HUMBOLDT EN VENEZUELA

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Universidad Metropolitana

Historia General de Venezuela

Profesor Rafael Dávila

HUMBOLDT EN VENEZUELA.

Alanis Navarro

30.124.439

INTRODUCCIÓN

        La historia es un lago de recuerdos imborrables, es la huella de todo lo que hoy conocemos, lo que ha forjado las bases de este mundo y ha permitido a la humanidad, evolucionar, aprender y llegar a ser la sociedad que hoy día conocemos. Dentro de este lago, nacen un sinfín de personas, que han entregado a la humanidad invaluables elementos, no solo físicos, sino, descubrimientos, hallazgos que han permitido el avance que conocemos hasta hoy día.

        Desde guerreros, filósofos, pensadores, pasando por ciencias creadas a través del proceso evolutivo, como médicos, científicos, naturistas, biólogos, llegamos a la historia de un hombre que marcó a este mundo, que dejó una huella imborrable en la historia del mundo y específicamente, en la historia de una nación descubierta para el año 1492, Venezuela.

        Alexander Von Humboldt, nació en el año 1769, específicamente el 14 de septiembre en Berlín, que para ese entonces pertenecía el reino de Prusia. Era conocido no solo por su gran inteligencia, sino, por ser un hombre con múltiples oficios y estudios, entre los cuales destacaban la geografía, el naturismo y la exploración, elementos que durante el desarrollo del presente texto, serán vistos en diversas formas.

        La infancia de Humboldt fue algo dura, a los 10 años perdió a su padre, su madre, quien estaba medianamente posicionada, hizo todo lo que estaba en su alcance para ofrecerle Alejandro la mejor calidad de educación posible, gracias a esto, él y su hermano recibieron una sólida formación en lenguas antiguas y modernas, además de eso, muchos de sus tutores le brindaron conocimientos de la más alta calidad, llegando a obtener clases de filosofía y derecho casi dignas de la educación universitaria.

        Humboldt había hecho algunos viajes pequeños, cruzando el río Rin hasta los Países Bajos, para llegar posteriormente al Reino Unido. Tras estos viajes, Alejandro vio la grandeza de las expediciones y se enamoró de los viajes, de este modo nació su sueño de conocer otros continentes. La muerte de su madre, fue el catalizador que lo impulsó a emprender aventuras, las cuales a día de hoy se siguen vanagloriando e investigando.

        Su intento de zarpar hacia África fue de cierta forma obstaculizado, sin embargo, Humboldt al ver las maravillas en sus viajes, enamorado de la vegetación y de los paisajes, sabía de un sitio en el cual podía hallar nuevos horizontes, nuevos paisajes. Le habían hablado de La Habana, una pintoresca isla y él quería saber de ella. Alejandro quería mostrarle a Europa una nueva cara de América, mostrarles, que América tenía más para dar que solo riquezas y hombres.

        Así inicia su travesía a través del Atlántico, en el cual estuvieron navegando durante 41 días, él iba escribiendo en su diario (del cual nunca se separaría), acerca de la travesía y de todo lo que observaba a su alrededor, no podía estar más asombrado y tras su llegada a Cumaná, describió su vista a Europa como “las maravillas que no se detienen”. Fue recibido por Vicente Emparan, quien era el gobernador de la ciudad de Nueva Granada y se ofreció a financiar su expedición por el territorio.

Muchos, recuerdan a Humboldt tan solo como un gran explorador y naturista alemán, sin embargo, su lista de hallazgos es interminable no solo para Venezuela, sino también para el mundo.

CAPÍTULO 1.

HUMBOLDT. EL HOMBRE PRODIGIO

La pasión de Humboldt.

        Tras sus inicios como expedicionista en el río Rin, Humboldt sintió una gran adrenalina y un deseo incontrolable de descubrir qué otras maravillas tenía el mundo. Sus conocimientos, le habían permitido investigar acerca del mundo en general, pero él quería hacer algo más que tan solo investigarlo, quería vivirlo. Alejandro sentía una  imperiosa necesidad de conocer el mundo, sin embargo, no podía dejar de lado su faceta más pura, su amor por la ciencia. Entonces, de alguna forma se puede afirmar que existen “dos Humboldt”, esta afirmación es compartida por Gudat, redactor para Prodavinci que establece:

“(…) a la hora de leerlo, en el caso de Humboldt figuran dos viajeros a la vez. Por un lado, un Humboldt que podría resultar agotador; me refiero, en este caso, al que llena las páginas de su libro de clasificaciones técnicas, exhaustivos cálculos matemáticos, mediciones trigonométricas, o de digresiones científicas o quien, a fin de cuentas, lleva minucioso registro de la temperatura o de lo que revelaran las posiciones astronómicas de los sitios visitados, o de lo que pudiese marcar su brújula de inclinación, la columna de mercurio de su barómetro, los ángulos horarios de su cronómetro, o el registro de  alguno de sus otros delicados instrumentos, bien fuera el electrómetro de Volta, su sextante de Ramsden o su sextante de Troughton.” (2019. párr 3).

        Humboldt era un apasionado por la ciencia, desde su infancia se fascinaba con la inmensidad del mundo, su amor por la naturaleza, específicamente los insectos, las piedras llega cuando tiene tan solo diez años y crece con el paso del tiempo, cuando escoge entre su selección de educadores, a grandes ilustres de la ciencia biológica. Esa parte de Alejandro, lo acompaño durante cada uno de sus viajes, en los cuales jamás dejó de anotar cada pequeño hallazgo como un dato en su vieja libreta, lo cual más adelante lo llevó a descubrir elementos que cambiarían la vida de muchos. Esta es entonces, la primera “faceta” de él.

        Por otra parte, Gudat afirma:

“Pero, al mismo tiempo, existe el viajero amable, aquél que, de manera tan graciosa como espontánea, va almacenando en su pupila cuadros de interés social, detalles sobre la vida cotidiana y, en suma, apreciaciones acerca de lo que consideraba la franca jovialidad, la inveterada cortesía y, especialmente, la hospitalidad a prueba de todo que eran capaces de exhibir los habitantes de la Capitanía General de Venezuela.” (2019. párr 4)

        En especial, los comentarios sobre su fascinación respecto los horizontes y todo su alrededor durante su expedición en América. Además de ser de cierta forma humanista, contrario a la gran mayoría, condenó las atrocidades que vio durante su expedición, afirmando “en Venezuela vimos el salvajismo de la esclavitud”. En efecto, la pasión de Humboldt iba más allá de su profesión, se enamoró del mundo, de lo inmenso de lo desconocido, del conocimiento, se enamoró de su propia pasión

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