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La Enfermedad De Amor En El Collar De La Paloma Y El Fedro


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  1.461 Palabras (6 Páginas)  •  375 Visitas

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La enfermedad de amor en El collar de la paloma y el Fedro

A Ibn Hazm y a Platón los reúne un tema en común: el amor, su esencia y características. En este trabajo expongo principalmente a cerca de lo que uno denomina ´manía´(específicamente la cuarta de las descritas en el Fedro) y el otro ´enfermedad de amor´, pero como veremos, corresponde a la misma dolencia. Pese a poseer una destacada y evidente esencia platónica, Ibn Hazm dice que es la falta de correspondencia de lo que se desea con la vista aquello que genera en el amante la enfermedad de amor. Esto, al contrario de lo que expone Platón en el Fedro diciendo que al contemplar la belleza vemos un recuerdo que “en otro tiempo, nuestra alma, cuando iba de camino con la divinidad, mirando desde lo alto a lo que ahora decimos que es, y alzando la cabeza a lo que es en realidad” (Platón, 351-2), lo que finalmente deriva en la cuarta manía que deviene, a su vez, en una enfermedad.

La cultura islámica que habitó tierras españolas durante la Edad Media, pero conservando el poderío musulmán de la región del Al-Ándalus, se destacó ampliamente por sus grandes aportes estéticos y culturares. Entre estos se encuentra la literatura que forma, hasta hoy en día, parte importante del acervo cultural de España. Se destaca en su pensamiento la gran influencia helénica que estos poseían. Un claro ejemplo es la importancia otorgada a la ´belleza´, palabra que se usa de forma indistinta que ´bondad´. Esta identificación lingüística es reflejo de un rasgo platónico del pensamiento árabe de la época, ya que, según palabras de Platón respecto al amor, este busca lo bello y lo bueno, pues “…solo a la belleza le ha sido dado el ser lo más deslumbrante y lo más amable” (354) existiendo una simétrica correspondencia entre ambos.

Para Platón la naturaleza de las cosas estaba dividida entre dos mundos, uno sensible y otro intangible, pero inteligible. Lo sensible es aquello que puede ser percibido a través de los sentidos. Con respecto a la belleza, aquí encontramos la música, los cuerpos y las letras. Por otra parte, en el llamado mundo de las ideas están las acciones valerosas, las virtudes, y la beidad. Bajo este paradigma, la belleza que correspondería al mundo de los sentidos pertenece al mundo terrenal, mientras que la bondad está en el de las ideas, el que es superior y trasciende a lo natural. En este sentido, lo realmente bello no radica en el cuerpo, si no en el alma que proviene del mundo superior. Explica Plotinio, seguidor de la doctrina platónica, con sencillas palabras que la percepción de la belleza consistiría en un ´reencuentro´ (115). La esencia supraceleste que habita en los cuerpos y las acciones realmente bellas que se manifiestan ante los ojos del alma y así se produce un reconocimiento de familiaridad, pues provienen de la misma esfera.

Ibn Hzam, en el comienzo de su obra El collar de la paloma, hace referencia precisamente a estos dos puntos. Nos dice que la belleza corporal no es suficiente para el genuino amor, y que el placer sexual no es capaz de trascender en amor y por lo tanto, no lleva al perfeccionamiento ascendente del mundo de las ideas. Además de esto, nos dice que la verdadera belleza se corresponde con las virtudes y que ambas se buscan mutuamente:

Si luego distingue tras esa imagen alguna cosa que le sea afin, se une con ella y nace el verdadero amor, pero si no distingue esa imagen alguna cosa que le sea afin a si, su afección pasa de la forma y se queda en el apetito carnal. En todo caso, los cuerpos son un maravilloso medio de unión entre las partes separadas de las almas (Hazm, 108)

En el Fedro de Platón se dice que cuando el alma observa lo bello experimenta el deseo y el frenesí. El frenesí se describe como el delirio o manía que se manifiesta en el alma producto de la agitación en la que queda sumida al recordar aquello que ha visto en la esfera de las ideas, describiéndose en el texto como “[…] apetito que sin control de lo racional, domina este estado de ánimo que tiende hacia lo recto, y es impulsado ciegamente hacia el goce de la belleza y, poderosamente fortalecido por otros apetitos con él

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