Los 4 acuerdos

Los 4 acuerdos.

Fue escrito por miguel Ruiz Montañez (1962, Málaga), es profesor de universidades en la republica dominicana, sus obras comúnmente son dedicadas a la espiritualidad y desarrollo personal, sus libros han sido traducidos en mas 12 idiomas, y lo llevo a ser conocido en gran cantidad de países.

Este libro trata de como debemos afrontar cada uno de nuestros problemas psicológicos y sociales, te lo muestra por medio de enseñanzas de la cultura tolteca, esto te lo va contando una persona descendiente de dicha cultura, el te va explicando como el logro adquirir dichos conocimientos, y te dirán cosas que te harán reflexionar sobre acontecimientos en tu día a día.  

Los toltecas se encontraban establecidos en el sur de México, eran bastante inteligentes y con grandiosos conocimientos espirituales, y dan lugar a los nahuales que eran personas con grandes conocimientos en salud, y espiritualidad.  El escritor de dicho libro es un descendiente de una familia de nahuales, el cual ha adquirido bastantes enseñanzas que sus antepasados y su maestro le han impartido, cuenta que el al inicio no creía nada de lo que le decían sobre dicha espiritualidad, hasta que un día tras dormir en una cueva pudo verse de forma astral, y es ahí en donde el empezó a tomarse esos conocimientos enserio.

Algo que se comenta es que por medio de los sueños y la repetición los humanos aprendimos varias cosas, el cerebro humano sueña desde que estamos en el vientre de la madre, soñamos con un mundo nuevo en el cual podremos explorar para poder aprender más, además de ello nuestros padres se encargaron de enseñarnos lo básico por medio de la repetición, algo muy importante que se debe de saber es que los humanos no aprendemos de una forma tan sencilla, por ello es que nos repiten cada una de las cosas (las veces que sean necesarias) hasta poder captar y hacer bien las cosas. En pocas palabras se le podría conocer adiestrarnos o también conocido como domesticarnos. Existió un hombre con el poder de la palabra, se expresan de tal forma que logro convencer a muchas personas de que lo que él decía era lo correcto, Hitler utilizo su don para controlar a las personas, metiéndoles miedo y odio hasta llegar al punto de controlarlos para crear una gran guerra solo por el simple echo que el hizo su mayor esfuerzo para que las personas lo siguieran y ganara un gran poder.

así como hitler logro controlar la mente de muchas personas, nosotros podremos controlar nuestra mente, con el uso incorrecto de nuestras palabras podemos causar daños, nos provoca el reprimir nuestras emociones, debemos entender que   las palabras son como un hechizo que cambia cada una nuestras acciones, y si nosotros nos insultamos o nos dedicarnos a odiarnos nuestra mente se lo va a creer a tal punto que tu siempre ocasionaras tu fracaso en varias cosas, debemos aprender a estar bien con nosotros mismos y controlar cada una de nuestras palabras. Nuestra calidad de amor propio solo es obteniendo el primer acuerdo de la impecabilidad y el segundo acuerdo “no tomes nada personalmente”.

La impecabilidad es una cosa que la iglesia se dedico de meternos a nuestra mente, controlo bien sus palabras hasta llegar a controlar nuestra mente, te hace mas en tus acciones, de esa forma ellos se encargan que inconscientemente cuides tus acciones y más en las cosas que involucre la religió. En nuestra mente se va formando un sistema de creencias, aquellas serán las encargadas de manejar parte de nuestras acciones (para bien o para mal), cada acción que nuestras creencias creen que están mal nos llena de una gran culpa, miedo, felicidad, enojo e incluso tristezas, algo que sin duda alguna esta mal es que los seres humanos viven con miedo (aun que ellos no lo conozcan), aquel miedo nos estará dominando ya sea voluntaria o involuntariamente, los seres humanos nos estamos encargando de vivir un infierno en nuestro día a día, llegando a tal punto en que ya no nos sentimos seguros ni con nosotros, solo nos llena de inseguridades, incluso llega un punto en el que nos podremos llegar a cansar o incluso a odiar.

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