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La silueta obscura de un hombre recortaba el arco luminoso


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  1.186 Palabras (5 Páginas)  •  102 Visitas

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resuemn la la novela de la vida inutil de pito perez

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La silueta obscura de un hombre recortaba el arco luminoso

del campanario. Era Pito Pérez, absorto en la contemplación del

paisaje.

Sus grandes zapatones rotos hacían muecas de dolor; su

pantalón parecía confeccionado con telarañas, y su chaqueta,

abrochada con un alfiler de seguridad, pedía socorro por todas

las abiertas costuras sin que sus gritos lograran la conmiseración

de las gentes. Un viejo “carrete” de paja nimbaba de oro la cabeza

de P ito Pérez .

Debajo de tan miserable vestidura el cuerpo, aun más mise

-

rable, mostraba sus pellejos descoloridos; y el rostro, pálido y enjuto,

parecía el de un asceta consumido por los ayunos y las vigilias.

— ¿Q ué h ac e u sted en la tor re , P ito Pérez?

—Vine a pescar recuerdos con el cebo del paisaje.

—Pues yo vengo a forjar imágenes en la fragua del cre-

púsculo.

— ¿L e h ago a u sted m a la obra?

— Hombre , no. ¿Y yo a u sted?

—Tampoco. Subimos a la torre con fines diversos, y cada

quien, por su lado, conseguirá su intento: usted, el poeta, apar

-

tarse de la tierra el tiempo necesario para cazar los consonantes

—catorce avecillas temblorosas— de un soneto. Yo, acercarme

más a mi pueblo, para recogerlo con los ojos antes de dejarlo,

quizá para siempre; para llevarme en la memoria todos sus rin

-

cones; sus calles, sus huertas, sus cerros. ¡Acaso nunca más

v uelva a m i ra rlos!

— ¿O t ra vez a p ereg r i n a r, P ito Pérez?

—¡Qué quiere usted que haga! Soy un pito inquieto que no

encontrará jamás acomodo. Y no es que quiera irme; palabra.

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colección

los ríos profundos

Me resisto a dejar esta tierra que, al fin de cuentas, es muy mía.

¡Oh, las carnitas de canuto! ¡Oh, el menudo de la tía “Susa”!

¡Oh, las “tortas de coco” de Lino, el panadero! Pero acabo de dar

fi n a u na la rga y aza rosa borrachera, y m is pa rientes qu ieren des

-

cansar de mi persona, lo mismo que todo el pueblo. Cada detalle

me lo demuestra: en las tiendas ya no quieren fiarme; los amigos

no me invitan a sus reuniones, y el Presidente Municipal me trata

como si fuera el peor de los criminales. ¿Por qué cree usted que

me dobló la condena que acabo de cumplir? Pues porque le hice

una inocente reflexión, a la hora de la consigna. Él dijo su sen

-

tencia salomónica: para Pito Pérez, por escandaloso y borracho,

diez pesos de multa, o treinta días de prisión, a lo que yo con

-

testé con toda urbanidad: pero, señor Presidente, ¿qué va usted a

hacer con el Pito adentro tantos días? El señor Presidente me dis

-

paró toda la artillería de su autoridad, condenándome a limpiar

el retrete de los presos durante tres noches consecutivas. ¿No ha

ob s er vado u s t e d que l a profe sión de dé sp ot a e s m á s fác i l que l a de

médico o la de abogado? Primer año: ciclo de promesas, sonrisas

y cortesía para los electores; segundo año: liquidación de viejas

amistades para evitar que con su presencia recuerden el pasado,

y creación de un Supremo

...

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