El Monstruo En La Almuhada

El niño: Era muy inteligente, estudioso y responsable, experto en videojuegos.

El papá: Siempre le ayudaba al niño en las tareas diarias.

El hermano mayor: Siempre excluía al niño de sus juegos y sus padres le daban la mejor ropa y regalos.

La mamá: Quién mimaba mucho al niño y nunca lo veía crecer.

Personajes Secundarios:

La profesora: Dictaba las clases en el colegio y quién se preocupó por el bajo rendimiento escolar del niño.

Alfonso: Tío del niño.

González: Compañero de clases.

Gabriela: Era su pequeño amor secreto, compañera de clases.

Mejía: Compañero de clases.

Psicóloga: Quién debía descubrir porque el niño había bajado su rendimiento escolar.

Tiempo: Presente.

Lugar: La historia transcurre en el hogar especialmente en la habitación, en el colegio y en las calles de la ciudad.

Lenguaje: Popular.

Resumen:

Erase una vez un niño estudioso, inteligente, un poco responsable, buen deportista, experto en videojuegos y buen amigo.

Tiene una familia como la de todos. El papá siempre lo quiere ayudar en los problemas de matemáticas aunque el niño sospecha que sabe más que él.

El hermano mayor lo excluye de sus juegos. Siempre le dan lo mejor, el helado más grande, la mayoría de las papas y los tenis con cámara de aire.

Siempre lo envolatan en todo, cuando sea grande aunque pase el tiempo es el chiquito.

La mamá lo sobreprotege, quiere sacarlo al paradero del bus y despedirse con un beso lo que no se da cuenta es que los amigos se burlan de él.

El niño se despierta cuando suena la alarma del despertador, pero lo apaga cuando la mamá llega furiosa a levantarlo.

Cuando se monta al bus se queda dormido y se despierta cuando llega al colegio.

Al niño no le gusta mucho ir al colegio, pero ahí es donde se divierte, donde hace amigos, donde juega y donde se encuentran las cosas más deliciosas para comer.

No es el más destacado de la clase pero responde bien las preguntas que le hace la profesora, mientras no lo pille mirando los nuevos zapatos de Gonzáles y los rizos de Gabriela. Cuando llega a la casa hace las tareas rápido para ir a jugar fútbol. Cuando tiene un examen lo prepara la noche anterior y le encanta la cara de envidia de sus amigos cuando la profesora le pone una E grandísima que todos la pueden ver.

Pasaron días y las cosas cambiaron, porque le dio una terrible gripa durante varios días, al volver a clases no sabía los temas especialmente en matemáticas. En las evaluaciones estaba perdido y casi se pone bizco adivinando los garabatos que hacía Mejía.

Se empezó a preocupar, aunque estudiara el tema al siguiente día no se acordaba de nada.

Los profesores comenzaron a preocuparse y los padres no salían de la coordinación y la psicóloga que trataban de averiguar el bajo rendimiento del niño. La psicóloga le hizo unas preguntas las cuales el niño respondió con la verdad.

Tuvieron una charla con los padres que no aportó nada pues ellos no sabían lo que sucedía. En una semana visitó la nutricionista que le hizo exámenes, al otorrinolaringólogo que revisó su garganta, luego el neurólogo que revisó su cabeza y el diagnóstico fue normal.

Las calificaciones de E pasaron a una I, los profesores creyeron que las buenas notas del primer período fue por practicar la copialina.

Con el paso de los días el niño empezó a olvidar lo que había visto, en tercero, en segundo y primero, por suerte no se le olvidó leer ni escribir.

El hermano se burlaba de él, el papá pensaba que era un vago pero la mamá seguía creyendo en él.

Una noche el niño no aguantó más y lloró, empezó a oir una vocecita que le dijo en su cabeza “deja de llorar mi casa se inunda y mis hijos peligran”.

El

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