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Poder Politico

jesusmc22 de Agosto de 2011

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El Poder Político

Se examinará, en tres secciones sucesivas los aspectos generales del poder político (sección 1), el poder político y la sociedad (sección 2), el poder político, el derecho y las instituciones (Sección 3).

Sección 1

Presentación del poder político

Debemos situarnos en el poder político con relación a los otros fenómenos de autoridad y precisar sus características propias.

I. FENÒMENOS DE AUTORIDAD Y PODER POLÍTICO.

El poder político es un fenómeno de autoridad entre otros, además es particularmente complejo.

A. Los fenómenos de autoridad. Estos se encuentran constantemente en todas las colectividades, cuando una persona o un colega esta en capacidad de imponer su voluntad a otros. Esto implica entonces, necesariamente una doble relación de dirección y obediencia y por lo mismo, una relación entre el que dirige, o el que generalmente ocupa una posición dominante, haciendo prevaler sus puntos de vista- y los que obedecen, o los que simplemente no están en la posibilidad de oponerse a la voluntad de los primeros y deben abstenerse de volverse obstáculo.

De todas formas, no es aconsejable tomar estas relaciones y estos fenómenos desde un punto de vista simplista. De una vez por todas, es necesario decir que en la sociedad no existe, de un lado aquellos que dirigen, y del otro, aquellos que obedecen. La realidad es infinitamente más compleja. Es raro que aquellos que dirigen no deban obedecer, en el mismo sector o en otros, y de la misma forma, aquellos que obedecen tienen frecuentemente que dirigir. En otras palabras, estas relaciones y estos fenómenos se insertan en un tejido social, extremadamente denso, ramificado, entrecruzado, en el cual puede parecer desvanecerse. Estas relaciones existen y constituyen un dato a la vez elemental y fundamental de la vida social.

Hace falta agregar que la diferenciación entre los que detentan la autoridad y aquellos que son los destinatarios puede ser más o menos escondida, según la naturaleza de la comunidad considerada y también según las circunstancias y las épocas. Es evidentemente normal que la autoridad sea más visible y más apoyada en una unidad militar o en una administración pública, que al interior de una compañía artística o una asociación. Pero también es raro que ella desaparezca completamente. Lo que puede hacernos pensar, de manera errada, que la autoridad se ejerce algunas veces sin manifestaciones visibles y que la obediencia es frecuentemente consentida.

En realidad, y sin importar cuál sea la importancia del grupo al interior del cual se constata el fenómeno de autoridad, éste pone en ejecución según el caso, un fenómeno de confianza o un elemento de obligación, y lo más frecuente, es que aparezcan ambos fenómenos juntos. La confianza, se fundamenta inicialmente, en el equipo y en la profesión. La restricción o punición predomina en muchos otros casos, ya sea porque ella se ejerza efectivamente sancionando las faltas y las fallas, lo que requiere la exclusión del grupo, o ya sea, cuando el grupo está más evolucionado, con la simple amenaza, es decir la posibilidad de ver que su posible aplicación se vuelve suficiente, para mantener los miembros de grupo en la vía de la obediencia aceptada o soportada, y, casi siempre, se encuentra, que es aceptada y soportada a la vez.

B. El poder Político. Después de haber precisado su significación, se anotarán las características y también el origen, que procede esencialmente de su institucionalización en el contexto estatal.

a) La noción del poder político.- Se conoce en un sentido etimológico, como el poder en la ciudad, y en un sentido contemporáneo, como el poder en el Estado, pero es evidente que se requiere precisar aún más.

Es por ello que el poder político puede estar definido como el poder de previsión, de impulsión, de decisión y de coordinación que pertenece al Estado dirigente del país, en principio aquel del Estado, es decir a los gobernantes, en el sentido más amplio, y que les permite determinar y conducir el conjunto de políticas nacionales, con todo lo que implica tanto en el orden interno como en el orden internacional.

Se anota sin embargo, que en la práctica el poder político se realiza, especialmente, por los órganos ejecutivos, porque son ellos, los encargados de manera casi exclusiva, de la política nacional, (y los que son considerados como los verdaderos gobernantes), los órganos deliberativos aparecen desde ese momento como los órganos de control (cf capítulo 5). Es necesario señalar igualmente que en los regímenes totalitarios, el poder político reside algunas veces en las instancias dirigentes del partido único, más que en aquellas del aparato de Estado.

Hace falta agregar que el poder político está en una encrucijada. Antes de ser atribuido, él es objeto de luchas internas, no solamente entre los partidos sino también al interior de cada uno de ellos y en el seno de las grandes coaliciones, es objeto de luchas entre los dirigentes que se separan por sus convicciones, y más frecuentemente por sus ambiciones.

b) Las características del poder político. Aquel no se diferencia fundamentalmente de otros fenómenos de autoridad y se puede decir que sus características se aplican igualmente a él. Esto ocurre porque el poder político implica también una doble relación de comando y de obediencia que nos conduce a distinguir el grupo minoritario de gobernantes, que comandan y el grupo más numeroso de gobernantes, que obedecen. Al igual que ellos, se hace un llamado a la confianza de los gobernados, pero al mismo tiempo se le confiere a los gobernantes unas restricciones que ellos requieren.

El poder político presenta dos características específicas que tienden a lo que es a la vez de carácter obligatorio, original y global.

Primero que todo, el poder político es obligatorio, sin olvidar que el aspecto psicológico es muy importante. En las sociedades primitivas el poder tiene orígenes mágicos, más que materiales. En las sociedades contemporáneas, los gobernantes logran frecuentemente conducir los gobernados simplemente porque se les convenció que debía ser así. En otras palabras, el peso de la tradición, la creencia en la legitimidad de los gobernantes, el sentimiento de imposibilidad o de inutilidad de un cambio del orden establecido constituyen factores determinantes, pero estos elementos psicológicos no son exclusivos, la coerción exclusiva o potencial se agrega necesariamente. Aún si no aparece en el primer plano, ella permanece en la sombra, esto es lo que se espera. La restricción material no es la que funda obligatoriamente el poder político, pero sirve para mantenerlo y es absolutamente indisociable.

El poder político es también original en el entendido de que el todo parte de los gobernantes, en todos los campos. Ciertamente existen poderes diferentes a los políticos y existe igualmente unos contrapoderes pero siempre son más o menos dependientes, precisamente del poder político. La capacidad de innovar de éste último es incompatiblemente superior a aquella de los demás organismos sociales.

Por último el poder político tiene una vocación global. Los gobernantes disponen, en principio, de una autoridad que se aplica a todos los miembros de la comunidad, se ejerce sobre todo el territorio y lo que es aún más importante, éste puede aplicarse en todos los espacios posibles desde lo económico hasta lo social, en la educación, en la salud, en el trabajo, en la diversión, en los precios, en el urbanismo, en las libertades, en la cultura, en la familia y los deportes. Por más de que los gobernantes lo deseen, ningún sector de la actividad humana puede escaparse a este poder y el poder político no tiene ningún otro límite que aquel que él acepta fijarse él mismo. He aquí una diferencia capital entre los demás fenómenos de autoridad que revisten un carácter limitado y parcial, porque ejercen en sus grupos restricciones y casi siempre son dependientes de éstos.

c) La institucionalización del poder público. El poder político comenzó estando muy unido a la persona de los gobernantes, frecuentemente a los jefes regionales o los nacionales, y algunas veces, a los jefes militares, Esta personalización es evidentemente cuestionada cuando del colectivo original surge una personalidad de dirigente único, cuya vocación carismática esta determinada por las circunstancias o lo que se afirma para más comodidad, o cuando esta determinada por el interesado el mismo. En un sistema de este tipo, no existe ninguna legitimidad. Además, lo más frecuente es que ningún aparato sobreviva a la cesión de funciones del jefe político. Se presenta aquí, una evolución discontinua, resquebrajamiento del poder político, lo que conlleva numerosas aleas, especialmente durante el periodo difícil, en el cual se pretende asegurar la sucesión del jefe.

En la actualidad, este poder no existe más, de esta forma. El poder político se ha institucionalizado, lo que quiere decir que se ha disociado de la persona de los gobernantes, para reportarse con una identidad que le sirve de soporte. Desde el siglo XVI esta entidad se conoce como el Estado. La diferencia con el sistema anterior es enorme, puesto que desde aquel momento los gobernantes no disponen de competencias, sino en razón de sus funciones. Ellos están muy lejos de dominar sus poderes, y no son en principio, sino los depositarios provisionales o los agentes del ejercicio de las competencias que les son confiadas. Existe por

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