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Historia de las colas


Enviado por   •  31 de Julio de 2020  •  Biografías  •  5.824 Palabras (24 Páginas)  •  143 Visitas

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Son las 4:19 a.m. del lunes, hoy toca comprar pan, abre una sola de las panaderías e igual que todos los días hay que levantarse temprano, más que de costumbre, para que nos despachen más rápido y poder hacer que te rinda el día. Igual que todos los días, mi hijo y yo, nos dirigimos al sitio donde se reúne la gente a esperar que abran el local a las 7:30 a.m. Durante las tres horas y algo más de espera, suceden todos los días cosas inesperadas, aunque para mí ya son cotidianas. Hace tiempo que cosas que deberían sorprenderme ya no lo hacen. Pasan un sinfín de cosas que, aun no siendo de ordinaria ocurrencia, no deberían pasar inadvertidas, pero, ocurría en todas las colas que había que hacer en estos tiempos de revolución (cola para comprar cualquier tipo de alimento escaso, que no son pocos, cola para cobrar la pensión de los adultos mayores, cola para comprar un repuesto de un carro, etc.), por lo tanto, ya no sorprendía su ocurrencia. El proceso para comprar pan tiene tres fases claves: primero: levantarse temprano (de madrugada), para ocupar un lugar en la cola que te permita comprar pan antes de que se termine la producción del día; segundo: dependiendo del establecimiento tenías que quedarte haciendo la cola hasta el despacho o al momento de llegar te marcaban un número y podías regresar a tu casa hasta las seis de la mañana, que debías volver para que te dieran un cartón con el número que te correspondía en correlativo para comprar, y por último: la compra del pan si tenías suerte. Este proceso se repetía, cada vez que teníamos que comprar pan (Casi todos los días), que además era una de las pocas cosas con las que contábamos para suplir la carencia de otras, aunque tuviéramos que comerlo sin relleno. Corren tiempos difíciles, lo que no escasea se consigue muy caro. Eso lo escuche de Hernán, aun cuando no era necesario, que él lo dijera, para, sentirlo, la realidad no podía pasarse por encima de nada, allí estaba ella, presente e implacable, ajena e indiferente. La gente trataba de organizarse para hacer menos traumática la cola, aunque era imposible que dejara de ser un trauma porque no era una situación natural. Hasta no hace mucho, en casa de mi mamá, comprábamos pan en la mañana o en la tarde, dependiendo de lo que había quedado del día anterior, generalmente, comprábamos diez canillas  y el relleno, con eso teníamos para desayunar y para acompañar el almuerzo y la cena, a pesar de ser una familia numerosa de diez miembros, siempre teníamos la despensa llena o por lo menos con existencia  y no era una preocupación el tener o no tener comida, entre muchas cosas, como  ahora. La cola se convirtió en un sitio obligado de reunión diaria, generalmente coincidimos los mismos a la misma hora, Maura era la que entregaba los números, todos los días religiosamente, llegaba temprano para organizar la cola y entregar los números y así evitar el problema de los coleados, que siempre provocaban problemas en la “organización” de la compra. Tenemos tres panaderías, La Hormiga, Su Pan y La Popular. Por órdenes del Gobierno, en todas las panaderías vendían, una bolsa de pan con ocho panes pequeños o dos canillas o dos panes sobados, todos al mismo precio, aunque la calidad fuera diferente, por eso, yo compro pan en La Hormiga y en Su Pan solamente, La Popular, me quedaba más retirada y habían muchos comentarios de la calidad del pan y como con lo que compraba me alcanzaba y a veces me sobraba hasta el día siguiente, razón para no comprar ni hacer cola ese día. Esta situación no es la situación de todos los que compran, la mayoría compra en las tres panaderías, porque, son familias muy numerosas y una sola bolsita de ocho panes no les alcanza para cubrir las necesidades de todos los miembros de la familia, los ingresos familiares no alcanzan para adquirir otros bienes que puedan diversificar las opciones de alimentación, porque repito, la carestía y la escasez entre otras muchas cosas, dificultan, por no decir, imposibilitan la compra de otras cosas. Hay otros grupos de los que llaman bachaqueros, que vienen a comprar en cambote, porque es la única forma que les resulta el negocio, que se dedican a acumular grandes cantidades de bolsas de pan para revenderlos en otros sitios de la ciudad a precios infinitamente superiores y así creer que están haciendo plata para enriquecerse, esta perversión funciona o apareció en todas las ventas de productos críticos, como los llama el gobierno (Harina Pan, arroz, azúcar, leche, etc.), que son los productos más comunes en la dieta del venezolano y los más demandados obviamente, aunque con los precios y la escasez cambió la relación de necesidades, ahora necesitamos comprar más pan, para poder comer. Así, sin más tardanza a las 7:30 a.m., comienzan a vender el pan y todos nos organizamos para comprar y retirarnos a nuestras vidas a seguir las labores cotidianas.

Martes, 4:35 a.m., hoy debería ser un día menos ajetreado para comprar pan, de martes a sábado trabajan las tres panaderías simultáneamente, eso en teoría, debe traducirse en menos complicaciones, pero, sucede que, así como hay menos ajetreo, entonces se intensifica el tránsito de la gente alrededor de las tres panaderías, por lo tanto, el proceso para comprar se torna igualmente trajinoso, por todas las razones que nombre anteriormente. Hoy causo mucha extrañeza que no vino Pancho, uno de los que todos los días está bien temprano  allí entre los primeros de la cola, porque vive cerca de la panadería y además sube acompañado de Edward Romero, compañero y vecino de farra de Pancho. Vivir cerca de la panadería es una ventaja y quizá no tanto vivir cerca, la ventaja consiste en la facilidad que tiene cada cual de acceder al lugar, porque si bien es cierto, que hay muchas personas que viven cerca, también es cierto, que para llegar a la panadería tienen que atravesar lugares extremadamente peligrosos en lo referente a la seguridad, tan así, que muchos llegaban a marcar la cola y después que aclaraba el día, regresan a sus casas a buscar el dinero para pagar el pan. La situación de la inseguridad es uno de los temas que más se toca entre los ciudadanos, no es una situación de ahora, muchas han sido las personas afectadas por la inseguridad en cada una de sus formas (robo, asesinato, secuestro, drogas, etc.), que se repite a cada día y a cada instante en cada uno de los rincones del país. La cuestión de la inseguridad esta tan desbordada que incluso los cuerpos de seguridad están penetrados por el hampa y aunque se ha tratado de purgar a los mismos de funcionarios que participan en hachos delictivos, no se ha logrado resultado alguno, porque ese es un problema multifactorial y desgraciadamente en nuestro país jamás se ha tomado en serio la organización policial, tanto así, que hay mucha burla y recelo de la población hacia los funcionarios policiales, sea del cuerpo que sea, con toda la razón, por la gran cantidad de eventos o hechos que involucran a funcionarios en detrimento del ciudadano. El país ocupa un lugar importante (tristemente), entre los lugares más inseguros del mundo y quizá si no se corrigen las cosas, ni se planifican las políticas en cuanto a esta materia, sigamos la misma tendencia que tenemos  y arrastramos desde hace  mucho tiempo. Es tan terrible el problema de la inseguridad, que ya no causa asombro, situaciones como asesinatos múltiples, funcionarios con altos cargos públicos involucrados en tráfico de drogas, denuncias bien sustentadas, que no son investigadas, por los organismos competentes, actos de corrupción a la vista de la ciudadanía sin ninguna discreción, impunidad en la aplicación de la Ley, retardo procesal, infinidad de factores que aceleran y acrecientan el problema de la inseguridad.

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