La Fórmula De Dios

A lo largo de la vida, el hombre siempre se ha interesado por dar una explicación a todas las interrogantes que se le han presentado: ¿Cómo se compone el Universo?, ¿Cómo se creó el Universo?; sin embargo ha obtenido respuestas para muchas de éstas preguntas bajo las condiciones del método científico. Aunque las explicaciones que se tienen hasta ahora no han sido fáciles de obtener el hombre se ha empeñado por demostrar cada uno de los fenómenos que puede apreciar. Esto es lo que plantea José Rodríguez Dos Santos en su libro, La Fórmula de Dios, en la que narra la historia del portugués Tomás Noronha, a quién le es dado a descifrar un manuscrito, con un enigmático título Die Gottesformel (La fórmula de Dios), que al principio la CIA cree que los iraníes tratan de descifrar dicho manuscrito para crear armas nucleares, Tomás se ve involucrado en una serie de aventuras en los cuales va obteniendo conocimientos que lo van dirigiendo a descubrir el contenido del documento, que se percataría finalmente que se trata de la fórmula más importante de todos los tiempos, tal vez el mayor descubrimiento que cualquier persona quisiera saber: la demostración científica de la existencia de Dios.

Actualmente se saben diversas teorías sobre la creación del universo y las leyes físicas por las cuáles es regido como: la teoría de la relatividad, la teoría cuántica y del caos, el principio de incertidumbre, entre otras teorías que van explicando el origen de todo, pero aún existen una pregunta que no puede ser resuelta, en la cual muchos científicos se han interesado, ¿Quién es el creador?

La religión y la ciencia para la mayoría pueden parecer dos cosas totalmente diferentes, hasta llegar a creer que se contradicen, pero si observamos y analizamos de una manera más profunda cada uno de éstos dos conceptos, nos podemos dar cuenta que ambos coinciden en tratar de explicar la manera en la que es regido el Universo y sobre todo saber por quién o por qué fuerza fue creado y con qué intención, cada uno con sus respectivos métodos.

La ciencia ha seguido un camino en el que cada proceso, fenómeno o suceso puede ser demostrado, basándose en la física y las matemáticas; un ejemplo de esto es mencionado en el libro de José Rodríguez Dos Santos en el cual nos explica que Albert Einstein, uno de los más grandes científicos de la historia, quién pretendía formular la teoría del todo y además probar la existencia de Dios en un manuscrito, comienza con la teoría de la relatividad. Primero, Einstein concluyó su teoría de la relatividad restringida, en la que se establece una relación entre el espacio y el tiempo, al decir que son relativos, y que lo único absoluto es la velocidad de la luz; lo que hace surgir una nueva cuestión, si todo es relativo, entonces la energía y la masa también lo son, pero no sólo esto, si no que están estrechamente relacionadas, lo que llevo a formular:

E=mc^2

“Energía es igual a la masa por el cuadrado de la velocidad”. Significa que una pequeña porción de masa contiene una enorme cantidad de energía y que se puede transformar la materia en energía o la energía en materia, aunque la única dificultad es transformar la materia en energía.

La teoría de la relatividad restringida explica una serie de fenómenos, pero no es suficiente ya que no logra explicar la fuerza de gravedad. Einstein se basó en los estudios de Newton sobre la gravedad y aunque existían varios desajustes, creó la teoría de la relatividad general, que resolvió los problemas de la gravedad y estableció que el espacio es curvo, “cuanta más masa tiene un objeto, más se curva el espacio a su alrededor y, en consecuencia mayor es la fuerza de gravedad que ejerce” (Rodríguez José, 2009).Aunque ya se habían obtenido algunas explicaciones sobre los fenómenos macro cósmicos, faltaba explicar el comportamiento del mundo subatómico, lo que llevo a crear la teoría cuántica, que establece que la materia se manifiesta al mismo tiempo como partículas y ondas, lo que complica la teoría ya que siendo así no se puede aplicar la mecánica a las micropartículas como en el mundo macrocósmico, porque cuando se conoce la posición de una partícula, no se logra percibir cuál es su velocidad exacta, y cuando conocemos la velocidad no sabemos cuál es la posición exacta; éste hecho se rige por el principio

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