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Enyado De Vida


Enviado por   •  13 de Agosto de 2013  •  463 Palabras (2 Páginas)  •  261 Visitas

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Según Sócrates

“una vida sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre” Sócrates concebía el saber como una virtud para la vida: un saber es lo bueno en la vida; una ignorancia es lo malo, lo negativo: “¿no te da vergüenza Sócrates haberte dedicado a una ocupación tal por la que corres peligro de morir? “a este, yo a mi vez, le diría unas palabras justas: “no tienes razón, amigo, si crees que un hombre que sea de algún provecho ha de tener en cuenta el riesgo de vivir o morir, sino el examinar solamente, al obrar, si hace cosas justas o injustas y actos propios de un hombre bueno o de un hombre malo”.

Sócrates analiza la muerte

En efecto, atenieses, temer la muerte no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo, pues es creer que uno sabe lo que no sabe. Pues nadie conoce la muerte, ni siquiera si es, precisamente, el mayor de todos los bienes para el hombre, pero le teme como si supiera con certeza que es el mayor de los males, sin embargo, ¿cómo no vas hacer la más reprochable ignorancia de creer saber lo que no sabes? Yo, atenieses, también quizás me diferencio ene esto de la mayor parte de los hombres, y, por consiguiente, si digiera que soy más sabio que alguien en algo, seria en esto, en que no sabiendo suficientemente sobre las cosas del hades también reconozco no saberlo. Pero si sé que es malo y vergonzoso cometeré injusticias y desobedeceré a la que es mejor, sea dios u hombre. En comparación con los males que se que son males, jamás ni evitare lo que no sé si es incluso n bien.

Trascendencia en Sócrates

Para Sócrates, vivir en trascendencia era contribuir al conocimiento vivo en los demás, aun acosta de su propia muerte: “ahora Sócrates, no vamos hacer caso de a anito, sino que dejemos libre, a condición, sin embargo, de que no gaste ya más tiempo en esta búsqueda y de que no filosofes, y si eres sorprendido haciendo aun esto, morirás; si, en efecto, como dije, me dejarais libre con esta condición, yo os diría yo: yo, atenieses os aprecio y os quiero , pero voy a obedecer al dios más que a vosotros y, mientes aliente y sea capaz, es seguro que no dejare de filosofar, exhortados y de hacer manifestaciones al que de vosotros vaya encontrado, diciéndole lo que acostumbro. Mi buen amigo, siendo ateniense, de la ciudad más grande y más prestigiada en sabiduría y poder ¿no te avergüenza de preocuparte de cómo tendrá las mayores riquezas y mayor fama y los mayores honores, y, en cambio no te preocupas ni interesas por la inteligencia, la verdad y como tu alma va hacer lo mejor posible?

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