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«Autopsia Al Machismo»

Clauvr14Reseña17 de Noviembre de 2022

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

XIMENA VENEROS RODRIGUEZ

DEPARTAMENTO DE GÉNERO E IGUALDAD

RECENSIÓN DE MÓDULO II

2022

«Autopsia Al Machismo»

Miguel Lorente Acosta

«Autopsia» es el nombre del blog que da origen a este libro, escrito por Miguel Lorente Acosta, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, Médico Forense y especialista en Medicina Legal. Sus estudios se han centrado tanto en las Ciencias Forenses como en el ADN y por sobre todo en la Violencia de Género, por lo cual fue nombrado delegado del Gobierno para la Violencia de Género de 2008 a 2011.[pic 1]

Escribe para medios locales e internacionales, basta con escribir su nombre en el buscador de Google para descubrir diversos artículos para revistas científicas, videos y entrevistas hablando sobre violencia de género y machismo, además de ser un aficionado de la poesía. En el blog «Autopsia», recopila todos los artículos relacionados a la Violencia de Género y las «nuevas masculinidades», desentrañando diferentes mitos y verdades respecto al sistema patriarcal y el machismo, sobre todo desde una perspectiva clara y pragmática, basada en ejemplos reales y estadísticas claves.

Lo interesante de este libro, es el tipo de términos que el autor ha usado para la redacción de este (desde el nombre del libro, pasando por los títulos de cada artículo hasta la manera en que explica y sustenta todas las ideas principales), y la analogía interesante que hace con ello y la medicina forense. La autopsia, según el diccionario en español de Google, es el estudio y examen de los órganos, tejidos o huesos de un cadáver para averiguar o investigar la causa de su muerte[1]. Siendo así, el autor nos pone sobre la mesa un estudio y examen detallado de nuestra sociedad y más concretamente de la sociedad española, y de las conductas y valores que componen esta cultura machista, asemejando esta problemática con el cadáver de una autopsia, para de esta manera averiguar e investigar profundamente la causa del machismo, la causa de tantas muertes, de tantos crímenes, de tantos abusos, que parecen haberse normalizado hoy en día.

Al empezar el libro, Lorente nos presenta la frase «ver por uno mismo», como una suerte de conocimiento empírico inherentemente manipulado por nuestros sesgos geopolíticos y corpolíticos, por lo que él propone dejar de ver por uno mismo y mirar conjuntamente, es decir, mirar junto a los demás para poder así desarrollar una consciencia crítica que nos lleve a cuestionar la cultura androcéntrica y jerarquizada en donde hemos crecido. Esta apreciación me parece relevante porque es verdaderamente real. Al nacer y crecer en un territorio determinado y bajo un contexto socioeconómico y cultural específico, se nos hace difícil mirar a los lados, y por el contrario se nos hace muy fácil ser parte de, es decir, replicamos y reforzamos estas conductas machistas sin cuestionarnos lo más mínimo porque lo vemos como “normal”. La imposición, la discriminación, el abuso, la violencia, los privilegios y el poder, siempre han estado normalizados, siempre han sido “cosas normales”, normales para el género masculino.

Felizmente y luego de muchos años de lucha gracias a los movimientos feministas, hoy somos muchas las mujeres que reflexionamos y cuestionamos distintas conductas tanto propias como ajenas, somos muchas las que nos dedicamos a investigar y leer sobre igualdad y somos muchas las que nos dedicamos actualmente a seguir trabajando por la igualdad, pero…oh sorpresa!, el machismo sigue existiendo y el avance del feminismo ha generado que el machismo se sienta “atacado”, que esa identidad machista arraigada sólidamente en nuestra sociedad se levante y luche, pero no por la igualdad, ni junto al feminismo, sino en contra de él.  

El machismo presenta al feminismo y a los esfuerzos por la igualdad (políticas públicas, planes de igualdad, Ley integral, etc.), como una amenaza hacia los valores y el orden de la sociedad, haciendo énfasis en las tradiciones, la familia y las costumbres. Situación que me hace recordar mucho a la problemática que se da en Perú debido al artículo V del Título Preliminar del Código Civil Peruano[2], que menciona al “orden público y las buenas costumbres”, tópicos que han originado diversos conflictos por su carácter sumamente subjetivo y las diversas interpretaciones que se dan a raíz de ello, como por ejemplo, en la sentencia del Tribunal Constitucional Peruano (676/2020)[3], con la cual se denegó la inscripción de un matrimonio homosexual (celebrado por dos peruanos en México), en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil Peruano, argumentando que el artículo 2050 del Código Civil Peruano, establece que: “Todo derecho regularmente adquirido al amparo de un ordenamiento extranjero, competente según las normas peruanas de Derecho Internacional Privado, tiene la misma eficacia en el Perú, en la medida que sea compatible con el orden público internacional y las buenas costumbres”. Lo interesante de la utilización de estos conceptos, es que suelen ser utilizados en nombre del “bienestar de la sociedad”, o del “bienestar de la familia”, cuando en realidad son argumentos discriminatorios que son utilizados casi siempre como una forma de “control” para no romper con la estructura de una sociedad jerarquizada y machista.

El machismo es cultura, y esta cultura está meramente construida bajo referencias masculinas, es por ello que se necesita, como dice el autor, «diseccionar la realidad» y poder así profundizar en la estructura para que cada persona «vea por sí misma» y pueda hacer esa «autopsia» a la realidad que vivimos hoy en día, para así desenmascarar al machismo y erradicarlo de una vez por todas.

Primera Cavidad

El machismo ha sabido como determinar y dar significado a la realidad, de esta manera la percepción que tienen las personas en nuestra sociedad es la de una feliz convivencia en donde las relaciones interpersonales se dan con respeto, igualdad y consideración, de esta forma, el machismo consigue dos objetivos: que la gente se cuestione sólo aquellas conductas o escenarios que sobrepasan el umbral de la “normalidad” y por otro lado que lo que sobrepasa este límite, son situaciones aisladas que nada tienen que ver con la “normalidad”.

Otra de las referencias clave para entender la dinámica del machismo es el aspecto cuantitativo y cualitativo, la idea de que son muchos por su “superioridad física y mental” y por consiguiente considerar a las mujeres “débiles y poco inteligentes”. Esa “normalización” de la desigualdad es lo que da sentido a la superioridad sin necesidad de que sea ratificada por una realidad concretamente objetiva. En esta primera cavidad el autor se centra en desentrañar la estrategia del machismo y la utilización del relato, para que no cambie nada.

En esta parte del libro, se habla de una cultura enraizada en la sociedad en la que tanto hombres como mujeres crecemos bajo la sombra machista, replicamos y reforzamos una serie de conductas e ideas que a su vez determinan comportamientos e identidades. El autor habla de los instrumentos de socialización, haciendo referencia a todos los factores externos que inciden en nuestro desarrollo desde la infancia (los juguetes, los colores, conductas estereotipadas de figuras parentales, medios audiovisuales, etc.), los cuales mayoritariamente, limitan cualquier intento de modificación en nuestro ser, tanto a nivel físico como mental y sólo se podría cambiar con la incorporación de nuevas referencias y un proceso de reflexión y análisis crítico, personal y social. Sin embargo, la parte conservadora de la sociedad identificada con estos valores “tradicionales”, suelen fomentarlos a toda costa y perpetuarlos, sin importar las consecuencias, incluso llamando “adoctrinamiento” a cualquier nueva referencia o metodología de la educación que no vaya con sus ideales. Y en esto estoy totalmente de acuerdo con el autor, el principal instrumento de cambio y transformación, es la educación, citándolo: “La revolución pendiente no está en las calles o avenidas, la revolución que transformará la sociedad sucederá en las aulas…”.

Esta construcción social del machismo necesita de la participación de las personas y que a la vez estas adopten sus referencias de forma “natural”, para seguir consolidándose y para que la realidad se configure de un solo modo que premia solo a “buenas mujeres” o “buenos hombres”, por lo cual aún un porcentaje de la población reconoce que la violencia de género está justificada[4]. Otra de sus estrategias, es hablar sobre “ideología de género” para desprestigiar las políticas de Igualdad, al presentarlas como si fueran medidas destinadas a todos los hombres, o en contra de los hombres y no un Derecho Humano. Y es cierto que la aplicación de estas medidas condena a hombres, pero no por el hecho de serlo, sino por ser maltratadores.

Otra de las aristas que forman parte del machismo, es su estrecha relación con los partidos políticos de ultra derecha, ya que como se ha visto en distintas ocasiones, estos partidos amparan y fomentan el conservadurismo y los valores tradicionales, ahora más que nunca (frente al feminismo), intentando captar explícitamente el voto machista.

Por otro lado, la capacidad de manipulación que tiene el machismo es enorme, aprovechan el hecho de poder condicionar la realidad a su antojo y para su beneficio y lo hacen desacreditando los esfuerzos y políticas a favor de la igualdad. Argumentan que el número de homicidios han aumentado a pesar de las medidas establecidas, pero es porque antes de hablar de violencia de género específicamente, se hablaba de «violencia intrafamiliar» o «violencia doméstica», es por eso que no se contabilizaban los homicidios de mujeres de manera individual, es decir se contaban los homicidios en términos absolutos. Otra de las estrategias del machismo es generar confusión, por medio de críticas sin sentido e ideas sin sustento alguno, como cuando alegan que la mayoría de denuncias son falsas, cuando las estadísticas demuestran lo contrario.

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