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Laberinto De La Soledad


Enviado por   •  15 de Mayo de 2013  •  1.619 Palabras (7 Páginas)  •  348 Visitas

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RESEÑA DEL LIBRO LABERINTOS DE LA SOLEDAD (OCTAVIO PAZ)

EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS: la identidad desde niños, como podemos llegar a sentirnos verdaderamente solos. Hace conocimiento de cuando los jóvenes buscan encontrarse ir descubriendo poco a poco una identidad propia. Como al descubrir ciertas cosas por miedo se cuestionan si en realidad son ellos mismos. Se observa como los pueblos están atrapados en su historia como a pesar de los años y una gran historia los mexicanos se sienten inferiores, además da un ejemplo de que todos se sienten mexicanos pero al cruzar la frontera dejan de serlo. El pachuco se dice no pertenecer a una raza, pero en realidad está orgulloso de su sociedad y de poder ingresar a la sociedad norteamericana pero se esconde de sí mismo. El pachuco bien es la experiencia del propio Octavio paz en territorio norte americano. Una frase que destacaría sin duda es ¿qué somos y cómo realizaremos eso que somos? Si no nos descubrimos como pretendemos ser mejores, sin ni siquiera saber nuestros propios alcances no sabremos hasta donde podemos llegar. Aclara que si opinión no es para todos los mexicanos si no un grupo ya que En nuestro territorio conviven no sólo distintas razas y lenguas, sino varios niveles históricos. Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro hombre. Este fragmento es algo cierto quien ve por si mismo no duda, y cada uno busca cambiar lago de nosotros mismos por más mínimo que sea.

Viejo o adolecente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa. Todas estas expresiones revelan que el mexicano considera la vida como lucha, concepción que no lo distingue del resto de los hombres modernos. El ideal de hombría para otros pueblos consiste en una abierta y agresiva disposición al combate a aceptar con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad. La herencia hispanoárabe no explica completamente esta conducta Y si todos somos Ninguno, no existe ninguno de nosotros. Los mexicanos nos cerramos al mundo moderno y mascaramos nuestro propio juicio, y nuestro propio ser, si no externamos lo que somos como pretendemos llegar a ser.

Somos un pueblo ritual. Y esta tendencia beneficia a nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad, siempre afinadas y despiertas. Nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad delas fiestas populares. Los países ricos tienen pocas: no hay tiempo, ni humor. Y no son necesarias. El mexicano festeja por todo y es una forma de sacar sus frustraciones, pero en realidad esto del festejo ya no es con significado claro antes había sentido la muerte sin la vida no es nada y viceversa, Hoy la muerte no posee algún significado trascendente.

Nosotros, luchamos con entidades imaginarias, vestigios del pasado o fantasmas engendrados por nosotros mismos. El mexicano esta atrapado en su pasado, siente que México fue violado y no tiene una identidad propia, simplemente desde la conquista, y se dice que cuando la malinche dejo de servirle a cortez la desecho, y esta traición no la olvidamos a pesar de lso años, es por eso que buscamos copear otras culturas porque nosotros mismos no podemos con nuestro pasado. ¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la Madre. No una Madre de carne y hueso, sino una figura mítica. Chingar también implica la idea de fracaso, si no sabemos nuestra propia cultura y aceptamos nuestro pasado como pretendemos mejorar y encontrar un mejor futuro. Aún respiramos por la herida. Los mexicanos a un no nos separamos de la madre, el pasado.

La gran traición con que comienza la historia de México no es la de los tlaxcaltecas, ni la de Moctezuma y su grupo, sino la de los dioses. Ningún otro pueblo se ha sentido tan totalmente desamparado como se sintió la nación azteca ante los avisos, profecías y signos que anunciaron su caída. Sor Jua-na es una figura de soledad. Indecisa y sonriente se mueve entre dos luces, consciente de la dualidad de su condición y de lo imposible de su empeño. Es muy frecuente escuchar reproches contra hombres que han estado por debajo de su destino, ¿cómo no lamentarse por la suerte de una mujer que estuvo por encima de su sociedad y de su cultura? Su imagen es la de una solitaria melancólica que sonríe y calla. El silencio, dice ella misma en alguna parte, está poblado de voces. ¿Y

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