban encontrar en estos sitios recónditos el supuesto grado cero de la civilización, es decir, lo más primitivo en la escala de la evolución cultural humana. Creían que allí encontrarían a una humanidad virgen, y querían estudiarlas antes de que estas desaparecieran como tales bajo los efectos de nuevas culturas que podían invadirlas.

Bajo este paradigma los antropólogos investigaban hasta las primeras décadas del siglo pasado.

Y si bien es un paradigma que podemos criticar por su idea de que hay culturas superiores y otras inferiores (y esto tiene consecuencias prácticas en la aplicación de políticas públicas, por ejemplo), también podemos rescatar una característica positiva de esta corriente; de alguna manera incluía a todos los seres humanos, con esta idea de que todos tenían la posibilidad de evolucionar (aunque la misma fuera en términos de quienes construían estas teorizaciones, y sostengo aquí el rechazo a cualquier forma de jerarquización de las culturas humanas). Es importante rescatar que, en contraste con esta, había ideas que tenían que ver con la observación del tamaño del cráneo o de la prominencia de la nariz, del color de la piel o del género a la hora de determinar quienes eran inferiores y quienes superiores (osea que los rasgos físicos determinaban la jerarquía dentro de la escala humana) y esta idea del evolucionismo cultural rompía con esto al observar a las sociedades no desde sus rasgos fenotípicos sino culturales.

Aquí podemos citar el ejemplo de Malinowski y su etnografía "Los argonautas del Pacífico Occidental".

Él viajó a las islas Trobrian porque creía que allí encontraría el grado cero de la civilización. Si bien él va a discutir con la idea de que estas comunidades no tenían una racionalidad a la hora del intercambio comercial, por ejemplo, el hecho de viajar a una comunidad lejana en el espacio tenía que ver con esta idea de que allí se encontraría con lo que la humanidad fue en el principio de los tiempos y que se iría contaminando con la llegada de nuevas culturas al campo; y por eso su idea era retratarla en ese supuesto estado puro.

El paradigma particularista, en cambio, postula la idea de la diversidad cultural; es decir, que hay diferentes culturas en el mundo y que todas ellas tienen su propia lógica y, por lo tanto, no pueden ser comparadas unas con otras; lo importante a la hora de estudiar la cultura desde este paradigma es reponer contexto y situación (es decir, estudiar a la cultura en su lugar y sin compararla con otras)

Considero importante rescatar aquí también algunas ideas de Alejandro Grimson acerca de la cultura y su relación con la identidad.

En su libro "Los límites de la cultura" hace una distinción entre estos dos términos señalando que uno puede cambiar de cultura (inmigrando a otra ciudad, por ejemplo) y no por eso dejar de identificarse con sus connacionales.

También Verena Stolcke,

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