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La caperucita azul y el gato feroz


Enviado por   •  13 de Enero de 2016  •  Ensayos  •  1.042 Palabras (5 Páginas)  •  258 Visitas

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La caperucita azul y el gato feroz

Había una vez una adorable niña que era querida por, su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Un día común como este le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color azul, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita azul. Un día su mama le dijo: “Ven, Caperucita azul, aquí tengo una lasaña y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que está enferma. y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, “Buenos días”, ah, y no andes de curiosa por qué sabes que no le gusta a tu abuelita.

“No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita azul, y tomó las cosas para su abuela y le dijo no te preocupes llegare bien La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y nunca avía entrado Caperucita azul en el bosque cuando se encontró con un lobo. Caperucita azul no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño “Buenos días, Caperucita azul,” dijo el gato . “Buenos días,

– “¿A dónde vas tan temprano, Caperucita azul?”

– “A casa de mi abuelita.”

– “¿Y qué llevas en esa canasta?”

– “lasaña y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para recuperarse”

– “¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita azul?”

– “Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, Seguramente ya los habrás visto alguna vez,” contestó inocentemente Caperucita Roja. El gato se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué criatura tan linda! – y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con ternura para obtener a ambas fácilmente.” Entonces acompañó a Caperucita azul un pequeño tramo del camino y luego le dijo: “Mira Caperucita azul, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan las aves. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque de cosas tan hermosas.

Caperucita azul levantó sus ojos, y cuando miro los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las hermosas flores y el canto de los pájaros, Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora.” Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y así continuamente sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el gato aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. “Quién es?” preguntó la abuelita.

“Caperucita azul,” contestó el gato.

“Traigo lasaña y vino. Ábreme, por favor.”

– “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy débil y no me puedo levantar.”

El gato movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.

Mientras tanto, Caperucita azul se había quedado colectando flores, y cuando miro que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma:

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