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La casa de bernarda alba


Enviado por   •  18 de Agosto de 2020  •  Documentos de Investigación  •  3.228 Palabras (13 Páginas)  •  198 Visitas

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El autor de La casa de Bernarda Alba nació en Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo granadino que marcaría su pasión y su conexión especial con la naturaleza.

Cuando Lorca volvió a España, había modificado su forma de plantearse el teatro: adaptó el lenguaje a la forma de hablar costumbrista de las personas del campo mientras trataba tema tabú bajo los esquemas tradicionales.

Para abordar sus historias desgarradoras y castizas emplea un lenguaje sencillo y rotundo a la vez.

Se cuenta que la familia Alba, vecinos de los Lorca, cuando descubrieron que el joven poeta había escrito sobre ellos, lo denunciaron por homosexual e hicieron que se lo investigara. Un 18 de agosto de 1936 se llevaron a Federico y le dispararon por la espalda, privando al resto de España de la prolífica y excelente obra que podría habernos dejado el autor. El asesinato a sangre fría de Federico García Lorca es uno de los sucesos más vergonzosos de la historia de España.

Argumento de La Casa de Bernarda Alba

Tras enviudar por segunda vez, Bernarda Alba decreta un período de luto que consiste en encerrar en el interior de su casa a sus cinco hijas, completamente vestidas de negro y sin tener ningún tipo de contacto con nadie en el exterior. Sin embargo, el conflicto se desata cuando Pepe el Romano, un muchacho joven y atractivo, pide la mano de Angustias como forma de hacer fortuna. Todos en la casa saben que con la edad de Angustias Pepe el Romano solo va buscando el dinero, pero no les importa: cada una de ellas guarda secretamente sus emociones y esperanzas hacia este hombre.

El drama llegará cuando se descubre que Adela, la hija pequeña de Bernarda, se ve a escondidas por las noches con Pepe el Romano. Ambos están terriblemente enamorados y aunque la criada, Poncia, advierte continuamente a la ama de la casa sobre lo que está sucediendo, la matriarca no le presta la atención debida. Y así, a la tercera noche, se desata un terrible final.

Se dice que la historia del libro está basada, como es habitual en Lorca, en una historia real. En este caso se trata de una familia cercana al dramaturgo. Los personajes de la obra están basados en una familia vecina del escritor, los Alba. El autoritario personaje de Bernarda Alba es una interpretación que crea Lorca de Frasquita Alba. Esta mujer vivía en Valderrubio cerca del artista con sus hijas. El escritor pudo ver a las hijas de la mujer en numerosas ocasiones y elaboró una historia en torno a ellas, viendo las condiciones de reclusión en las que vivían.

El conflicto central de la obra lo protagonizan Bernarda y Adela, que representan la lucha entre tradición y modernidad, libertad y autoritarismo tan presente en la España convulsa de la época. La elección de la edad de cada una de las hijas no es en absoluto accidental: creando un espectro desde la más obediente y resignada (Angustias, la mayor), hasta la más rebelde y desafiante (Adela, la menor). De esta forma, cada uno de los personajes están magistralmente construidos, no solo a través de sus diferentes intervenciones, sino también por la simbología que las envuelve en todo momento

Cada una de ellas es esclava de su madre, su destino y hasta de sus propios nombres: Martirio, Angustias, Magdalena (como la bíblica Magdalena, acusada de ser una prostituta redimida por su amor por Jesucristo) y de la catástrofe que sería para todas ellas mantener un luto de ocho años, que las convertiría a todas en viejas imposibles de casar y por tanto, de escapar de esa casa.

Pepe el Romano se constituye de esa forma como la metáfora de la vida, del amor y, por supuesto, de la libertad. Desde Angustias hasta Martirio o Adela, todas las hijas de Bernarda ven en él la única posibilidad de huida de esa casa de reclusión, donde el ambiente de opresión se relaciona directamente con las paredes blancas, las metáforas de los arcos y el bastón siempre omnipresente de la violencia de la madre

No sólo las hijas se ven sometidas en la casa, también María Josefa, la propia madre de Bernarda, sufre su tiranía. María Josefa representa continuamente la sensualidad y los anhelos inpronunciados de sus nietas en sus continuas escapadas y el uso de los símbolos y las metáforas que la envuelven: las flores en la cabeza, la oveja en los brazos y las canciones con las que escandaliza a su hija Bernarda, completamente obsesionada por el qué dirán. Al igual que Bernarda no puede lograr que los sentimientos de sus hijas salgan a la luz, tampoco puede evitar que su propia madre se escape por las noches, asignándole a las criadas el papel de mantenerla cautiva.

En ningún momento cambia el escenario, permanecemos siempre encerrados como un personaje más. Este recurso contribuye a crear una atmósfera opresiva y de tensión creciente. A lo largo de toda la obra se juega con el espacio dentro-fuera. Nos movemos solo dentro de la casa y conocemos únicamente la información que nos llega por los diálogos. Aún así conocemos la existencia de personajes a mayores, sabemos lo que sucede en el pueblo y podemos anticiparnos en ocasiones a los acontecimientos.

Lorca, en una clara denuncia social al papel de la mujer rural en su época, establece el desarrollo de los acontecimientos a través de la rutina de las mujeres, estableciendo referencias temporales en las que a cada acto le corresponde un momento del día (mediodía, tarde y noche). En ese tiempo, las mujeres se dedican a comer, limpiar, coser y cenar, siendo la noche la que ampara la aparición de la explosión de los acontecimientos de cada día.

En su destacado feminismo, Lorca llega a denunciar la situación injusta e inferior de la mujer y las terribles desgracias a las que podría llegar a verse abocada Adela de saberse si relación con Pepe el Romano con la noticia del empalamiento y ejecución de una mujer del pueblo por haber tenido un hijo estando soltera.

Desde Bernarda Alba y sus hijas, doctas y cultas que emplean referencias a la mitología griega para expresarse, hasta el uso de términos vulgares y soeces propios de Poncia y de la otra Criada. Poncia es uno de los mejores personajes de la obra que, al igual que Casandra, predijo el terrible desenlace de la obra sin que nadie le creyese. Ambas criadas representan a la perfección las clases populares de los pueblos, guardando un tono celentinesco y burlándose de los señores de la casa, incluso haciendo referencia a que el señor de la casa se acostaba con la criada.

La obra es completamente cíclica. En ese sentido, Federico García Lorca hace una referencia al fatalismo y la incapacidad de España de cambiar. Bernarda comienza y termina la obra pidiendo silencio. Esta necesidad de silencio, de recogimiento, de evitar las miradas, es recurrente en los pueblos y una señal de la tradición. El silencio se impone en torno a la casa, de luto, y con él se intentan tapar los problemas que trae el propio recogimiento.La muerte del padre relega a las mujeres de la familia a un luto de ocho años.

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