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Aspectos básicos de la formación basada en competencias

lety86Tutorial11 de Junio de 2012

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ASPECTOS BÁSICOS DE LA FORMACIÓN

BASADA EN COMPETENCIAS

Autor:

Sergio Tobón

Talca: Proyecto Mesesup, 2006

I. INTRODUCCIÓN

Son múltiples las razones por las cuales es preciso estudiar, comprender y aplicar el

enfoque de la formación basada en competencias. En primer lugar, porque es el enfoque

educativo que está en el centro de la política educativa colombiana en sus diversos

niveles, y esto hace que sea necesario que todo docente aprenda a desempeñarse con

idoneidad en este enfoque. En segundo lugar, porque las competencias son la

orientación fundamental de diversos proyectos internacionales de educación, como el

Proyecto Tuning de la Unión Europea o el proyecto Alfa Tuning Latinoamérica. Y

tercero, porque las competencias constituyen la base fundamental para orientar el

currículo, la docencia, el aprendizaje y la evaluación desde un marco de calidad, ya que

brinda principios, indicadores y herramientas para hacerlo, más que cualquier otro

enfoque educativo.

Las competencias son un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico,

pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo,

determinando cómo debe ser el proceso instructivo, el proceso desarrollador, la

concepción curricular, la concepción didáctica y el tipo de estrategias didácticas a

implementar. Al contrario, las competencias son un enfoque porque sólo se focalizan en

unos aspectos específicos de la docencia, del aprendizaje y de la evaluación, como son:

1) la integración de los conocimientos, los procesos cognoscitivos, las destrezas, las

habilidades, los valores y las actitudes en el desempeño ante actividades y problemas; 2)

la construcción de los programas de formación acorde con los requerimientos

disciplinares, investigativos, profesionales, sociales, ambientales y laborales del

contexto; y 3) la orientación de la educación por medio de estándares e indicadores de

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calidad en todos sus procesos. En este sentido, como bien se expone en Tobón (2005),

el enfoque de competencias puede llevarse a cabo desde cualquiera de los modelos

pedagógicos existentes, o también desde una integración de ellos.

El enfoque de competencias implica cambios y transformaciones profundas en

los diferentes niveles educativos, y seguir este enfoque es comprometerse con una

docencia de calidad, buscando asegurar el aprendizaje de los estudiantes. En el presente

capítulo se hace un análisis de los aspectos esenciales de la formación por competencias

en la educación, teniendo como punto de referencia la gestión de calidad. Así mismo, se

busca articular el tema de las competencias con el pensamiento complejo.

Recomendamos consultar las fuentes de referencia para ampliar el análisis, el debate y

la aplicabilidad de lo presentado en los temas que se exponen a continuación.

II. EL CONCEPTO DE COMPETENCIAS: UN ABORDAJE COMPLEJ O

A. Síntesis en torno a la construcción histórica del concepto de competencias

Una dificultad con el enfoque de competencias es que este concepto tiene múltiples

definiciones y hay diversos enfoques para aplicarlo a la educación, lo cual muchas veces

se convierte en un obstáculo para diseñar y ejecutar los programas de formación. Esto se

explica porque el enfoque de competencias se ha venido estableciendo por la

confluencia de múltiples aportes disciplinares entre sí, y entre estos y diversas

tendencias sociales y económicas. Este concepto como tal se comenzó a estructurar en

la década del sesenta con base en dos aportaciones: la lingüística de Chomsky y la

psicología conductual de Skinner. Chomsky (1970) propuso el concepto de competencia

lingüística como una estructura mental implícita y genéticamente determinada que se

ponía en acción mediante el desempeño comunicativo (uso efectivo de la capacidad

lingüística en situaciones específicas), por lo cual este autor siempre opone en el marco

de su gramática generativa transformacional competenciasdesempeño

(competenceperformance).

A partir de esto, el concepto de competencias comenzó a tener múltiples

desarrollos, críticas y reelaboraciones, tanto en la lingüística como en la psicología

(conductual y cognitiva) y en la educación.

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En contravía a la propuesta de Chomsky, de considerar la competencia como

algo interno, en la línea conductual, poco a poco se fue hablando de la competencia

como un comportamiento efectivo, y hoy en día hay un sólido modelo conductual de las

competencias, que aunque ha trascendido el esquema de estímulorespuesta,

sigue

basándose en el comportamiento observable, efectivo y verificable, confluyendo

entonces así el desempeño dentro de la competencia (que están disociados en

Chomsky). El enfoque de competencias desde lo conductual ha tenido notables

desarrollos en el campo de la gestión del talento humano en las organizaciones, donde

se asume con la orientación de buscar que los trabajadores posean competencias clave

para que las empresas sean competitivas. Desde mediados de la década de los años

noventa esta concepción de las competencias también ha sido implementada en

instituciones educativas de varios países, buscando con ello formar personas con ciertas

competencias que les posibiliten un mayor impacto en la inserción laboral.

Otra línea disciplinar está dada por la psicolinguística y la psicología cultural

que enfatizan en la competencia como un concepto que está en la base de la interacción

de la persona con el entorno. En este sentido, están las elaboraciones de Hymes (1996),

quien plantea el concepto de competencia comunicativa como el empleo efectivo del

lenguaje y de la lingüística en situaciones específicas de comunicación, teniendo en

cuenta las demandas del entorno.

En una vía diferente, pero también con un enfoque contextual, están los aportes

de la psicología cultural que tienen como principal representante a Vigotsky (1985) y

que han sido planteados por autores como Torrado (1995, 1998). En esta línea

básicamente se ha propuesto que las competencias “son acciones situadas que se definen

en relación con determinados instrumentos mediadores” (Hernández et al., 1998, p. 14).

Son acciones situadas en el sentido de que tienen en cuenta el contexto en el cual se

llevan a cabo. Ahora bien, dichas acciones se dan a partir de la mente; la mente se

construye en relaciones sociales y es actualizada por la cultura (Vigotsky, 1985;

Brunner, 1992). En general, la psicología cultural le ha aportado al concepto de

competencias el principio de que la mente y el aprendizaje son una construcción social y

requieren de la interacción con otras personas, estando la idoneidad influenciada por el

mismo contexto (véase Tobón, 2006).

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Otra línea disciplinar que ha hecho aportes significativos a las competencias es

la psicología cognitiva. Es de destacar la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner

(1987, 1997) la cual da un apoyo teórico sustancial a la comprensión de las

competencias en su dimensión cognoscitiva (véase Tobón, 2005). Igualmente, se tienen

las contribuciones de Sternberg (1997) en torno a la inteligencia práctica, la cual se

refiere a la capacidad que han de tener las personas para desenvolverse con inteligencia

en las situaciones de la vida. Esto implica llegar a la solución de los problemas sin

necesidad de pensar y analizar mucho, con el fin de canalizar la atención y la memoria

en otras actividades.

Ahora bien, en la consolidación del enfoque de competencias en la educación no

sólo han influido estos desarrollos disciplinares, sino también el momento histórico y la

economía. Y eso se debe tener en cuenta para tener un criterio crítico en su empleo. En

lo social, se tienen las crecientes presiones para que la educación forme para la vida y

para el trabajo con calidad, y trascienda el énfasis en lo teórico y la mera transmisión de

la información, pues con la paulatina emergencia de la Sociedad del Conocimiento, lo

más importante no es tener conocimientos sino saberlos buscar, procesar, analizar y

aplicar con idoneidad. Con respecto a lo económico, ha crecido la demanda de las

empresas a las instituciones educativas para que formen profesionales idóneos, de tal

manera que esto les permita competir con otras empresas nacionales e internacionales

para mantenerse y crecer. En síntesis, el auge de las competencias en la educación se

corresponde con una mayor implicación de la sociedad en la educación, la cultura de la

calidad, la globalización y la competitividad empresarial.

Esta construcción histórica del concepto de competencias en torno a múltiples

referentes disciplinares y demandas socioeconómicas es lo que explica la diversidad de

definiciones y metodologías para llevar a la práctica el enfoque de competencias. Sin

embargo, en esta característica, que se ha visto como una falencia sustancial de las

competencias

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