El Estado se ha encargado de llevar a cabo una separación entre el delincuente y la víctima,

Flor Itzel Rios Gil

GRUPO: MPJ-101

13 de septiembre de 2016

Me pareció muy interesante la lectura, ya que en alguna ocasión había analizado que un delincuente no es lo que es por sí solo, y al leer el artículo me percaté de que no estaba del todo equivocada, que la sociedad y el mismo Estado han influido para que un ser humano delinca.

El Estado se ha encargado de llevar a cabo una separación entre el delincuente y la víctima, y ha considerado al delincuente como el único agresor siendo que la conducta de este, podría ser la reacción a un acto sufrido, durante su niñez como el ser hijo de una prostituta, un niño abandonado, o simplemente por ser una persona de escasos recursos. Pero si bien es cierto la víctima es la responsable de su victimización, ya que algunas se revictimizan por sí solas.

La Victimología no sólo se enfoca al delito como una conducta unilateral del propio delincuente, sino que va más allá, enfocándose también en la víctima, ya que para que exista un hecho delictuoso se necesita de dos partes, víctima y victimario.

Por mucho tiempo el Derecho se ha interesado por la cantidad de la pena que debe recibir un delincuente por su acción, y no por la calidad, ya que en nuestros centros penitenciarios hay una gran sobrepoblación, incluyendo a verdaderos criminales y algunos internos están allí siendo inocentes y han sido inculpados por algún delito que no cometieron, siendo este factor un Derecho Penal de Acto, pero olvidamos que el ser humano tiene el libre albedrío de elegir si comete un acto delictuoso o no, en el artículo es comparado inclusive con la iglesia, en relación a los pecadores, todos sabemos cuáles son los pecados, sin embargo tenemos la decisión de elegir entre cometer o no el acto.

Muchos de los internos en un centro penitenciario, siendo inocentes están allí, por falta de recursos para un defensa digna, desgraciadamente toda la sociedad nos hemos vuelto víctima del Derecho Penal, ya que se ha enviciado y ensuciado demasiado, en donde el delincuente que tiene dinero sale libre mientras el que no cuento con ello, se queda dentro.

Se ha culpado únicamente al delincuente por sus actos, para que la sociedad y el Estado queden libres de culpa por las conductas de este, siendo que nosotros como sociedad vamos orillando a personas a delinquir.

Si algún ex presidiario nos pidiera trabajo, lo veríamos feo y le negaríamos la oportunidad de reincorporarse a la misma sociedad, brindándole una fuente de ingreso honesto, y al negarle esta oportunidad, su única salida sería delinquir porque para él es más fácil conseguir cierta cantidad de dinero sin tanto esfuerzo y en poco tiempo.

Pero no sólo el pobre delinque, sino que el acto delictuoso lo comete cualquier persona de cualquier clase social, algunos por necesidad como lo hace la mayoría de la población criminal y algunos otros por simple diversión o por alguna manía, como también lo hemos visto en los noticiarios, de algunos jóvenes, hijos de funcionarios o gente de clase alta del país, que han abusado sexualmente de chicas, o que simplemente han menospreciado o discriminado a gente de bajos recursos.

Por otro lado, tenemos a la víctima que desde siglos atrás ha sido olvidada e incluso revictimizada tanto por el gobierno como por la sociedad, pero al interesarse el Estado por aquellos que han sido víctimas de algún hecho delictuoso, sería aceptar su responsabilidad en la producción del crimen, y representan un alto costo político, como aquí en  el Estado, durante la campaña presidencial  de Enrique Peña Nieto, se escondían o maquillaban las cifras de los feminicidios, para no perjudicar su imagen ni su gobierno.

No olvidemos también que por las redes sociales nos hemos enterado de gente que ha sido discriminada por razones de etnia, color, religión o partido político, en donde la gente que ha sido más marginada y discriminada en nuestro país ha sido la que pertenece a alguna etnia, y el Estado tampoco ha hecho nada por frenar este tipo de actos anticonstitucionales.

Cuando se comienza a hablar de un bien jurídico se contribuye más a la marginación de la víctima, ya que el bien jurídico despersonalizó al delito y lo convirtió en un ataque contra los valores impersonales.

El nuevo enfoque que se le da a la criminología después de Ferri, Lombroso y Garófalo no estudia al delito como un concepto jurídico, sino más bien como un fenómeno humano, que va ligando al delito a causas de carácter patológico y social, y fue allí en donde encontraron el error que se tenía en ese entonces en la criminología de analizar e inculpar únicamente al pobre, y su investigación arrojó que también las clases económica y socialmente elevadas también delinquían.

En aquella época se creía que acabarían con la delincuencia encerrando o exterminando a los delincuentes, y hasta la fecha se ha seguido utilizando este método y la delincuencia sigue aumentado a la par de la pobreza (que para mí es uno de los principales factores por el que el índice de criminalidad crece), y es allí cuando comienza a hablarse de una resocialización y una defensa.

Desde entonces ya se pretende una reincorporación del delincuente a la sociedad, pero como ya lo mencionaba, somos la misma sociedad que origina el delito para después reprimirlo y reprenderlo.

Se ha estudiado al criminal desde la aparición de la criminología como tal, e inclusive se le clasifica y recibe una ayuda psicológica o un tratamiento psiquiátrico si es que el delincuente llegase a ser una persona inimputable, por algún trastorno mental, siendo esta última otorgada por el Estado así como su asistencia legal.

Tiempo después viene lo que son los Derechos Humanos, que se han dirigido al delincuente, más que a la víctima, siguiendo así la marginación de esta última, hago referencia en este aspecto de Derechos Humanos, el caso de Florence Cassez, en donde a esta delincuente se le dejó en libertad por violaciones a sus derechos humanos, se declaró su libertad por estas violaciones ( y por cuestiones políticas también, casi estoy segura) y fue deportada a su país, jamás se le declaró inocente de la responsabilidad de sus actos cometidos en el país, sin embargo a su llegada en Francia se le celebró como si hubiese sido declarada inocente.

He escuchado desde que tengo memoria que siempre en los noticieros hacen más referencia siempre al delincuente y no a la víctima, puesto que los criminales pasan a la historia y las víctimas al olvido, en donde cada que se pronuncia el nombre de algún criminal, todos lo ubicamos, pero cuando hablan de sus víctimas jamás se hace mención de su nombre, dejándolas en el olvido.

Se han hecho documentales y películas de diferentes criminales, ya que algunos investigadores creen que la identificación consciente o inconscientemente con el delincuente es más fuerte que con la víctima, ya que este se atreve a hacer cosas que alguno de nosotros hemos querido o planeado alguna vez pero no nos atrevemos a hacer lo que el criminal sí.

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