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El Extranjero


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  899 Palabras (4 Páginas)  •  184 Visitas

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Albert Camus, entre otros escritores e intelectuales de la época, produjo parte de sus obras entorno a las ideas del existencialismo § - cuyo representante más conocido es Jean Paul Sartre -, como eje esencial desde el cual desarrollar personajes y argumentos que fueran el reflejo de esta filosofía. La filosofía existencialista del siglo XX puede, brevemente, caracterizarse como una reevaluación de todos los valores que hasta entonces habían venido estudiando la filosofía y la religión. Las ideas que estudiaban los filósofos y los religiosos hasta entonces fueron acusadas por los existencialistas de dar la espalda al mundo real, ocupándose de nociones muy abstractas y alejadas de la realidad cotidiana, como el “puro idealismo” o “el cielo”, respectivamente.

Jean Paul Sartre fue uno de los filósofos de mayor trascendencia en el existencialismo, tras la II Guerra Mundial, y Albert Camus uno de sus más importantes seguidores. Su definición del Hombre señala que los humanos son los únicos seres vivos conscientes de su propia existencia, y así como los objetos físicos son en sí, el ser humano también debe ser para él mismo, es decir que los humanos son los únicos seres que al tener conciencia de su vida son libres para elegirla de acuerdo a su propia voluntad.

Si hasta entonces el tema filosófico cuestionaba qué es el Hombre y qué es la Naturaleza, el existencialismo propondrá que no hay tal “naturaleza” eterna en el Hombre. La existencia humana precede a cualquier significado que pueda tener: esto quiere decir que el hombre tiene como deber crearse a sí mismo, pues su “esencia” no es innata: cada hombres es libre de formarse a sí mismo según su propia libertad, y no tiene que obedecer ni mandatos religiosos ni mandatos morales “naturales” que le impongan o indiquen cómo debe ser y cómo debe comportarse. La noción de un mundo “sin sentido” y “absurdo” surge precisamente de ésta concepción filosófica, pues el mundo en sí, para los existencialistas, no obedece a normas morales o éticas universales de ninguna clase, ni a leyes divinas que le den sentido y respuestas a la vida.

La falta de una razón para que exista el mundo hace que los existencialistas lo entiendan como “mundo absurdo”. El hombre está “solo” en el Universo (sin dioses ni nada que lo justifique) y es absolutamente libre para elegir y construir su propia vida. Es el único encargado de sí mismo, de construir y sostener un vínculo con el universo que le de significado a la existencia de lo uno y lo otro. Esto es en gran parte lo que Meursault, para bien o para mal, va haciendo a lo largo de la novela con su cuestionamiento al “sentido” de la vida en general. El hombre es, por lo tanto, un extranjero en un mundo sin sentido (o sea, sin seguridades absolutas), y esta certeza de saberse libre en un mundo en el que se nace y se muere sin una razón clara produce el sentimiento de pasividad,

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