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Historia de las colas

socrates2212Biografía31 de Julio de 2020

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Son las 4:19 a.m. del lunes, hoy toca comprar pan, abre una sola de las panaderías e igual que todos los días hay que levantarse temprano, más que de costumbre, para que nos despachen más rápido y poder hacer que te rinda el día. Igual que todos los días, mi hijo y yo, nos dirigimos al sitio donde se reúne la gente a esperar que abran el local a las 7:30 a.m. Durante las tres horas y algo más de espera, suceden todos los días cosas inesperadas, aunque para mí ya son cotidianas. Hace tiempo que cosas que deberían sorprenderme ya no lo hacen. Pasan un sinfín de cosas que, aun no siendo de ordinaria ocurrencia, no deberían pasar inadvertidas, pero, ocurría en todas las colas que había que hacer en estos tiempos de revolución (cola para comprar cualquier tipo de alimento escaso, que no son pocos, cola para cobrar la pensión de los adultos mayores, cola para comprar un repuesto de un carro, etc.), por lo tanto, ya no sorprendía su ocurrencia. El proceso para comprar pan tiene tres fases claves: primero: levantarse temprano (de madrugada), para ocupar un lugar en la cola que te permita comprar pan antes de que se termine la producción del día; segundo: dependiendo del establecimiento tenías que quedarte haciendo la cola hasta el despacho o al momento de llegar te marcaban un número y podías regresar a tu casa hasta las seis de la mañana, que debías volver para que te dieran un cartón con el número que te correspondía en correlativo para comprar, y por último: la compra del pan si tenías suerte. Este proceso se repetía, cada vez que teníamos que comprar pan (Casi todos los días), que además era una de las pocas cosas con las que contábamos para suplir la carencia de otras, aunque tuviéramos que comerlo sin relleno. Corren tiempos difíciles, lo que no escasea se consigue muy caro. Eso lo escuche de Hernán, aun cuando no era necesario, que él lo dijera, para, sentirlo, la realidad no podía pasarse por encima de nada, allí estaba ella, presente e implacable, ajena e indiferente. La gente trataba de organizarse para hacer menos traumática la cola, aunque era imposible que dejara de ser un trauma porque no era una situación natural. Hasta no hace mucho, en casa de mi mamá, comprábamos pan en la mañana o en la tarde, dependiendo de lo que había quedado del día anterior, generalmente, comprábamos diez canillas  y el relleno, con eso teníamos para desayunar y para acompañar el almuerzo y la cena, a pesar de ser una familia numerosa de diez miembros, siempre teníamos la despensa llena o por lo menos con existencia  y no era una preocupación el tener o no tener comida, entre muchas cosas, como  ahora. La cola se convirtió en un sitio obligado de reunión diaria, generalmente coincidimos los mismos a la misma hora, Maura era la que entregaba los números, todos los días religiosamente, llegaba temprano para organizar la cola y entregar los números y así evitar el problema de los coleados, que siempre provocaban problemas en la “organización” de la compra. Tenemos tres panaderías, La Hormiga, Su Pan y La Popular. Por órdenes del Gobierno, en todas las panaderías vendían, una bolsa de pan con ocho panes pequeños o dos canillas o dos panes sobados, todos al mismo precio, aunque la calidad fuera diferente, por eso, yo compro pan en La Hormiga y en Su Pan solamente, La Popular, me quedaba más retirada y habían muchos comentarios de la calidad del pan y como con lo que compraba me alcanzaba y a veces me sobraba hasta el día siguiente, razón para no comprar ni hacer cola ese día. Esta situación no es la situación de todos los que compran, la mayoría compra en las tres panaderías, porque, son familias muy numerosas y una sola bolsita de ocho panes no les alcanza para cubrir las necesidades de todos los miembros de la familia, los ingresos familiares no alcanzan para adquirir otros bienes que puedan diversificar las opciones de alimentación, porque repito, la carestía y la escasez entre otras muchas cosas, dificultan, por no decir, imposibilitan la compra de otras cosas. Hay otros grupos de los que llaman bachaqueros, que vienen a comprar en cambote, porque es la única forma que les resulta el negocio, que se dedican a acumular grandes cantidades de bolsas de pan para revenderlos en otros sitios de la ciudad a precios infinitamente superiores y así creer que están haciendo plata para enriquecerse, esta perversión funciona o apareció en todas las ventas de productos críticos, como los llama el gobierno (Harina Pan, arroz, azúcar, leche, etc.), que son los productos más comunes en la dieta del venezolano y los más demandados obviamente, aunque con los precios y la escasez cambió la relación de necesidades, ahora necesitamos comprar más pan, para poder comer. Así, sin más tardanza a las 7:30 a.m., comienzan a vender el pan y todos nos organizamos para comprar y retirarnos a nuestras vidas a seguir las labores cotidianas.

Martes, 4:35 a.m., hoy debería ser un día menos ajetreado para comprar pan, de martes a sábado trabajan las tres panaderías simultáneamente, eso en teoría, debe traducirse en menos complicaciones, pero, sucede que, así como hay menos ajetreo, entonces se intensifica el tránsito de la gente alrededor de las tres panaderías, por lo tanto, el proceso para comprar se torna igualmente trajinoso, por todas las razones que nombre anteriormente. Hoy causo mucha extrañeza que no vino Pancho, uno de los que todos los días está bien temprano  allí entre los primeros de la cola, porque vive cerca de la panadería y además sube acompañado de Edward Romero, compañero y vecino de farra de Pancho. Vivir cerca de la panadería es una ventaja y quizá no tanto vivir cerca, la ventaja consiste en la facilidad que tiene cada cual de acceder al lugar, porque si bien es cierto, que hay muchas personas que viven cerca, también es cierto, que para llegar a la panadería tienen que atravesar lugares extremadamente peligrosos en lo referente a la seguridad, tan así, que muchos llegaban a marcar la cola y después que aclaraba el día, regresan a sus casas a buscar el dinero para pagar el pan. La situación de la inseguridad es uno de los temas que más se toca entre los ciudadanos, no es una situación de ahora, muchas han sido las personas afectadas por la inseguridad en cada una de sus formas (robo, asesinato, secuestro, drogas, etc.), que se repite a cada día y a cada instante en cada uno de los rincones del país. La cuestión de la inseguridad esta tan desbordada que incluso los cuerpos de seguridad están penetrados por el hampa y aunque se ha tratado de purgar a los mismos de funcionarios que participan en hachos delictivos, no se ha logrado resultado alguno, porque ese es un problema multifactorial y desgraciadamente en nuestro país jamás se ha tomado en serio la organización policial, tanto así, que hay mucha burla y recelo de la población hacia los funcionarios policiales, sea del cuerpo que sea, con toda la razón, por la gran cantidad de eventos o hechos que involucran a funcionarios en detrimento del ciudadano. El país ocupa un lugar importante (tristemente), entre los lugares más inseguros del mundo y quizá si no se corrigen las cosas, ni se planifican las políticas en cuanto a esta materia, sigamos la misma tendencia que tenemos  y arrastramos desde hace  mucho tiempo. Es tan terrible el problema de la inseguridad, que ya no causa asombro, situaciones como asesinatos múltiples, funcionarios con altos cargos públicos involucrados en tráfico de drogas, denuncias bien sustentadas, que no son investigadas, por los organismos competentes, actos de corrupción a la vista de la ciudadanía sin ninguna discreción, impunidad en la aplicación de la Ley, retardo procesal, infinidad de factores que aceleran y acrecientan el problema de la inseguridad.

Total que entre las informaciones relativas a la ausencia de Pancho, al final se supo que, el mismo estuvo la noche anterior celebrando con los vecinos y en medio de la algarabía y la echadera de vaina, se cayó y  en la misma sufrió una herida en la cara que amerito una sutura de cuarenta puntos, en medio del escándalo que causo la caída de Pancho, no fue llevado de inmediato a la cura de la herida, parece que en medio de los tragos, se puso reacio a ser llevado al hospital para la cura, lo que origino que, además de la herida, también se ganara un regaño de la esposa y otro del hijo menor, quienes le recriminaban el estado al que había llegado por estar tomando caña. Al parecer Pancho estaba de cumpleaños ayer y acepto la invitación de los vecinos a celebrarle el cumpleaños, aunque esa era la excusa para tomar, porque muy a menudo se reúnen grupos de vecinos a conversar de las cosas, planes y situaciones que se viven en el día a día y aprovechan para tomarse los tragos. Después de comprar el pan se supo que ya no quedaba harina.

Son las 4:12 a.m.,  hoy es martes de tres semanas después de la última vez que hubo despacho de pan. En este tiempo libre de la cola del pan (Por obligación),  aproveche para conocer otras colas, me parece que las colas de los supermercados para comprar productos desaparecidos a precios regulados son las colas más rudas del género, además, aprendes una serie de modalidades nuevas para sortear la misma, en uno de los supermercados pasaba que los encargados de organizar la cola (los colectivos), se ponían de acuerdo con los compradores para que previo pago de una cantidad de bolívares, ellos hacían que los que pagaron pasaran sin tener que estar esperando turno en la cola, claro la cantidad que pagaba el que hacía la cola era suficiente para generarle beneficios al organizador, el grupo de compradores que pagaba la cuota  era grande, esta es solo una modalidad de entre las muchas que vi y que quizá más adelante narrare.

Ha pasado mucho tiempo desde que me levante temprano por primera vez para comprar pan, que no fue desde el primer momento en que se originaron, es más era reacio a hacer colas por lo cansón que resultan, he conocido personas que están en esto desde casi el inicio de las colas de la revolución, se ha acentuado la escasez, el crecimiento de los precios de los producto es diario, el precio del dólar paralelo, al cual el gobierno le echa la culpa, es muy acelerado y por ese precio es que se rige casi toda, por no decir, toda la actividad económica y comercial venezolana. Ahora por la más mínima cosa, se hace una cola. Ya no es solo la del pan. En el mercado de San Martín, que es un sitio donde la gente va a comprar porque se conseguían muchas cosas, ya no se consiguen los mismos productos y hay que hacer cola para comprar las mismas, además tener el dinero para poder adquirir los productos, el nivel de inflación es tan grande que ya el dinero no alcanza para comprar  lo que se necesita, aunque no haya cifras para definir la inflación, porque los entes gubernamentales encargados de dar la información de los indicadores económicos, hace mucho tiempo que no la publican, por lo tanto, técnicamente no se puede hablar de inflación, pero, ¿qué se hace con las realidad?, la inefable, la implacable, allí está, en cada una de esas colas, en cada una de esas historias de cada cola, la del pan, la de la harina precocida,  la del arroz, la de la pasta, las colas para pagar, en fin, parece que Dios nos tenía reservado nuestro ciclo de cola en esta vida. No sé cómo está la gente consiguiendo dinero para comprar con estos precios, es sorprendente el poder de aguante o el miedo al hambre de la población que,  estoicamente y sin importar la edad soportan las colas para comprar algo para poder comer. He hablado  y escuchado historias de personas de todas las edades, desde niños  de diez años, hasta ancianos de noventa años y más, todo esto en las madrugadas, porque a medida que ha ido pasando el tiempo y agudizándose la crisis, los que compramos asiduamente, tenemos que levantarnos más temprano. Para los que somos de familia numerosa era “una ventaja” la condición de tal, esto nos permite rotarnos en el hacer las colas, aunque todos hacemos la cola, no tenemos que pararnos temprano todos los días, porque, un día le correspondía a un miembro diferente de la familia, en las colas se da la situación de guardar la cola. ¿Qué es guardar la cola? Es guardar puestos en la cola, por ejemplo, yo llego a la cola y estoy correlativamente en el quinto puesto a simple vista, resulta que, los que están, delante de mí, están guardando la cola de otras personas, entonces, sucedía que, estando en el quinto puesto de la cola, realmente el puesto en que quedo depende del número de personas a las cuales los cuatro de adelante le están guardando puesto. Uno de los que siempre compra y llega entre los primero, siempre guardaba diez puestos para su familia, eso a todo el mundo de las colas le parecía un abuso, es la ley de las colas, nosotros tratamos siempre de estar o llegar primero que él para evitarnos la arrechera de tener que soportar que alguien le dé la cola a diez personas más cuando tu llegaste primero, eso con el tiempo, se ha ido aceptando por todas las partes, así como hemos ido aceptando que el gobierno imponga sus condiciones de gobierno, sin protestar, hemos aceptado toda clase de violaciones, abusos, inconstitucionalismos y malandrismos sin hacer nada, solo una pequeña parte y de una zona de la ciudad protesta y fueron molidos a plomo por la gnb, cuerpo utilizado por el gobierno para reprimir las protestas y que a pesar de un millón de muertos, un millón de heridos y un millón de detenidos, en las zonas populares nunca hay protestas fuertes, porque en los casos de intención de protestas en estas zonas, las mismas fueron frenadas por los grupos de choque del gobierno (colectivos). Estos colectivos, no son ningunos grupos de militantes formados ideológicamente, son grupos de civiles armados por el mismo gobierno, aunque no se puede demostrar, lo que sí se puede decir, es que nadie tiene la intención de desarmarlos, parece que esta situación con los colectivos se le escapó de las manos al mismo gobierno, en principio, en teoría se encargan de obras sociales, pero en realidad son para enfrentar las protestas, andan en motos, están vinculados a unos cuantos muertos, actúan impunemente en complicidad con la guardia nacional, actúan delante de ellos sin que nadie los frene. Se estima que existen, más de 100 de estos grupos, están conectados con la extorsión, el bachaqueo, control territorial y al tráfico de drogas. Son los que hacen el trabajo sucio en las protestas, las pagan como si fueran unos funcionarios más y además, gozan de la protección del gobierno en sus actuaciones delictivas, no existe la ley para ellos, en el 23 de Enero, la populosa parroquia caraqueña, andan por la calle armados con armas de guerra, así como si fuera una cosa normal. Se adueñaron de todo, rigen la vida de la población y ahy! de quien se equivoque, es hombre muerto, independientemente de si es o no culpable de alguna infracción a la Ley, ellos son la ley, ellos son la vida. No pasa por esos territorios cuerpo de seguridad ciudadana alguno, el gobierno les cedió el territorio a cambio del apoyo incondicional a su actuación, es como una versión microscópica del país, ellos dominan todos los ámbitos y actividades de las parroquias, desplazaron a los vendedores de drogas, ellos tienen el negocio y son apoyados por las armas. Quien se atreva a denunciar o a reclamar algo no va a vivir, es un contrarrevolucionario y en estas zonas no tiene cabida, aquí no hay espacio para el libre pensamiento, o te la calas o te la calas. Hay negocios en donde venden todo tipo de mercancías, las escasas y las que no, pero, al precio que ellos impongan, allí no falta nada, incluso, crearon una moneda local, La llaman el panal, desconozco las razones del nombre, pero, se me ocurre que es porque les genera mucha miel.  

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