Novela: La linares

Melany Aldás

Dalton Dubach

María Cristina Vásquez

Kevin Angueta

Nelson Guamán

Pedro Ayo        

Redacción Académica

AEA 132-21

Quito, 11 de Abril de 2012

RESPONSABILIDAD INFORMATIVA

En la novela de La Linares del escritor ecuatoriano Iván Égüez se muestra el poder que tiene la información de un medio de comunicación, las reacciones de los receptores y las consecuencias. La radio es el medio de comunicación más accesible y popular si se desea información de algún tipo. Escuchar y no ver es una herramienta que da vida a la imaginación. El medio de información siempre será responsable de todo aquello que sea transmitido en su institución, pues lo que llegue a los ciudadanos determinará el comportamiento de la asimilación de la noticia vertida en el mismo. El buen o mal uso de la información lleva, en muchos casos, a cuestionar la veracidad y seriedad de varios medios de comunicación.

La radio como medio de comunicación aparece en la década de los 20 del siglo pasado;  nadie podía imaginar que esta nueva manera de comunicarse, una “caja” que emitía sonidos, terminaría educando, acompañando en largos viajes, hacernos cantar, bailar y hasta despertando nuestra imaginación. Cuando la vida era más “tranquila” fue la mejor compañera para muchas familias, y así es como lo describe Égüez en sus primeras páginas:

        …la familia estaba concentrada alrededor de ese portentoso tabernáculo de charolado laurel que bajo la magia de cuatro botones de pecho y uno de oreja guardaba el misterio de la música, del ruido, de la voz, de los enanitos que cantaban metidos ahí dentro, del señor Mucarcel o del señor Ramadán que leían el Almanaque Bristol y aconsejaban comprar el papel oriental… (Égüez, 2010, p. 35)

Se crearon en la historia de la radio varios programas informativos, de los cuales se vio nacer a periodistas, músicos y cantantes, actores y las “radionovelas” como fue Kaliman, Porfirio Cadena el ojo de vidrio, entre otras.  La guerra de los mundos del norteamericano H. G. Wells es una novela que fue adaptada a la radio como una radionovela de ficción por Orson Welles en 1938 y que llevo a los radioescuchas a imaginar hasta el fin del mundo, pues la manera de relatar la historia: el sonidos de naves, nombres reales ya sean de lugares o de personas, y no tener nada más que el sentido auditivo para captar la noticia, lleva a dar vida en la imaginación e incluso en la realidad a personajes que son, en algunos casos, fuera de este mundo; en la adaptación ecuatoriana de ésta obra también se dan estos acontecimientos “un niño que llevaba puesto un casco de minero fue tomado por marciano y sepultado bajo una carga de leña” (Égüez, 2010, p. 43), eso es una pequeña muestra de imaginación popular, y que Iván Égüez nos quiere hacer notar.

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