Escritura De Un Dios

LA ESCRITURA DE DIOS

Jorge Luis Borges

En la lectura “La escritura de dios”, nos vemos atrapados junto con el prisionero Tzinacán, mago de la pirámide de Qaholom, en esta cárcel circular de piedra; un prisionero que no revela el secreto de un tesoro y al otro lado se encuentra otra jaula que alberga a un jaguar.

Tzinacán desde el principio mismo del tiempo, dejó un mensaje escrito pero encriptado es las formas de la naturaleza que para él ahora es evidente en las manchas del jaguar de la jaula, trata de recordar lo que sabe, lo que recuerda y no logra descifrar los símbolos, imágenes, palabras y enigmas que en conjunto son un código secreto que conduce a la comprensión absoluta. Él esta soñado una extraña multiplicación de granos de arena y trata de despertar consiente de que sueña, ve a su dios en forma de una rueda de agua y fuego al mismo tiempo y a la que a pesar de podérsele ver los bordes, es infinita. En este punto aparece la comprensión total es decir, posee la sabiduría y el conocimiento de todo, con esto los misteriosos laberintos que se encuentran en la mente del prisionero pueden ser descifrados hasta el punto de conocer el contenido y significado de la escritura imposible que el dios transmitió de generación en generación por medio de las manchas del jaguar. Es una fórmula de catorce palabras de cuarenta sílabas que con solo pronunciarse otorgan al que lo haga un poder infinito.

El personaje principal podemos pensar que se encuentra prisionero en el tiempo por que al principio nos dice “He perdido la cifra de los años que yazgo en la tiniebla; yo, que alguna vez era joven y podía caminar por esta prisión, no hago otra cosa que aguardar, en la postura de mi muerte, el fin que me destinan los dioses” por lo que entendemos que ha perdido la noción del tiempo y no sabe si el tiempo está transcurriendo, es prisionero del tiempo y de su mente no sabe si está despierto o sigue soñando, en uno de sus sueños una voz le dice: “No has despertado a la vigilia, sino a un sueño anterior. Ese sueño está dentro de otro, y así hasta lo infinito, que es el número de los granos de arena. El camino que habrás de desandar es interminable y morirás antes de haber despertado realmente”.

Es la increíble capacidad de Borges para tratar lo infinito, lo interminable, incluyendo un sueño dentro de otro, representado cada uno de ellos por granos de arena, símbolo de lo diminuto.

Se describe la rueda que a Tzinacán se le aparece con una serie de cosas muy interesantes: “no estaba delante de sus ojos, ni detrás, estaba en todas partes a un tiempo”, sin duda ello siguiendo la concepción de la mayoría de las religiones representa a Dios que esta en todas partes además que es difícil imaginar una rueda que es al mismo tiempo de fuego y agua, esto resulta imposible ya que el agua apagaría

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