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EL LABERINTO DE LA SOLEDAD

30 de Marzo de 2013

960 Palabras (4 Páginas)393 Visitas

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* El laberinto de la soledad. *

(Octavio Paz.)

Blanca Estela Rosales Reyes. 2 ° “C”.

Cada cultura y estrato social se define por las características propias del lugar. Nosotros propiamente somos el resultado de una transición social que se ha venido dando desde hace siglos en nuestro país. La influencia que tuvimos por parte de un país extranjero vino a determinar el futuro comportamiento de nuestra sociedad, a base de violento sometimiento, robarnos parte de nuestra identidad y cultura propia al grado de hacernos creer que somos seres inferiores.

Así, pues, Octavio paz hace referencia a nuestra mexicanidad manifestada en un personaje singular y pintoresco, que al inicio muestra un actitud negativa resaltando los defectos de los mexicanos reflejados en este protagonista,: se refiere a los “pachucos” que son los mexicanos que habitan en los estados unidos, describiéndolos como aislados, y con una actitud antisocial y conformista, adjudicando estos adjetivos también a la sociedad mexicana en general; menciona que para los norteamericanos, “el mundo es algo que se puede perfeccionar mientras que para nosotros es algo que se puede redimir”, claro que eso fue en su tiempo.

Aun, justamente hay ciertas características que aun conservamos y seguimos perpetuando a lo largo de los años, somos egoístas de determinada manera, pues nos es muy dificultoso el trabajar en equipo, queremos sobresalir, es mas hasta sobrepasar a los demás sin importarnos nada. No es una sana competencia sino la necesidad de sentirnos superiores a alguien o algo. Ocultamos nuestro “complejo de inferioridad”, como lo denominaría Ramos, con una mascara en la que encubrimos nuestra verdadera esencia. Pero esta máscara se ha venido constituyendo a lo largo de toda la historia que nos ha marcado, no es arbitrario el uso de ésta, sino con la finalidad de sentirnos mejor aparentemente. Cambiamos nuestra mascara (personalidad), constantemente de acuerdo al momento que se requiera, pero nuestra esencia del ser permanece inamovible, pues somos cada uno irrepetibles y únicos con algún detalle que nos distingue de los demás.

Una de las mascaras que se han conferido desde hace varias décadas es la del machismo, y que sigue perdurando hasta nuestros días, una falsa hombría disfrazada de superioridad, un hombre arcano, incapaz de externar sus sentimientos, miedos y debilidades. Paralelamente las mujeres nos cubrimos bajo la mascara de de ser sumisas, obedientes, benignas y desprendidas, viendo por mantener un hogar en orden y armonía; preferimos ocultar nuestras verdaderas aptitudes, habilidades y capacidades, muchas veces nosotras mismas nos traicionamos al no ser como somos, sino, como quieren los demás que seamos.

Nosotros los mexicanos somos únicos y deferentes de los demás, buscamos cualquier oportunidad ´para burlarnos de los acontecimientos así sean los mas lúgubres, el día de muertos es un claro ejemplo. Aunque este rito-tradición tiene ciertamente una influencia española, por la religión en principal, aun así antes de su llegada las culturas mexicanas creían en la vida después de la muerte, nosotros le damos un toque muy característico con la picardía y sentido del humor, las catrinas por las calles, calaveritas chuscas que hacen referencia a mas que un temor burla hacia la propia muerte. Porque es precisamente en las festividades donde el mexicano viene a externar su personalidad, disfrutamos de los excesos y nos sentimos a gusto, las festividades no discriminan clases sociales, en eso momento es un país unido.

El 16 de septiembre es una de las festividades más importantes par los mexicanos, y lo que representa en sí lo es más, aquí viene también la ya muy famosa y trillada frase que nos identifica como mexicanos en cualquier lugar: ¡“Viva México hijos de la

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