ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Pedagogia


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2014  •  1.742 Palabras (7 Páginas)  •  196 Visitas

Página 1 de 7

Freire comienza este capítulo manifestando que es fundamental partir de la idea de que el hombre es un ser de relaciones y no sólo de contactos, no sólo en el mundo sino con el mundo. De su apertura a la realidad, es de donde surge el ser de relaciones que es, resalta esto que llamamos estar con el mundo. Por ello considera que la manera de captar los datos objetivos de su realidad, como de los lazos que unen un dato con otro, es de natural crítica, por ello reflexiva y no refleja. El hombre es el único ser capaz de trascender no solo en su capacidad de distinguir un “yo” de un “no yo”, sino también en la conciencia de su finitud, de ser inacabado y cuya plenitud se halla en la unión con su Creador, unión que jamás podrá ser de dominación o domesticación sino siempre de liberación. De ahí que la religión que encarna este sentido trascendental de relaciones jamás podrá ser instrumento de alineación, sino de liberación.

El hombre con capacidad de discernir por qué existe y no sólo por qué vive, halla la raíz del descubrimiento de su temporalidad, descubrimiento importante que comprende el ayer, reconoce el hoy y descubre el mañana. El exceso de tiempo en el que viven las culturas iletradas perjudica su temporalidad, que solo conocerán mediante el discernimiento y con la conciencia de esta temporalidad, la de su historicidad.

En la medida que emerge del tiempo, liberándose de su unidimensionalidad, discerniendo sus relaciones con el mundo, se impregna de un sentido consecuente. Sentido que tiene la capacidad de crear y recrear, interfiriendo en la realidad para modificarla, discerniendo y trascendiendo se lanza el hombre a un dominio que le es exclusivo, el de la historia y de la cultura.

La integración en su contexto, que resulta de estar en el mundo y no solo con el mundo, hace del hombre un ser situado y adaptado y no un ser acomodado o ajustado, síntomas estos últimos de deshumanización, que lo hace sentir desadaptado y desamparado.

Cuando se da la integración, esta se profundiza y perfecciona en la medida en que la conciencia se torna crítica, de lo contrario el hombre se convierte en un simple ser acomodado o ajustado, para quien la historia o la cultura no tendrían sentido, pues le faltaría la marca de libertad, por eso cada vez que se le limita la libertad, se transforma en un ser meramente ajustado o acomodado.

A partir de las relaciones del hombre con la realidad, resultado de estar con ella y en ella, por los actos de creación, recreación y decisión, éste va dinamizando su mundo, va dominando la realidad, humanizándola con algo que él crea, va temporalizando los espacios geográficos, hace cultura, generando sociedades dinámicas, creando historia.

Es por ello que Freire considera que la gran tragedia del hombre moderno es que, dominado por la fuerza de los mitos y dirigido por la publicidad organizada, ideológica o no, renuncia cada vez más sin saberlo, a su capacidad de decidir, siendo expulsado de la órbita de las decisiones. Este hombre no capta las tareas de su época; le son presentadas por una élite que las interpreta y se las presenta en forma de recta a ser seguida. Este hombre se cree salvado, cuando por el contrario se ahoga en el anonimato de la masificación sin esperanza y sin fe, domesticado y acomodado, no siendo sujeto, siendo puro objeto que lo inclina al gregarismo falto de critica y amor; solo percibe que los tiempo cambian, incapaz de comprender el significado de ese cambio.

Las sociedades en cambio de una época a otra, exigen la formación y el desarrollo de un espíritu también flexible usando funciones cada vez más racionales y menos instintivas.

Freire define la sociedad brasileña del momento como una sociedad cerrada, colonial, esclavizada, sin pueblo, “refleja”, antidemocrática, sin conciencia de pueblo. Pero en ella vislumbra el germen del cambio, que la convierte en una sociedad en tránsito, donde se producen los choques propios de los sistemas autoperpetuadores y los sectores emergentes y buscadores del cambio.

Es por ello que la educación dentro de este tránsito adquirirá mayor importancia, su fuerza se basaría sobre todo en la aptitud que tuviésemos para incorporarnos al dinamismo del tránsito. No es necesario señalar demasiado la obviedad que nuestra salvación democrática se basaría en una sociedad homogénea y abierta. Esta apertura constituía uno de los desafíos fundamentales para una respuesta adecuada y difícil. Estas fuerzas estaban convencidas, que la apertura de la sociedad brasileña se haría en términos pacíficos. Otras por el contrario buscaban volver a posiciones reaccionarias para hacernos permanecer indefinidamente en el estado en el que nos encontrábamos.

En este momento, los hombres y las instituciones se dividen en reaccionarios y progresistas, aun cuando había categorías intermedias. Hecha la opción, por la profundidad de las contradicciones, la tendencia era radicalizarse en la opción.

La radicalización implica el enraizamiento que el hombre hace en la opción, es positiva, porque es preponderantemente crítica y amorosa, humilde y comunicativa. El hombre radical en su opción no niega el derecho a otros de optar. No pretende imponer su opción, dialoga sobre ella. Está convencido de su acierto, pero respeta en otro el derecho de juzgarse también dueño de la verdad; intenta convencer y convertir, pero no oprime a su oponente; tiene el deber, por una cuestión de amor,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.8 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com