Cómo elegir la identificación adecuada para productos químicos

Cómo elegir la identificación adecuada para productos químicos

Si realizáramos un recorrido por alguna instalación donde se manejen productos químicos, probablemente observaríamos una mezcla interesante de símbolos, colores, letras o números, frases, dibujos y formas, haciendo casi imposible identificar la verdadera peligrosidad de las sustancias que se encuentran en el lugar.

El asunto es que cuando nos ponen en frente un envase para asignarle un símbolo de peligro, nos llega la información mas variada. El gran menú de opciones no nos lleva a elegir un sistema de identificación determinado, sino a poner en servicio toda nuestra creatividad y originalidad para tomar los elementos más vistosos de cada uno, de manera que podamos “armar” un lenguaje propio para hablar acerca de los peligros de esta sustancia.

Por fortuna ya hemos venido perdiendo un poco la cultura de querer “camuflar” o esconder la información y por lo menos intentamos asignar algún tipo de etiqueta comunicadora correspondiente con la realidad.

Sin embargo, debemos ponernos de acuerdo y también conocer la diferencia entre lo legal y lo voluntario. Cuantas veces nos hemos enfrentado a algún auditor que se le ocurre decir: “deben marcar todos los productos de acuerdo con NFPA” y a la semana siguiente llega un cliente y dice: “No, deben marcar todo con HMIS”. Como el dueño del proceso no conoce lo que debe o no debe hacer, lo que puede o no puede hacer, comienza a solicitar conceptos técnicos para que otros le digan qué decisión tomar. Esto no es más que falta de una consulta legal sencilla para tener claridad en sus derechos y deberes. El dueño del proceso debe saber ELEGIR.

Aún en la actualidad, colocar un rótulo o un símbolo sigue siendo todo un acontecimiento y por supuesto un problema, porque no solo tenemos grandes vacíos en cuanto a la interpretación de aquel amplio menú de sistemas de identificación, sino que realmente no sabemos cuándo y cómo utilizar correctamente cada tipo de señal.

La legislación nacional resalta la importancia de este tema, mas no obliga al uso de un sistema o un método particular para etiquetar y rotular, excepto en el transporte de mercancías peligrosas.

La ley 55 de 1993, reglamentada por el decreto 1973 de 1995 e incluso la resolución 2400 de 1979, que todavía es fuente importante de consulta, mencionan en general lo siguiente:

1. “Todos los productos químicos deberán llevar una marca que permita su identificación.”

2. “Todos los recipientes que contengan productos químicos peligrosos deberán llevar indicaciones o símbolos adecuados sobre los riesgos inherentes a la peligrosidad de los productos que contienen.”

3. “Los trabajadores deberán recibir información sobre la clasificación y el etiquetado de productos químicos y sobre fichas de datos de seguridad en una forma y en idiomas que puedan comprender fácilmente.”

4. “En caso de transporte, tales sistemas y criterios deberán tener en cuenta las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para el transporte de mercancías peligrosas.”

Cuando la ley nos dice que los productos químicos deben llevar una marca que permita su identificación y la de sus riesgos, no nos está diciendo que esa marca pueda ser un simple letrero diseñado por nosotros mismos o que tengamos que inventar algo nuevo. Nos invita a conocer las marcas que ya se encuentran disponibles y la idea es que sean UNIVERSALMENTE reconocidas por todas aquellas personas que las observen.

En ese orden de ideas, nadie debe agregar o quitar elementos de un sistema ya diseñado porque genera confusiones o entrega mensajes equivocados acerca de las características de peligrosidad. Esto es como tener la capacidad de manejar varios idiomas en forma correcta, si se habla bien, quien conoce el idioma lo entiende.

Es necesario entonces recordar que el principal objetivo de la identificación de peligros químicos es comunicar al usuario a qué se está enfrentando. El usuario es aquella persona que tiene el potencial de EXPONERSE a la sustancia: puede ser el trabajador que manipula la materia prima y sus vecinos, el almacenista, el vendedor, el gerente de la empresa, el auditor, el visitante, el cliente, la autoridad, entre otros.

Como hay una gran variedad de usuarios y de momentos, es indispensable que todos tengan información clara y dentro del contexto o el ambiente en el que se encuentre la sustancia en cuestión. Por ejemplo, no es igual el riesgo de un corrosivo líquido cuando se almacena en un frasco colocado en una estantería, que cuando se está descargando de un carro cisterna. En ambos casos, aunque se trate de la misma sustancia, el nivel de peligrosidad que ofrece a quienes se encuentran cerca es diferente. Valorando el riesgo, la señal podría cambiar.

Entonces, qué debemos hacer para elegir la señalización adecuada? Qué es una señalización adecuada?

Una señal adecuada es aquella capaz de comunicar el peligro real de un producto químico, mediante una simbología fácil de comprender desde la asociación lógica de la menor cantidad de elementos posible.

Lo primero que se sugiere hacer es actualizar el inventario de sustancias

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