Análisis de Platero y Yo

Introducción

Se trata de una narración poética de la vida y muerte del burro. Son capítulos en los cuales se recopilan y exponen las experiencias y recuerdos vividos, que van y vienen, entre Platero y el narrador, que son los personajes principales. Dentro de este libro se podrá notar un crítica a la vida, la naturaleza, la religión, la muerte, la infancia; temas que me parecen importantes de abordar en este reporte. Por otro lado, la naturaleza a menudo se humaniza, con descripciones que resaltan sus cualidades. De hecho, una de las cosas que más se puede resaltar del libro es la descripción de los paisajes, como si fuesen cuadros; pues el autor es muy sutil al retratarnos el lugar y el tiempo. Todo esto y los personajes lograrán transmitir el punto de vista del autor.

Desarrollo

La acción se desarrolla a lo largo de un año, con las estaciones y los diferentes momentos del día claramente definidos, pero es un año atemporal y mítico. La obra empieza con que Platero “va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecitas rosas, celestes y gualdas [...]”(Jiménez, 1914: 4), ha de ser primavera. De hecho, los primeros 56 capítulos son primaverales, 15 capítulos siguientes corresponden al verano, del 71 al 110 se sitúan en otoño; los siguientes 20 capítulos transcurren en invierno; y después del 131 hasta el final volverá la primavera.

El título, intrigante la primera vez que se le escucha, con un hermoso juego de palabras, cierra y resume de su tema. La obra tiene, además, unidad, un hilo que sirve para unir los distintos episodios de forma literaria y sentimental: “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blanco por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.” (Jiménez, 1914: 4) que al parecer es simpático e interlocutor mudo de lo que su amo le dice o piensa de él y del universo.

A pesar de la riqueza de detalles realistas y de la plasticidad que logra al retratar el dolor de tantos seres queridos los efectos de la crueldad del

hombre sobre la naturaleza, el autor se muestra intensamente selectivo en relación con los posibles materiales y la manera en que los trata. En este sentido, los personajes se convierten en portadores del punto de vista de Juan Ramón sobre cómo debe uno conducirse y configurar su vida.

“Si tú vinieras, Platero. con los demás niños, a la miga, aprenderías el a, b, c, y escribirías palotes.” (Jiménez, 1914: 9), aquí el narrador afirma que Platero “[...] aunque no tienes más que cuatro años, ¡ eres tan grandote y tan poco fino ! ¿En qué sillita te ibas a sentar tú,[...]?” (Jiménez,1914: 9). El proceso de humanización De Platero lo hace Niño aquí para iniciar un desarrollo biológico que le hará pasar por todas las fases, incluso la muerte. Por otro lado, el “yo”, el que se esconde detrás de esa primera persona es el poeta, el mismo Juan Ramón Jiménez, así se ha observado siempre, y a tal posición conduce el autorretrato del capítulo VII “ Vestido de luto, con mi barba nazarena y mi breve sombrero negro, debo cobrar un extraño aspecto cabalgando en la blandura gris de Platero.” (Jiménez,1914:

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