Discriminacion
gerson34423 de Julio de 2012
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Por naturaleza, clasificamos los estímulos que experimentamos para comprenderlos. En relación a grupos humanos, construimos estereotipos o clisés una vez realizada la clasificación, ésta sustentada por alguna experiencia interpretada dentro un marco social.Las diferencias de los otros respecto a nosotros brindan la oportunidad para estereotipar. Para pasar del estereotipo al prejuicio hace falta la necesidad de encontrar algo que atacar, necesidad proporcionada por una identidad indefinida.
Si la situación socioeconómica es desfavorable, surge frustración y nuestra agresividad se incrementa cuantitativamente. Recurrimos al prejuicio anterior para culminar en una conducta hostil hacia el grupo prejuiciado, entonces estamos discriminando. El objetivo de la discriminación es asegurar que el poder que detentamos permanezca invariable, ya que en el fondo tememos perderlo. De no existir riesgo ni temor, no necesitaríamos defenderlo. Entonces, las tres funciones de la discriminacion, son:
1. Asegurar una identidad, aunque precaria.
2. Descargar la agresividad que de otro modo deriva en malestar profundo.
3. Mantener los grupos de poder intactos.
Aunque los beneficios son más o menos efímeros, en caso de que el medio social sea propicio, la discriminación puede ser más sostenida y duradera.
PRESENTACIÓN
En las siguientes páginas veremos las implicaciones y relaciones que existen entre la identidad tanto individual como grupal de los seres humanos inmersos en su respectivo medio social y cultural. El entrecruzamiento de estos tres factores nos ayudará a entender mejor cuándo, a quienes y por qué se discrimina. Así, intentaremos acercarnos a la realidad boliviana y sus posibilidades de inclusión social de los muchos grupos humanos con caracterizaciones diferentes. Al final del recorrido, vislumbraremos por qué la multiculturalidad boliviana se viene convirtiendo en debilidad para crear un proyecto común, y las posibles acciones que podríamos emprender para revertir tal situación apuntando a convertirla en elemento positivo de convivencia y desarrollo .
HISTORIA DE LA IDENTIDAD BOLIVIANA
Recordemos algo de la historia de Bolivia.
Tenemos la confrontación en el Chaco de los años 30, que más allá de la tragedia humana que significó para los países inmersos en la guerra , significó particularmente un hito de transformación cultural en Bolivia. Las trincheras posibilitaron un mirarnos los rostros en igualdad de condiciones, por primera vez desde la colonización española. La voz de quienes hasta entonces no habían tenido el derecho de expresarla empezó a hacer eco en otros sectores menos sufridos. Y el descontento de los excluidos marginados fue madurando y organizándose hasta estallar en la revolución del 52. La imagen de un país unido y en proceso de creación de una identidad propia y nueva encantaba a la sociedad , liderizada en apariencia por un pueblo cuyo vocero era el movimiento Nacionalista Revolucionario, cuyo discurso acicateaba la máscara de unidad nacional. Y era una máscara porque la identidad nacionalsocialista estaba basada en coincidencias comunes de factores hereditarios y/o culturales, y no así en logros comunes. Por ello, este discurso no traslucía un caracter, un contenido unificador capaz de generar una conciencia y/o identidad nacional horizontal . Luego, la frustración y la decepción volvieron a generalizarse en la sociedad boliviana. Poco después, los gobiernos dictatoriales tomaron el poder frente a una democracia huérfana.
También es importante saber que a partir del 52 la migración de bolivianos, sobre todo de Occidente a las zonas menos inhóspitas de Oriente y los valles, se acrecentó. La conformación de identidades regionales, por ello, se fortaleció, ante la llegada de cuasi extranjeros.
La economía, mientras tanto, no favorecía a las mayorías sino, a las nuevas élites.
De ahí hasta los días que corren, se escuchan los reclamos de que la identidad de la nación no pasa por elementos constructores, de logro conjunto, sino por pérdidas y fracasos. Carlos Mesa en una entrevista, así lo resume "(Bolivia) es un país que ha perdido todas las guerras en las que participa, que ha sufrido pérdidas territoriales con todos sus vecinos y tiene los índices de desarrollo más bajos del sur del continente, que tiene una historia política plagada de traiciones, que tiene una élite dominante, o sea que nunca tuvo un proyecto para el país, una sociedad en pocas palabras que como único orgullo tenga pues la beligerancia de sus clases populares, ha hecho de la derrota casi una costumbre y de ello se ha derivado un sentimiento de inferioridad (estigma de fracaso, incredulidad, impotencia, inseguridad) frente a los vecinos (Cochabamba julio de 1997).
¿Quién quiere ser boliviano, boliviana?
Han surgido algunos caminos opcionales a la identidad boliviana propiamente dicha. El indigenismo, que apunta a la pre-Bolivia, es decir, a las culturas y pueblos que poblaban el territorio boliviano actual cuya historia –la que conocemos- nos describe sociedades más justas, con mayores oportunidades y con una identidad precisa y más o menos triunfadora. Lo único que empaña esta historia es la llegada española, así que para los fines de la vuelta atrás, conviene eliminar lo más posible los factores foráneos introducidos desde entonces, incluyendo el mestizaje cultural. Estamos ante una opción de identificación sin duda atractiva y a la vez extremista.
Otra opción constituye algo opuesto a la primera. Se trata de distanciarse del pasado indígena boliviano y apuntar a la Way Life norteamericana, modelo de metas en la cultura occidental dominante en el mundo.
Concluimos luego que la falta de una identidad nacional positiva impulsa a los grupos que conforman la sociedad a buscar referentes que colmen de mejor manera sus expectativas.
Ahora, a sabiendas de que social y culturalmente los bolivianos oscilamos entre la disconformidad con nuestro ser social y la búsqueda de otra identidad más saludable, miramos hacia fuera de nuestras fronteras y salimos en desventaja cuando nos comparamos con los vecinos. El fondo actitudinal generalizado del boliviano envidioso y obstaculizador del progreso ajeno nos impide ser discriminadores con los extranjeros, ya que cuando se reconoce la envidia, no se puede sostener una conducta de rechazo y agresividad. Falta el sentimiento de superioridad típico de quienes se enaltecen para empequeñecer al otro.
Sin embargo, los estudios nos muestran como a una sociedad muy discriminante, y surge la cuestionante de por qué discriminamos en Bolivia entrelazada con la incógnita de a quiénes discriminamos. Viene bien comenzar a responder aclarando a qué nos referimos con discriminación
DEFINIENDO LA DISCRIMINACION Y SUS ETAPAS
Discriminación es toda distinción, exclusión o preferencia que se basen en motivos como la raza, el color , el sexo , el origen nacional o social, el nacimiento (características naturales) o el idioma, la religion, la opinión política o de otra índole, la posición económica, o cualquier otra condición social (características adquiridas) y que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad , de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas.
Es decir, cuando existe un trato desigual entre personas en relación a cuestiones donde hay igualdad, existe discriminación . Esto nos lleva a pensar que la discriminación es básicamente un acto de injusticia, Y se manifiesta con desprecio, odio, rechazo, ofensas, agresión, demérito o invisibilidad de capacidades y/o un trato despectivo contra un grupo social determinado.
En este punto conviene diferenciar el acto del sentimiento y de la idea.
Cuando hablamos de ideas orientadas a establecer diferencias entre unos y otros nos referimos al estereotipo. La palabra proviene de investigaciones norteamericanas que habían demostrado que los individuos tienen regularmente tendencia a atribuir rasgos en forma de clisés a los diferentes grupos. Esta tendencia es humana, y deriva de nuestra necesidad de clasificar los estímulos en una categoría para que así podamos simplificar toda la información que el mundo nos ofrece. Al clasificar, exageramos la semejanza entre miembros de la misma categoría y aun más las diferencias entre categorías. Por eso existen las etiquetas de blanco/negro, hombre/mujer, niño/adulto, indígena/extranjero, etc. En el transcurso de la convivencia en sociedad es natural que se vayan construyendo estereotipos de los grupos humanos inmersos en ella.
En nuestro país ya nos podemos ir dando cuenta de algunos estereotipos muy claros con los que convivimos. Revisemos las creencias que tenemos acerca de las mujeres, de los discapacitados, de los homosexuales, de los extranjeros, de los indígenas, de los cambas, de los collas y de los chapacos, por citar algunos.
Sintetizando, un estereotipo es una idea, una creencia. No un acto. Como se dice en la voz popular, "del dicho al hecho queda un trecho".
El inconveniente más serio de los estereotipos consiste en que pueden constituirse en la base de los prejuicios, entendidos éstos como "una opinión definitiva y desfavorable acerca de ciertos grupos humanos". Se constituye así en una actitud negativa hacia la diferencia.
Es interesante que los estereotipos con menos cualidades positivas, con menos valores y con más antivalores, caigan generalmente sobre los grupos minoritarios o los grupos excluidos. Así, el círculo de la exclusión se ve reforzado con los prejuicios fundamentados en tales clisés. Por ejemplo, tendemos
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