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Los Niños Y La Literatura De Horror


Enviado por   •  7 de Enero de 2014  •  949 Palabras (4 Páginas)  •  1.307 Visitas

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Sólo los niños conocen el horror

Nunca olvidan que debajo de su piel

está escondido un esqueleto

NESTOR ZENER

Pregúntale a cualquier niño acerca de los Olmecas o la Revolución Mexicana y seguramente habrá olvidado la lección; pregúntale acerca de Drácula, Frankenstein o el hombre lobo y te hablará, emocionado y sin titubear, de estos y otros monstruos. Y no es que una cosa sea mejor que otra, sino que lo no obligatorio, lo que estimula la imaginación de una manera interesante y entretenida es más fácil de guardar en la memoria. Nada como el horror para estimular la imaginación.

A los ojos de los adultos es más práctico simplificar el mundo, las cosas son como son y en honor a la paz mental resulta preferible no cuestionarse acerca de la muerte, el dolor o el más allá. Para un niño esto no tiene por qué ser así forzosamente: el cristo malherido que cuelga en la recámara de mamá es terrible y monstruoso, al igual que la sonrosada cabezota de cerdo que descansa en la vitrina del carnicero o la puerta entreabierta del desván. Entre más sensible sea un niño, más miedo le causará la oscuridad y más afilados serán los colmillos del monstruo que vive en el clóset. Sin embargo, es sabido que detrás del miedo está la curiosidad y el obsesionante empeño en dar una explicación razonable a lo desconocido. La niñez viene a ser el equivalente psíquico a ese tiempo primordial en que la humanidad trataba de explicarse el origen del universo a través del mito. Si revisamos estos mitos, veremos que están repletos de escenas monstruosas y terribles. Según la psicología junguiana, esto explicaría la fascinación que tiene el hombre por lo grotesco: hay una búsqueda de trascendencia y control sobre la naturaleza a través de exorcizar los demonios que conforman nuestra sombra, es decir, la parte irracional de la psique humana. Cuando un niño disfruta del horror en una película o en un libro, está enfrentándose a los propios miedos que le acechan al apagar la luz y de alguna manera comprende que el temor es parte incuestionable de su naturaleza, es una forma de aprender que no se trata de no sentir miedo sino de controlar los efectos que le produce. Sin embargo, uno de los grandes prejuicios acerca de permitir a un niño leer ese género literario consiste en creer que se convertirá en un ser violento o despiadado como resultado de la influencia de la lectura, sin ver que lo que crea personalidades antisociales no son los libros sino las experiencias de violencia dentro de la vida cotidiana.

Otro prejuicio al respecto, es creer que la inocencia es traducible como ignorancia total. Mucha de la que se considera literatura apta para el público infantil parece destinada a fomentar la pereza mental y la simpleza de

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