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La Danza Que Sueña La Tortuga

IRLANDIUX18 de Julio de 2011

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La Danza que sueña la Tortuga

de Emilio Carballido

PERSONAJES:

CARLOS MOREDIA

AMINTA MOREDIA

ROCIO MOREDIA

AZUCENA MOREDIA

ALBERTINA JOYA (TINA)

VICTOR MOREDIA

ALBERTO JOYA (BETO)

EUSTOLIA ROMERO

COMPRADORES

ADEMAS, LA SULTANA

En Córdoba, Veracruz; 1954. El Primer Acto: 4 de Enero. El Segundo Acto: Jueves Santo. El Tercer Acto: Viernes Santo.

Interior de una pequeña miscelánea. Se trata de un comercio un tanto rústico que las hermanas Morelia ha agregado a un extremo de su casita. Venden allí refrescos caseros y embotellados; estos últimos cubren totalmente la pared del fondo con botellas multicolores; venden jabón y mercería, que guardan bajo el mostrador; venden dulces y varias cosas más. A la izquierda está la salida a las habitaciones (que también se comunican con la calle) A la derecha, una pared angosta en primer término enmarca el hueco del mostrador, que corre hasta el fondo, la cubierta del cual avanza a la calle y casi no tiene sitio libre; soporta un cajón de vidrio con dulces, dos grandes vitroleros con agua fresca (jamaica y limón), frascos con caramelos, cajitas de chicles, un teléfono con su letrero: “20 Centavos la llamada” ; moviéndole de encima la mitad del cargamento deja levantar una parte, como trampa: otra entrada practicable. El filo de la pared soporta una serie tal de latitas y macetitias con plantas, tan frondosas, que entre ellas y las mercancías ocultan totalmente los compradores para quien se encuentra en primer término. Los muebles: una máquina de coser anticuada, al fondo izquierda; una mecedora pesada, dos sillas populares de paja; algunas cajas de refrescos, almacenadas tras la máquina; un cajón de jabón en primer término izquierda; en primer término derecha, la caja refrigeradora, de madera; al centro una mesita chaparra con radio. Las paredes y todos los detalles revelan el cuidado minucioso de las solteronas, su gusto y su carácter. Los muebles tienen cojines bordados, así como pielecitas de marta o de conejo para los respaldos; el foco, al centro, tiene su pantalla de seda bordada, de la cual sale el cordón del radio; el suelo, un grueso tapete fabricado con medias viejas y retazos de colores. En las paredes: cromos, calendarios, propaganda, muchos retratos. Cortinas floreadas para la puerta. Las casa es de madera, con techo de lámina. Está pintada con cal, muy dispareja, el conjunto en azul muy pálido y el guardapolvo en café. A la izquierda en primer término, el aire libre se asoma en un fragmento del patio, con multitud de plantas, algunas jaulas, banco casero. Se adivina que la calle está muy en las afueras por las ramas de tulipán que se ven asomar más allá del mostrador. Lados: Los del actor.

ACTO PRIMERO

(Carlos, sentado como chango encima de la nevera, escribe algo en un cuadreno. Rocío, en el patio, arregla las jaulas.)

UNA VOCECITA: (Fuera) Un agua de limón.

(Carlos la despacha con un cucharón y vuelve a su sitio. Arroja desde allí el dinero en el cajón. Sigue escribiendo)

CARLOS: (Grita) ¡Tía Aminta! ¡Dígame una palabra que rime con seca! (No hay respuesta. Sigue escribiendo)

LA VOCECITA: Su vaso.

(Se estira y lo recibe. Sigue escribiendo. Tachando. Entra Aminta)

AMINTA: ¿Qué me decías, hijo?

CARLOS: Dígame una palabra que rime con seca.

AMINTA: (Piensa) Zapato.

CARLOS: ¡Zapato! ¿Por qué? ¿Cómo va a ser? Tía Aminta, seca de sequía, de tierra seca, que rima con meca, hueca, beca...mmmh, hueca...

AMINTA: Ay, hijo, yo creí que era adivinanza. (Sale)

(Carlos escribe. Relee. Se extasía. Entra Rocío en la tienda)

ROCIO:¿Estás escribiendo unos versos muy lindos?

CARLOS: Sí, tía. Oiga esta cuarteta: “Trópico se vistió de luto un día, fango tomó color de sangre seca, niebla en neblina erré, la mente hueca, gris en el corazón, alma vacía”

ROCIO: Qué lindos son. Qué sentidos. ¿Qué se le ofrece?

VOZ: Dos chicles.

ROCIO:Con todo gusto. (va a tomar unos cigarros)

CARLOS: ¡Tía! (Ella se vuelve) Tómelos usted. (Recibe la moneda) Quería chicles, tía.

ROCIO:Qué raro. Siempre compran cigarros. Muy lindos tus versos. ¿Me vas a regalar una copia?

CARLOS: (Sin ganas) Sí, tía.

ROCIO:Tu tía Aminta y yo guardamos todo lo que hacen los sobrinos, con tanto cariño...Tenemos los primeros dibujos de Adriancito, el primer bordado de Azucena, lo primero que escribió Ponchito...Y cuando seas famoso, tus viejas tías van a mostrar tus primeras composiciones. ¿Cómo se llaman tus versos?

CARLOS: (Ha vuelto a escribir) Soneto.

ROCIO:¿No los habías escrito ya?

CARLOS: No, tía, ese era otro.

ROCIO:Ah. ¿ No quieres oír el radio?

CARLOS: No, tía.

ROCIO:¿No quieres un refresquito?

CARLOS: (Fastidiado) No, tía, gracias.

ROCIO:¿Unos cigarritos?

CARLOS: (Salta) Gracias, tía, sí cómo no.

ROCIO:Pues tómalos, hijito. Ya le hemos dicho a tu papá que todo lo que hay aquí es de ustedes, ya lo sabes. ¡Fumas la misma marca que Beto!

CARLOS: ¿Sí?

ROCIO:Que bueno es Beto, ¿Verdad?

CARLOS: Sí, mucho.

ROCIO:Se ha puesto tan guapo...me acuerdo cuando jugábamos. El es más chico que yo. Yo era mala, le pegaba. Tan lindo. ¡Es precioso Beto!

CARLOS: Ay, tía...

ROCIO:Bueno, yo lo veo como un niño, por eso puedo decir que es precioso. Pero está muy formado, muy hecho. Ay, se ve tan bien así despeinado como anda, sin nada de esas cosas de fificito... No lo digo por ti, Carlos.

CARLOS: Ande, critíqueme. ¿No fuma ahora?

ROCIO:Pues a ver, de ociosa, ya sabes, dame uno. (Se lo enciende Carlos) Si ni se fumar, pero tu tía y tú fuman con tanto gusto...

CARLOS: Mire, ya está aprendiendo. Un día más y lista.

ROCIO:¿Cuánto hace que sabes fumar?

CARLOS: Años, tía.

ROCIO:Me gustaría saber fumar. Sabiendo, se ve que da tanto gusto...¿Hace mucho que fumas?

CARLOS: Sí, tía.

ROCIO:¡No me digas! (Tose) Voy a mover el almendrado y a ver si se ablandó el pollo. Al fin que tenemos aquí al sobrino grande cuidando. (Le hace un cariño) ¿Qué dirán tus amigos si te vieran atendiendo una tiendita? Debes decirles que el trabajo siempre es una cosa decente. ¿No crees, hijito?

CARLOS: Depende, ya ve los rateros.

ROCIO:Ay, esos pobres, caminando todo el día. ¿No te ha escrito la novia?

CARLOS: No, tía.

ROCIO:Verás, Beto se va a extasíar con su almendrado. (Sale)

OTRA VOZ: Me da un cinco de “Tigres”

(Carlos le da tres cigarros de una cajetilla abierta. El otro paga y se va. Carlos va a sentarse. Entra corriendo Azucena)

AZUCENA: (Corre a abrazarlo) Hermanito, hermanito, hermanito.

(Lo besa. Azucena es una niña gorda, muy trigueña y excesivamente desarrollada para su edad)

CARLOS: Hola. (Permanece impasible)

AZUCENA: te va a regañar mi papá si te ve fumar.

CARLOS: No, ya sabe que fumo.

AZUCENA: Hermanito. (Lo abraza) Es que tú ya eres grande.

CARLOS: Estáte quieta. ¿Ya viste a las tías?

AZUCENA: Ya, pero vine a saludarte.

CARLOS: ¿No me viste hace una hora?

AZUCENA: Sí.

CARLOS: Pues se saluda a las personas cuando no se las ve desde hace mucho tiempo.

AZUCENA: es que te quiero mucho.

(Entra Aminta)

AMINTA: Toma el azúcar.

AZUCENA: Tía, tía, tía. (La abraza)

AMINTA: Ay, esta niña es tan cariñosa.

AZUCENA: Sí, eso dice mi papá. Tía, ¿No me regalas un dulce?

AMINTA: No, porque se te quita el hambre.

AZUCENA: Ay, tía Menta, uno chiquito.

CARLOS: ¿Por qué le dices “menta”? Se llama Aminta.

AZUCENA: Porque así le decía yo cuando era más chiquita. Un dulcecito, tía Menta, tía Hierbabuena, Tía Canela, uno chiquito, Tía Tutifruti, Tía Mentita.

CARLOS: Déselo para que se calle.

AMINTA: Anda, toma y llévale el azúcar a tu mamá.

AZUCENA: Gracias, tía. ¿Le estás escribiendo a tu novia, Carlitos?

CARLOS: No.

AZUCENA: ¿A quién?

CARLOS: A nadie.

AZUCENA: ¿Es tu tarea de la escuela?

CARLOS: No.

AMINTA: Deja a a tu hermano, que está haciendo unos versos muy bonitos.

AZUCENA: Mi mamá dice que los versos no sirven para nada.

CARLOS: Y a mí qué me importa. ¿No te dijo tu mamá que volvieras pronto?

AZUCENA: Sí. CARLOS: ¿Y no te dio para que compraras el azúcar?

AZUCENA: ¿Eh?

CARLOS: ¿Por qué vienes a chuparle la suya a las tías?

AZUCENA: Ya me voy, ¿Eh? ¡Tía, tía, tía! (La abraza y se va)

CARLOS: Pobrecita, qué sangrona es.

AMINTA: No seas malo, es la edad. Así eras tú también.

CARLOS: ¡Por favor!

AMINTA: Bueno, es que tu mamá los educó diferentes a ustedes. Y Guillermina era muy joven cuando se...cuando se casó.

CARLOS: Mi mamá también.

AMINTA: Pero ella era...bueno, a la antigua, como nosotras. Y Guillermina...(Se encoge de hombros) podría ser tu hermana. Ay, tu mamacita qué buena era. ¿Te acuerdas mucho de ella?

CARLOS: Pues claro.

AMINTA: Con ella nunca tuvimos un sí ni un no. Nos quisimos tanto. No tienes idea qué armonía.

CARLOS: Sí, me acuerdo. (No parece recordar algo armónico)

AMINTA: Era como otra hermana nuestra.

...

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