Cuento

Uno para todos y todos para uno.

Pedro se levantó como todas las mañanas, listo para ir a la escuela. Realizó su rutina de siempre, desde bañarse, bajar a desayunar con su familia, para luego tomar camino al colegio. Después de un día largo, Pedro se fue a su entrenamiento de basketball. El pequeño no congeníaba con sus compañeros, era bueno en el deporte pero a la vez un poco flojo, por lo mismo no le gustaba trabajar en equipo. El entrenador les indicó de inmediato lo que tenían que hacer ya que el próximo partido se acercaba, los niños se sentaron en una banca a escuchar las intrucciones.

-Tienen que trabajar juntos, niños-dijo el entrenador- No importa si ganan o pierden, lo importante es divertirse.

-Dígale eso a Pedro, no sabe jugar. No debería estar en el equipo.-dijo Gustavo.

- Gus, por favor. Todos son importantes dentro del equipo- dijo el entrenador.

- ¡Pero él no coopera! - se quejó Bruno.

- Soy el capitán, puedo hacer lo que quiera- se excusó Pedro.

- No Pedro, te equivocas. El ser capitán del equipo no quiere decir que puedas dejarle todo a tus compañeros. Tú también debes cooperar.- dijo el entrenador - Así que si quieren ganar el partido, tienen que trabajar juntos.

Todos se fueron a sus casas. Diariamente, Pedro hacía lo mismo de siempre, le dejaba todo a sus compañeros logrando que estos se enojaran con él. Llegó el día del partido, el entrenador se acercó a Pedro, realmente veía que el niño no ayudaba mucho.

- Pedro, por favor-dijo el entrenador- Sé que no es fácil para ti, pero tus compañeros han trabajado muy duro para llegar hasta aquí, y sé que tú puedes ayudar a ganar este partido. Si realmente te gusta el basketball, demuéstralo.

- ¿Cómo?- preguntó Pedro

- Actúa como un buen líder.- dijo el entrenador- Ayuda a tus compañeros, ser líder no se trata de dejarles todo a ellos, es ayudarlos y apoyarlos a llegar a esa meta que comparten.

Pedro asintió y fue hacia sus compañeros, los hizo juntarse en círculo.

- Sé que me he comportado mal con ustedes, pero hay que trabajar juntos para ganar. - dijo Pedro.

- ¡Hay que ganar! -dijo Bruno.

Todos sonrieron y fueron a la cancha, cuando por se estaba acabando el tiempo, que definiría el equipo ganador, Pedro encestó logrando la victoria del equipo.

Los niños lo cargaron y le celebraron la victoria, después de todo entre todos lograron ganar el partido.

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