EL INGENIOSO ZAPATERO
Jordan Fridman Laqui CabreraTrabajo26 de Noviembre de 2020
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EL INGENIOSO ZAPATERO
(Autor: Aldo E. J. Laqui Cabrera)
Había una vez un zapatero que vivía con su esposa, era pobre y no tenía mucho trabajo en el pueblo; de pronto se quedó sin dinero para comer, hasta que un día tomó una decisión. “No debería quedarme aquí durante mucho más tiempo, aquí no hay trabajo, debo probar suerte en la gran ciudad, allí podría conseguir un buen trabajo” – le dijo el zapatero a su esposa.
Sin pensarlo dos veces, el zapatero fue a la gran ciudad; llegando se puso a gritar “¡Ya llegó el zapatero, hago zapatos nuevos, o hago que sus viejos zapatos parezcan como nuevos! ¡Consigan aquí buenos zapatos!”
El zapatero no consiguió trabajo el primer día, así que al día siguiente volvió a vagar por las calles de la gran ciudad gritando “¡Compre unos zapatos buenos, zapatos buenos!”
Una mujer al escucharlo lo llamó y le dijo “Señor zapatero, arrégleme estos zapatos”. El zapatero se sentó en la puerta de la casa de la señora y cosió los zapatos.
- “Aquí tiene señora, sus zapatos ya están listos”, - dijo el zapatero.
- “¿Cuánto le debo?”
- “Una moneda de dos soles”
- “Aquí tiene” – le dijo la señora, entregándole el dinero.
El zapatero cogió el dinero y se marchó tan pronto que llegó a la siguiente calle donde otra mujer lo llamó pidiéndole también que le arreglara unos zapatos.
- “Aquí hay unos pares de zapatos, por favor arréglelos”, - dijo la señora.
- “Con mucho gusto” - respondió el zapatero.
Terminado el trabajo, cogió el dinero y se fue diciendo “Hoy he ganado mucho, si sigo trabajando así pronto tendré bastante dinero para comprarme un burro”.
Fue así como el zapatero siguió trabajando hasta que logró ganar cincuenta soles, de manera que con cuarenta soles se pudo comprar un burro pequeño, luego de esto recogió todas sus cosas y regresó a casa.
Durante el camino atravesó un bosque donde vio una banda de ladrones, y caminando rezaba para que no le roben.
El zapatero era muy inteligente e ingenioso, así que no se desanimó y pensó en un plan; ató una moneda de dos soles cerca de la cabeza del burro y continuó caminando.
Los ladrones lo alcanzaron diciéndole “¡Hey, tú! danos todo tu dinero, ¡Rápido!”.
- “Pero sólo soy un pobre zapatero caminando con su burro, déjame ir por favor” – dijo el zapatero.
Tan pronto el burro escuchó esto, dio un fuerte rebuzno e hizo caer la moneda al suelo. Al ver esto, los ladrones se sorprendieron tanto que interrogaron al zapatero preguntándole de dónde salió aquella moneda.
- “La moneda salió del burro, las escupe por la boca durante todo el día” – dijo el astuto zapatero.
- “Véndenos tu burro, te pagaremos cien soles” – dijeron los ladrones sin pensar en otra cosa.
- “Quiero mucho a mi burro, pero está bien” – dijo el zapatero pensando en que había pasado poco tiempo de haberlo comprado, pero que estaba recuperando el doble de lo que había pagado por el burro.
Luego de que se fueran los ladrones con el burro, el zapatero fue a comprar un par de gallinas para que pongan huevos frescos para la comida, y las llevó a casa.
Mientras tanto el jefe de los ladrones decidió dormir con el burro en su establo para recoger las monedas apenas amanezca, pero se llevó una gran sorpresa cuando despertó y no encontró nada. Muy molesto, llamó a su banda y fueron a buscar al zapatero.
Cansados de tanto buscar y preguntar, lograron encontrar al zapatero al cual metieron en un saco grande y se lo llevaron, durante el camino se cansaron y decidieron descansar en una cabaña que se encontraba cerca, dejando el saco donde se encontraba el zapatero en el suelo.
De pronto el zapatero escuchó el gruñido de unos cerdos, se le ocurrió una idea y empezó a gritar. El granjero que venía con los cerdos escuchó los gritos, se acercó y preguntó “¿Quién grita?”
- “Yo, un zapatero al que quieren obligar a casar con la princesa en contra de su voluntad” – dijo astutamente.
- “¿De verdad?, si yo fuera tú aceptaría con gusto casarme con la princesa” – respondió el ingenuo granjero.
- “Entonces libérame, toma mi lugar y cásate tú” – dijo el zapatero.
Luego de estas palabras, el granjero liberó al zapatero y se metió dentro del saco, esperando a que lo llevaran con la princesa; mientras tanto el zapatero se alejó del lugar con los cerdos.
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