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La Teoría Económica


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  1.900 Palabras (8 Páginas)  •  157 Visitas

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Principios económicos

La Teoría Económica se ha construído sobre la base del pensamiento clásico y neoclásico. Este enfoque es el que acepta la Academia y el que se enseña en los libros de texto. En este curso, vamos a estudiar sus fundamentos básicos, junto con las críticas de que es objeto desde otras líneas de pensamiento económico. En adelante, y siempre que no se diga lo contrario, se entiende que al hablar de Economía o análisis económico, nos referimos a esta teoría económica clásica y neoclásica.

Los principios sobre los que se fundamenta la Economía parten de la hipótesis del comportamiento racional de los agentes económicos. A esta forma de conducta supuesta por la teoría económica se le conoce también como el homo economicus o "pensar como un economista".

El principio de racionalidad se aplica a la resolución de las cuestiones económicas mediante la regla de la decisión racional de los agentes, que persiguen obtener el máximo bienestar individual: los consumidores intentan conseguir la máxima utilidad y las empresas el máximo beneficio.

Conjugando estos supuestos básicos con el principio de escasez de los recursos, surge otro concepto fundamental de la Economía: la eficiencia, que se refiere a la obtención del máximo bienestar con el mínimo consumo de recursos. La idea detrás de la eficiencia es la ausencia de despilfarro, el aprovechamiento óptimo de los recursos escasos.

La racionalidad de los agentes se define de forma operativa mediante el análisis coste-beneficio, es decir, agrupando los factores que influyen en sus decisiones en dos bloques, que representan los costes y los beneficios de realizar una acción: cualquier individuo racional realizará una acción si los beneficios esperados, presentes y futuros, que se derivan de la misma son mayores que sus costes esperados, presentes y futuros; en caso contrario, no realizará dicha acción.

En este ejemplo la chica debe decidir si consumir un refresco o no. Observa que tanto los beneficios como los costes que espera obtener no sólo son valoraciones monetarias objetivas (como el precio del refresco), sino también valoraciones subjetivas individuales (el placer de beber un refresco). Marcia elegirá tomarlo si el placer que le proporciona es mayor que su precio, los 2 € que le cuesta. Si, por el contrario, Marcia valora más los 2 € que el placer obtenido por beber el refresco, no lo tomará.

Aparentemente la regla de decisión basada en la comparación de costes y beneficios es sencilla, pero en ocasiones no están muy claros ni unos ni otros, dando lugar a errores en la decisión. A continuación se exponen los elementos que llevan a cometer esos errores.

El coste de oportunidad

Una decisión consiste en elegir una entre varias alternativas de acción, rechazando el resto. El coste de oportunidad mide el valor de la mejor alternativa a la que se renuncia al tomar una decisión. El nombre hace referencia al coste de la oportunidad perdida al rechazar una acción concreta en detrimento de otra.

Éste es uno de los conceptos más importantes de la Economía y se considera que el valor de algo es precisamente su coste de oportunidad, o lo que es lo mismo, el valor de la mejor opción alternativa a la que se renuncia.

En el ejemplo de Marcia, el precio del refresco es su coste de oportunidad, pues para adquirirlo debe renunciar a 2 €, que podría dedicar a otra cosa.

Como se ha dicho, las valoraciones de costes no siempre son monetarias y objetivas, sino que con frecuencia son subjetivas e individuales de cada persona, como se ilustra en el siguiente ejemplo.

Supongamos que una persona se dispone a comprar un libro que venden en la librería de su barrio por 30 €. Antes de hacerlo, una amiga le informa que en el centro comercial de las afueras de la ciudad venden el mismo libro por 25 €. ¿Debe desplazarse al centro comercial? Para tomar la decisión correcta, deberá comparar los 5 € de ahorro en el precio del libro con el coste total del desplazamiento hasta el centro comercial: 1 € de transporte más el tiempo dedicado. Si esta persona decide ir al centro comercial, significa que el valor que asigna al tiempo invertido en el desplazamiento es menor que 4 €. Si, por el contrario, decide comprarlo en su barrio, la valoración de su tiempo de desplazamiento es superior a los 4 € que puede ahorrar.

En otros casos, los costes y beneficios se valoran de forma exclusivamente monetaria y objetiva, como en este otro ejemplo:

Un individuo dispone en su cuenta corriente de 5.000 € que no desea gastar en un plazo de un año. Un amigo economista le aconseja invertirlo en una cuenta a plazo fijo que le dará una rentabilidad del 5% en un año. ¿Debe invertir su dinero?. Si este individuo no traslada el dinero a la cuenta a plazo fijo asume un coste de oportunidad de un 5%, es decir, 250 € en un año, que deja de ganar si deja el dinero en la cuenta corriente.

Y en determinadas situaciones los costes y beneficios no pueden cuantificarse, ni objetiva ni subjetivamente. Pensemos en el caso del cambio climático como consecuencia del exceso de contaminación ambiental: ¿cuáles son sus costes futuros? difícilmente se puede contestar esta pregunta si ni siquiera sabemos hoy con exactitud el alcance de los perjuicios que tendrá sobre la naturaleza, incluida la humanidad entera.

Los costes irrecuperables

Un error bastante frecuente a la hora de tomar una decisión es considerar los costes del pasado que no se pueden recuperar en el momento de la elección, a los que, por esta razón, se les llama costes irrecuperables o costes hundidos (sunk costs). Este tipo de costes no deben tenerse en cuenta en el análisis de las decisiones porque no pueden evitarse aunque no se realice la acción.

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