ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Antigonas

shelee14 de Septiembre de 2013

3.153 Palabras (13 Páginas)392 Visitas

Página 1 de 13

La tragedia griega: Sófocles y Leopoldo Marechal

Publicado por Paula Cristaldo

Introducción

La tragedia como arte se desarrolló en el siglo V a.C. en los teatros de la Grecia Antigua, en fiestas públicas que se hacían en honor a Dionisio. Allí se representaban mitos ó hechos históricos contemporáneos ocurridos a personajes dignos de ser imitados (el hijo de un rey, la hija, o el rey mismo), con variantes que incorporaban los autores trágicos: “Como género literario original que posee sus reglas y sus características propias, la tragedia instaura en el sistema de las fiestas públicas de la ciudad un nuevo tipo de espectáculo; traduce, además, como forma de expresión específica, aspectos hasta entonces poco apreciados de la experiencia humana; marca una etapa en la formación del hombre interior” (Vernant - Naquet: 17), esto es, el hecho de que las historias provoquen una purificación en los espectadores, a través del temor y la conmiseración.

La representación de la tragedia estaba a cargo del coro, “personaje colectivo encarnado por un colegio de ciudadanos”, que era el encargado de “expresar con sus temores, sus esperanzas y sus juicios los sentimientos de los espectadores que componen la comunidad cívica” (Vernant – Naquet: 18), y de un actor que era el protagonista de la tragedia, aquel hombre digno de ser imitado.

Entre los autores trágicos más destacados de aquella época se encuentran Esquilo, Sófocles y Eurípides: “Esquilo fue el primero en llevar el número de actores de uno a dos, redujo las partes del coro y le otorgó al diálogo un papel principal. Sófocles [introdujo] tres actores y la escenografía.” (Aristóteles: 29-30)

El desarrollo de este trabajo está basado en la explicación Aristotélica acerca de dos componentes de la trama: la peripecia y el reconocimiento. A modo de análisis y de ejemplificación de esos componentes trabajé con las obras de Sófocles, Edipo Rey y Antígona, y con la obra de Leopoldo Marechal, Antígona Vélez.

La Poética de Aristóteles

Encontramos aquí una primera definición de tragedia: “La tragedia es, pues, imitación de una acción elevada y completa, que posee una medida; con un lenguaje sazonado con cada una de las especies [de sazonamiento], por separado en las [distintas] partes; actuando y no por medio de una narración; y que, a través de la conmiseración y el temor, produce la purificación de esos afectos” (Pág. 43, 44). Teniendo en cuenta esta definición sabemos que el fin de la poesía trágica es producir temor y conmiseración, producto que traspasa a una simple representación en el teatro griego, ya que la tragedia puede provocar el mismo efecto aún sin ser representada, esto es, a través de su lectura o por escuchar el relato de las acciones.

La tragedia como especie poética, está compuesta por seis elementos en total, de los cuales tres son el objeto de la imitación: la trama, el carácter y el pensamiento; dos son el medio de la imitación: la expresión lingüística y la música; y el último corresponde al modo de la imitación: el espectáculo.

Siguiendo al objeto de la imitación encontramos la trama, que está considerada por Aristóteles como el elemento más importante porque ésta “constituye la imitación de la acción” (46), y sin acción no puede haber tragedia.

El carácter, sin embargo, es accesorio, es decir, que puede haber tragedia sin carácter, aunque no en sentido absoluto. Aristóteles lo define como “lo que nos permite decir que los que actúan poseen determinada cualidad” (46)

El pensamiento es “todo [lo que] los personajes, al hablar, demuestran (...) o formulan una afirmación general” (46)

Peripecia y reconocimiento

Con respecto al primer componente de la trama, la peripecia, se trata de “la transformación de las acciones en sentido contrario” (75), es decir, que los hechos terminan siendo opuestos a las primeras, o verdaderas, intenciones. Estos cambios de fortuna resultan inesperados para el personaje.

El reconocimiento, segundo componente de la trama, es “la transformación de la ignorancia en conocimiento” (77) y si se produce al mismo tiempo que la peripecia éste es más bello y, al mismo tiempo, desde el arte, hace más bella a la tragedia.

Según de qué manera y en qué momento de la trama se produzca el reconocimiento, la tragedia tendrá mayor efecto trágico. Así, si el reconocimiento se produce después de actuar o si estando en conocimiento se actúa, el efecto será mayor (Cf. Pág. 93 a 101). Se puede reconocer un tercer componente de la trama, el acontecimiento patético, que es “una acción que causa destrucción o dolor, como las muertes en escena, los tormentos, las heridas y demás cosas semejantes” (79), pero las muertes en escena no estaban permitidas en las representaciones y éstas eran anunciadas por algún mensajero o por el coro. Hay que destacar también que si no hay acontecimiento patético, ya sea ignorando o conociendo la relación o parentesco, la acción no es trágica, y desde mi punto de vista, discrepando con el autor, el efecto trágico óptimo no culmina con el reconocimiento y la no-acción, sino cuando estando en pleno conocimiento (con una justificación), o en ignorancia, se actúa.

Existen varios tipos de reconocimiento. El primero se da por indicios, que pueden ser connaturales (“la lanza que llevan los hijos de la tierra”-112) o adquiridos, éstos últimos pueden estar en el cuerpo como una cicatriz o separado del cuerpo como un collar o pulsera. La segunda variedad de reconocimiento son los inventados por el poeta, a los que el Aristóteles llama “inartísticos”. Existe otro reconocimiento, el proveniente de recuerdos, que se da cuando el personaje al ver algo (objeto, persona) o escuchar algo (melodía, voz) cae en cuenta de alguna cosa pasada y revela su identidad. El cuarto tipo reconocimiento se da mediante razonamientos, mediante un silogismo, razonamiento válido contrastado con el parasilogismo, que es un razonamiento válido en apariencia pero inválido en realidad.

El úlimo reconocimiento nombrado por Aristóteles es el que deriva de los hechos, considerado para él como el mejor porque son producidos por las acciones precedentes y porque no son inventados por el poeta.

Efecto reflexivo

La tragedia produce un efecto emotivo en los espectadores, a través de la unión de dos elementos que componen la trama: la peripecia y el reconocimiento. El efecto emotivo es la purificación que se produce a través de la conmiseración y el temor. Visto desde el arte, la tragedia más bella es la que resulta de presentar “sólo el paso de la dicha a la desdicha (...) y comprende peripecia y reconocimiento (...) en la que un héroe ‘medio’ comete, obrando en ignorancia un error que tiene consecuencias graves de las que en sentido estricto no es plenamente responsable. La noción de error por ignorancia (...) da cuenta de la falta de coincidencia entre la intención y las consecuencias (peripecia), advertida cuando la ignorancia se supera (reconocimiento)” (nota 312). El hecho de que un héroe medio padezca una desdicha sin merecerla (lo que produce conmiseración) y al mismo tiempo que se trate de alguien que tiene nuestra edad, costumbre, condición, carácter, etc. nos hace temer ante la posibilidad de que nos pase lo mismo. El hecho de que un héroe medio actúe de determinada manera, que cometa incesto, matricidio, parricidio, en fin, que cometa un error, y que lo haga con ignorancia, sin conocimiento, demuestra la intención del héroe, que es haber incurrido en actos involuntariamente, sin maldad, y a estos actos involuntarios no les corresponde crítica o reproche sino comprensión y hasta compasión; un efecto diferente en el espectador como al que se llegaría en el caso de que el héroe actúe sin experimentar arrepentimiento alguno.

Edipo Rey de Sófocles

En esta obra, según Aristóteles, encontramos al mejor reconocimiento, es decir, al que se produce juntamente con la peripecia. La obra comienza cuando Edipo recibe un pedido de los tebanos, quienes estaban sufriendo males nuevamente (primero era por la esfinge) a causa de los responsables del asesinato de Layo (padre de Edipo). El Rey ordena que se encuentre a los responsables, sin conocer que se trataba de él mismo. Hasta ese momento no se produce el reconocimiento en Edipo, pero éste comienza a investigar, convocando a los ancianos y pidiendo la colaboración del pueblo, que cualquiera que sepa quienes fueron los asesinos se lo informe inmediatamente a él. Sin saber que se estaba condenando, se incluyó en el castigo que habrían de recibir los que escondan la verdad acerca del hecho.

La peripecia de Edipo, dentro de la obra, comienza por un mensajero proveniente de Corinto, quien trae la noticia de la muerte de Póbilo. Este mensajero fue el mismo que recogió a Edipo del monte Citerón, por esta razón sabía también que Póbilo y Mérope no fueron quienes engendraron al Rey. Así, al querer calmar el temor que tenía Edipo de cometer incesto con la viuda Mérope, el mensajero le confiesa que aquellos no eran sus padres, lo que provoca en el Rey un cambio de fortuna; descubre su identidad, lo que antes sospechaba queda confirmado, se produce el reconocimiento, específicamente en la clasificación aristotélica de los que derivan de las acciones precedentes, los que no son inventados por el poeta: Edipo reconoce el parentesco que lo unía a Layo y Yocasta a través de todos los datos que recaudó mediante

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb)
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com