Pragmatismo Politico

El liberalismo rortyano se opone radicalmente a la lectura política de un tipo de izquierda radical marxista que desconfía abiertamente de las instituciones democráticas y liberales. El pragmatismo es una filosofía adaptada a las necesidades del liberalismo político, una forma que el liberalismo político parezca bueno a personas con gusto filosófico. Las instituciones políticas liberales poseen internamente los mecanismos precisos para expandir la libertad, ampliar los derechos fundamentales y conseguir mayores cuotas de justicia social en nuestras sociedades complejas. La finalidad de los movimientos sociales consiste en lograr objetivos muy concretos como parte de una transformación social de mayor alcance, procuran realizar cambios pequeños que nos ayudan a transformar progresivamente las instituciones sociales y políticas. La práctica de la ciudadanía democrática esta íntimamente ligada a la existencia de una esfera pública donde los miembros de una sociedad civil se responsabilizan mínimamente para resolver democráticamente los asuntos relativos a su vida en comunidad. Una sociedad democrática, es aquella que tiene controles políticos judiciales y, por tanto, es sensible a las distintas formas de sufrimiento y crueldad humanas. Una sociedad bien ordenada, para John Rawls, es aquella que no solo es diseñada para promover el bien de sus miembros, sino que está regulada efectivamente desde una concepción política de justicia. La democracia para Dewey posee un significado moral y cívico ineludible, en la medida que permite el desarrollo integral a todos los individuos de la sociedad por medio de mecanismos de aprendizaje, civismo y socialización política. La propuesta política Rortyana prescinde de todo intento fundacionalista, porque considera absurdo el intento teórico de buscar premisas y presupuestos que justifiquen la democracia liberal. La sociedad liberal conforma aquella sociedad donde es posible, incluso necesario, renunciar a visiones sustanciales o esencialistas sobre bien común, soberanía popular, comunidad, sujeto político, derechos humanos. El principal error de nuestra tradición política moral occidental consiste en el mito de un yo no relacional o sea un yo que no se preocupa por los demás o egoísta. La tradición emancipadora, según Rorty, parte de un prejuicio izquierdista que considera que debemos escapar del orden establecido, transformándolo, liberándose de su fuerte dominación ideológica y política. Rorty divide a los intelectuales de izquierda en reformistas y radicales, los reformistas son aquellos que creen que simplemente cambiando las leyes, instituciones políticas y la democracia constitucional vamos a lograr proporcionar una mayor libertad humana y alcanzar mayores cotas de justicia social y los radicales sospechan que tales mecanismos institucionales de la democracia constitucional no nos permiten alcanzar tales objetivos políticos. La crisis mas profunda del mundo moderno

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