Juan Epulo Y La Operacion Limpieza

JUAN, EPULÓN Y LA OPERACIÓN LIMPIEZA

En una pequeña vereda llamada El Paraíso pasaba los fines de semana junto a sus abuelos un niño de nombre Juan, él ansiosamente esperaba que llegara el fin de semana para desplazarse de la zona urbana de Marbella donde vivía con sus padres y dirigirse al paraíso donde quedaba la finca La Esperanza. Una pequeña extensión de tierra ubicada en medio de dos colinas. El sendero que conducía a la entrada de aquella finca era surcado por frondosos árboles de guayabos, magos, pinos, naranjos nogales y eucalipto; cada uno desprendía un aroma diferente perfumando todo el sendero. Lo primero que se divisaba desde este camino era el techo de la casa y en él un gran palomar y sus palomas revoloteando. Ya más cerca se podía observar la casa de madera, con un gran patio y lindos rosales donde las mariposas posaban sus alas, allí habían tantas gallinas como pollitos y en el medio un pequeño lago donde los patos y los gansos se daban su baño, también permanecía el noble perro, aquel que cada que llegaba Juan ladraba de alegría y meneaba su cola.

A un lado de la casa quedaba el potrero, cercado con estacones y en él siempre el impertinente gallo que se subía a llamar el nuevo día. Los verdes pastizales alimentaban las vacas, desde allí se podía observar el espeso monte, y los majestuosos guaduales, el agua que bajaba por la colina hasta llegar al rio cuyas aguas pasan a toda prisa, haciendo un ruido relajante compas con el cantar de las aves, desde allí también mi abuelo observaba los sembrados de café, yuca, plátano, maíz y hasta la huerta con toda la variedad hortalizas que mimaba mi abuela.

Aquella finca tan llena de vegetación y animales era la vida de los abuelos de Juan, la amaban y respetaban con el mismo amor que amaban a Dios. Ellos inculcaban a Juan el cuidado que debía tener el con su entorno; por esta razón Juan le gustaba compartir con ellos, allí se sentía libre, orgulloso de esos abuelos, de los animales que más que animales los consideraba los mejores amigos.

Fue un sábado, 13 de enero del año 2018, cuando Juan se encontraba con los abuelos escuchando en las noticias sobre los cambios climáticos, y como el planeta tierra se encontraba al punto de un cataclismo por culpa de todas las agresiones que el hombre le había causado a la madre naturaleza, que el abuelo le dijo:

- Sí todos cambiáramos la mentalidad de cuidar en vez de destruir nuestro planeta sería diferente, si hubiéramos reciclado desde años atrás, si no se hubieran talado tantos árboles, y no los hubieran sustituido por cemento ahora no estaríamos sufriendo estos cambios climáticos.

Fue entonces cuando a Juan se le ocurrió que él podría salvar el planeta

-¿Abuelo y que tal si yo voy por todo el mundo enseñando lo que tú haces? .Todos comprenderían y ayudarían a reciclar a abonar con los residuos de la casa

Niño ingenuo dijo la abuela. -Qué te van a oír, eres apenas un niño, hay personas inconscientes que no les importaría lo que vas a decir.

¿Entonces qué podemos hacer?

- Conque practiques los que te enseñamos y des ejemplo de amor y cuidado a la naturaleza y los animales, pondrás un granito de arena a este mal.

Juan se quedó pensando y suplico al cielo por un milagro, no quería que este paraíso, de aire puro, de aguas cristalinas, de contacto con la naturaleza, de ver crecer las plantas, sentir el olor de su florescencia y luego saborear sus frutos, de jugar con las mascotas y convivir con tantos animales que corrían por la finca fuera acabarse algún día.

Al salir de aquel paraíso Juan se sentía triste porque veía que el

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