Casa De Papel

INFORME DE LECTURA.

Texto base: La casa de papel de Carlos María Domínguez

Breve semblanza del escritor

Presentar la figura de un escritor no resulta del todo sencillo, especialmente si se corre el riesgo de caer en una repetida formula biográfica limitada a fechas y anécdotas; pero ese riesgo se acrecienta si se trata de un actor vivo que no ha culminado su itinerario vital como escritor.

Es el caso de Carlos María Domínguez, al que podríamos enmarcarlo con suma justicia como escritor de las dos orillas: uruguayo-argentino.

Su formación como escritor recorre lugares variados como la narrativa, la crónica, el periodismo, el ensayo y la crítica. Si bien ha sido conocido y consagrado como hábil y exitoso narrador, su veta crítica y de investigador riguroso potencian la obra de un escritor que asume riesgos y acepta los desafíos especialmente cuando se enfrenta a una literatura del best seller que ignora al escritor exigente y los caminos posibles, difíciles y lúcidos de una literatura que rehúsa los lugares comunes.

Nacido en Buenos Aires, en 1955, casado con una uruguaya, se traslada a Montevideo a la que encuentra más literaria y donde se superponen fragmentos de tiempo en una sincronía atemporal.

Es un caso curioso de uno de los raros escritores privilegiados que pueden vivir de su profesión, teniendo una profusa actividad como periodista de Brecha, Búsqueda y el diario El País, obteniendo prestigiosos premios sin renunciar a una literatura sin concesiones.

Comienza su producción en la década de los 80 con Pozo de Vargas (novela) y publica en 1993 una biografía sobre Juan Carlos Onetti, un año antes de su muerte, obra que actualmente ha revisado y a la que señala la revelación de nuevas informaciones relativas a los últimos años de su vida.

La publicación de La casa de Papel se produce en un momento donde el escritor, consciente de sus posibilidades, construye una trama atrapante que combina distintas fuentes y convoca a un lector que no tiene más remedio que hacerse responsable de la obra que lee.

La casa de papel: una nouvelle híbrida

Todo escritor recurre a estrategias que conduce la narración en un sentido o en otro, y que conducen además al lector, a veces, a una trampa, o a ese desafío de sentirse perdido frente a lo que lee.

El diseño base de la Casa de papel se construye a partir de la lógica de la novela policial donde se pretende revelar un misterio a partir de la búsqueda de pista e indicios que nos conduzcan a la solución final.

Es una nouvelle que se construye desde la coparticipación del lector y también con su complicidad. Son numerosos los guiños que nos lanza el narrador y que nos ofrece un espacio para el descubrimiento, la búsqueda, la reflexión y hasta el humor aun sin ser este último un ingrediente fundamental.

Es una novela breve, sencilla en los recursos que trabaja el autor. Una linealidad argumental y expresiva que sin grandes aspavientos técnicos, consigue atrapar al lector e implicarlo en esta reflexión-lúcida y, a la vez tópica por momentos, sobre los límites de la realidad y la literatura. Una metáfora sobre el poder de las palabras y la tiranía que la ficción puede ejercer sobre la vida.

Una historia que tiene a Borges como telón de fondo, que toma del boom las dosis justas de delirio onírico y que intenta superar la tendencia de otros autores hispanoamericanos a coquetear al fin con el surrealismo al fin.

Exposición y explicación argumental de La casa de papel

Un misterioso libro cubierto de cemento y procedente de Uruguay, llega a la Universidad e iba dirigido a una colega del profesor, quien había fallecido súbitamente. Su sucesor, un profesor argentino, que vive en Inglaterra, viaja a su ciudad natal y luego parte a Montevideo para indagar sobre la procedencia y averiguar sobre quien le había enviado el libro a su compañera. Y si el mismo estaba conectado con la muerte de la profesora.

En la Casa de Papel, el narrador es un profesor de literatura. Una colega, Bluma Lennon, muere en un misterioso accidente atropellada mientras leía los poemas de Emily Dickinson. Su sorprendente muerte atribuida a los libros, agita al mundo académico de la Universidad de Cambridge. El narrador, que ocupa su lugar, recibe un maltrecho libro devuelto a la fallecida, un “desquiciado y viejo “ejemplar de La línea de sombra de Joseph Conrad. En la primera página hay una misteriosa dedicatoria. El deterioro resulta difícil de explicar ya que el libro parece haber estado expuesto al agua y a la tierra. El enigma estimula la búsqueda de Carlos Brauer, un bibliófilo uruguayo, que ha desaparecido de Montevideo. A lo largo de la investigación el protagonista sentirá inquietud frente a ese objeto que refiere, amenazante, a su propia biblioteca. En el estado de deterioro que se encuentra el ejemplar es una advertencia para todos aquellos que poseen bibliotecas, de que éstas pueden ser destruidas.

La ficción, con fuerza ensayística, reflexiona sobre lectores y libros. Si en la primera página leemos “Los libros cambian el destino de las personas”, en otro momento afirma que las personas también cambian el destino de los libros.

El dueño de una de las mejores librerías de ediciones antiguas de Montevideo conoció a Brauer quien era un bibliófilo o lector, no sólo coleccionista. Lo conduce a su colega Agustín Delgado quien conoce la historia del desaparecido. Delgado, temeroso y reticente, le narra el trágico periplo del amigo. El coleccionismo de Brauer se había tornado irrefrenable y su biblioteca creció hasta cercarlo. Incapaz de desprenderse de sus obras perdía su propio espacio y se movía entre oscuros pasadizos de libros que oprimían su cuerpo.

El lector-coleccionista, transformado de bibliófilo en biblioclasta, convertido en voraz caníbal de papeles impresos acaba por tener su castigo. Las velas encendidas para ambientar la lectura de un texto renacentista incendian el fichero de su biblioteca. Sin el orden todo está perdido. La locura por los libros acaba por devorar al lector. Como señala el horrorizado Delgado: “Un hombre puede conquistar muchas lecturas, pero un conquistador

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