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Conductas


Enviado por   •  21 de Octubre de 2013  •  2.611 Palabras (11 Páginas)  •  237 Visitas

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Biología y conducta humana: ¿determinan los genes el destino?

Por Christina M.H. Powell

En el ministerio hay que tratar con todos los aspectos de la conducta humana. Para señalar el camino a la Cruz, los siervos del Señor tienen que tener en mente las necesidades y los problemas de la gente. Sea que el pastor predique a toda la congregación o aconseje a un individuo, tiene que aplicar la verdad bíblica con sensibilidad y exactitud a todos los aspectos de la conducta humana. Además de su función como líder moral en su comunidad, el pastor muchas veces tiene que tratar los asuntos sociales que se presentan como ramificaciones de la conducta humana.

Al hablar de la conducta humana, generalmente los pastores enfatizan la responsabilidad personal, la necesidad de mantener las normas bíblicas, y el papel del libre albedrío. No obstante, en la sociedad de hoy, la gente espera que la ciencia revele el origen de cierta conducta humana, y buscan hallar el origen de esta conducta en los genes o en el ambiente. Lamentablemente, los hallazgos de los estudios científicos sobre la conducta humana se distorsionan en la literatura popular porque se perciben con implicaciones sociales y políticas. Un estudio científico que sugiere una posible conexión genética llega a ser prueba de que la conducta estudiada es innata o incambiable. Cuando un posterior estudio desaprueba esa conexión, generalmente se da poca atención en los medio de comunicación para corregir los previos exagerados reclamos. Se puede encontrar ejemplos de esta falta de conexión entre las investigaciones académicas y la comprensión popular para los estudios sobre la base biológica de agresión, inteligencia, esquizofrenia, alcoholismo, y homosexualidad. Este artículo enfoca la relación entre la biología y la conducta humana en relación al desarrollo de la homosexualidad, un tema controversial que los ministros del evangelio muchas veces tiene que tratar. ¿Determinan los genes el destino?

EL DETERMINISMO BIOLÓGICO Y LA CONDUCTA HUMANA

Ahora que los científicos han secuenciado el genoma humano, se ha popularizado la idea de que la conducta humana pudiera determinarse por nuestra constitución genética. Este pensamiento es una forma de determinismo genético, una creencia de que los genes en gran parte determinan las características física y de conducta. Es claro que algunas enfermedades, como Huntington, se deben a ciertos genes. Algunos rasgos, como el color de los ojos, son el resultado de la interacción de dos o más genes. Algunas afecciones, como el síndrome de Down, se pueden trazar a una anomalía de cromosomas. No obstante, los rasgos de conducta —como agresión, inteligencia, y orientación sexual— son complejos; por tanto, es difícil y controversial la búsqueda de base genética para éstos.

Los científicos han empleado distintos métodos para descubrir una base biológica para la homosexualidad. Estos métodos incluyen la búsqueda de diferencias en la neuroanatomía (estructura del cerebro) entre varones homosexuales y heterosexuales, el estudio de gemelos y hermanos de homosexuales, y el análisis de conexión para buscar la existencia de genes “gay”. Necesitamos analizar más de cerca cada uno de los métodos y las conclusiones a las que se puede llegar.

BÚSQUEDA DE UNA BASE BIOLÓGICA DE CONDUCTA EN LA ESTRUCTURA DEL CEREBRO

Primero, considere los estudios que buscan las diferencias en la estructura cerebral entre los varones homosexuales y los heterosexuales. Estos estudios se basan en investigaciones anteriores que se han hecho para localizar pequeñas diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos. Se han notado minúsculas variaciones en las regiones del hipotálamo, que unen al sistema nervioso con el endocrino, y la comisura mayor del cerebro, que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Se piensa que estas diferencias entre el cerebro masculino y el femenino se deben al efecto de las hormonas del sexo (particularmente andrógeno) en el cerebro en desarrollo antes del nacimiento de un niño.

En 1990, Dick F. Swaab del Instituto de Investigación Cerebral de los Países Bajos encontró en sus autopsias del cerebro de homosexuales que una pequeña parte del hipotálamo del cerebro, llamado núcleo supraquiasmático, en general era el doble del tamaño de los varones heterosexuales; y la forma se asemejaba más a la que típicamente se halla en mujeres. A veces se refiere a esa sección del hipotálamo, del tamaño de una cabeza de alfiler, como el reloj del cerebro porque coordina el ritmo circadiano. Otro estudio, publicado en 1992, por Laura S. Allen y Roger A. Gorski, neurobiólogos de la Universidad de California en Los Ángeles, mostró que la comisura anterior, un conjunto de nervios que conectan una minúscula porción de la corteza cerebral de los hemisferios derecho e izquierdo, es más grande en las mujeres que en los hombres y también más grande en hombres homosexuales que en heterosexuales.

No se conoce que el núcleo supraquiasmático o la comisura anterior regulen la conducta sexual, de modo que cualquier diferencia entre homosexuales y heterosexuales no implica que estas regiones determinen la orientación sexual. Los hallazgos de estos dos estudios no han sido ni reproducidos ni refutados por otros laboratorios.

En un tercer estudio, publicado en 1991, el neurocientífico y activista de homosexuales Simón LeVay, trabajando en el Instituto Salk en La Joya, California, descubrió que el tercer núcleo intersticial del anterior hipotálamo (NIAH3) por lo general es más pequeño en varones homosexuales que en heterosexuales. El NIAH3 por lo general es más pequeño en mujeres que en hombres. En estudios de animales, el centro del hipotálamo se ha implicado en la generación de típica conducta sexual masculina. En el sentido que se puede comparar ovejas con humanos, los estudios hechos con ovejas en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon en 2004, apoyan los hallazgos de LeVay.

Hay solo un grupo de investigadores que han tratado de repetir los hallazgos de LeVay. En 2001, William Byne del Hospital Monte Sinaí en Nueva York, y coautores, confirmaron la considerable diferencia en tamaño entre hombres y mujeres descubierta por LeVay. Aunque estos investigadores hallaron diferencia en tamaño entre varones homosexuales y heterosexuales, la diferencia era minúscula, sin importancia estadística. Estos investigadores avanzaron un paso más que LeVay y contaron la cantidad de neuronas (células nerviosas) en una región además de medir el tamaño de la misma. Aunque no hallaron diferencia entre la cantidad de neuronas

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