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El libro


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  Tesis  •  1.846 Palabras (8 Páginas)  •  274 Visitas

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El elogio de la locura es una obra que supone un momento de descanso, de recreo, dentro de la amplia y seria producción de Erasmo. Es una obra de inteligencia lúdica que se divierte jugando con la broma, la sátira, la ironía, el chiste…

El libro se publica en París, en 1511, aunque es escrito dos años antes. Erasmo, en la madurez de su vida, se da cuenta de que en el mundo la razón apenas tiene poder y de que reina una insensata confusión. Quiere atacar todo esto, pero decide hacerlo de una forma mesurada, a través de esta obra. Esta idea la concibe al dirigirse a Inglaterra procedente de Italia. Entonces piensa en todo lo que ha visto allí y, considerando el momento poco propicio para meditaciones, opta por divertirse. En la casa de Tomás Moro la trasladará su sátira al papel. El título será Encomium moriae. Más tarde, en 1511, escribe en París la carta que habría de servir de prólogo.

Erasmo unifica en esta obra varias corrientes. Son fundamentalmente tres las que destacan: la clásica, personificada en Luciano; la carnavalesca, estudiada por Batjin; y el tema de la locura y la nave de los locos, comentada por Foucault y Urs von Balthasar. En cuanto a la primera, diremos que el autor para justificar su burla apela a los clásicos. Quiere integrarse en una la tradición de los discursos extravagantes como el de Virgilio, que le canta al mosquito; el de Glauco, que celebra la injusticia; el de Favorino, que ensalza las fiebres cuartanas, el de Luciano, que compone el Elogio de la mosca… La segunda línea, la carnavalesca, se relaciona con las llamadas “fiestas de bobos” de la Edad Media, con los bufones. Por último, una tercera tradición que se asimila es la de la locura: a finales de la Edad Media y principios de la Moderna abundan las obras que estigmatizan vicios y defectos achacándolos a una especie de gran sinrazón invasiva e irremediable. Las imágenes de la ebriedad y la locura tienen enorme éxito: en 1485 Guyot Marchand publica la Danse macabre, en 1492 Sebastián Brant escribe su Narrenschiff o nave de los locos, en estas fechas el Bosco pinta su desolada “barca de los estultos”…

El Elogio es ante todo una obra irónica, en la que se dice lo contrario de lo que parece decirse. Es, pues, un discurso que obliga a convertir todas las afirmaciones en negativo para entenderlas. De esta manera, el autor pretende llegar a los lectores a través de la retórica, pero también se intenta proteger: siempre puede negar lo dicho alegando que es un juego.

El libro aparece dividido en 68 capítulos. Desde el primero, aparece la locura como uno de esos personajes teatrales que hacen su propia presentación y que debutan alabándose.

A lo largo de los seis primeros capítulos, va haciendo Erasmo ostentación de su propia erudición —aunque aparentemente haya protestas en sentido contrario— a través de frases, proverbios, situaciones, ejemplificación abundante extraída de los clásicos, aunque termine diciendo:

“Se ha visto, pues, que imito a los retóricos de nuestro tiempo…”

Los capítulos VII al X nos hacen la presentación de las fuerzas que mueven la sociedad de su tiempo. Lo hace a través de la presentación de sus propios progenitores y cortejo.

Pero no contento con poner a la Locura como ingrediente de la vida, la presenta como fuente de la misma: “Y en suma, a mí, solo a mí, repito, tendrá que acudir ese sabio si alguna vez quiere ser padre…” Aquí se asoma la amargura de su propio origen.

En el capítulo siguiente, el XII, habla de la Locura no sólo como fuente de la vida sino de cuanto existe de bueno en el mundo, afirmación que tomada en serio sería una auténtica aberración tanto en su expresión como en su contenido, al hacer de los placeres sensibles la única y verdadera felicidad.

Fuera de la Locura, los primeros personajes que desfilan alrededor de Ella son la niñez y la vejez (XIII-XIV). En ambos extremos encontramos a la Locura, como dueña y señora.

Seguidamente —capítulo XV— hace otro alarde de erudición sumiéndose en el “empíreo”, haciendo alusión a dichos, hechos y proverbios de Safo, Ovidio, Luciano Homero, las Geórgicas…

Los cinco capítulos siguientes los emplea en hacer desfilar en boca de la Locura diversas situaciones e instituciones:

XVI: disquisiciones sobre la razón y la concupiscencia. Da una visión negativa, de tendencia protestante.

XVII: sobre la locura de las mujeres.

XVIII: sobre los festines.

XIX: sobre la dulzura y trato con los amigos.

XX: sobre el matrimonio.

Todo lo somete a su visión satírica, amarga, demoledora, sin esperanza, sin trascendencia.

XXI: Resume así su visión:

“En suma, de tal forma no hay ninguna sociedad ni relación humana que pueda ser placentera ni estable sin mí, que ni el pueblo al príncipe, ni el siervo al señor, ni la criada a la señora, ni el discípulo al maestro, ni el amigo al amigo, ni el marido a la esposa,

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