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Profesora Tatiana Calderón Literatura hispanoamericana contemporánea

Ale Zamora PalaciosEnsayo10 de Abril de 2017

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Paulina Barría Miranda, Emmanuel González, Alexandra Zamora

Profesora Tatiana Calderón

Literatura hispanoamericana contemporánea

22 de abril de 2015

La configuración de una identidad a través del [a]“Manifiesto Antropófago[b]” [1928]

Para comenzar, cabe señalar que Oswald de Andrade, es un escritor y periodista nacido en Brasil en el año 1890. A lo largo de su formación y carrera se mantuvo en un constante contacto con la contingencia [c]europea, para conocer el posicionamiento de los intelectuales del momento.  De esta manera, durante su estadía en París en 1912 conocerá de manera cercana las nuevas propuestas y visiones artísticas [d]que han comenzado a pulular [e]en Europa. Andrade se verá atraído por estas nuevas propuestas, lo que lo llevará a introducir en Brasil el movimiento vanguardista. Así publicará dos manifiestos el primero titulado “Manifiesto de la poesía Pau-Brasil” en 1924, para luego cuatro años más tarde, en 1928, publicar el “Manifiesto antropófago” que corresponde al texto a analizar en el presente trabajo.

En lo que respecta el manifiesto en sí, es posible señalar que el objeto central en torno a este, corresponde a la búsqueda de una identidad[f], lo cual se patenta en su inicio, donde se señala: “Sólo la antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente” (39). De esta forma, se entiende la antropofagia, ya no como el mero acto de comer carne humana, sino más bien en un sentido metafórico, que pretende configurar una identidad mediante sus características simbólicas[g]. Andrade desarrolla en torno a este objeto central, la idea de llevar a cabo una revolución[h], en oposición a una tradición hegemónica europea que ha sido impuesta desde el colonialismo en adelante. Tras esto, hace hincapié en que la forma correcta de llevar a cabo este levantamiento de emancipación contra la hegemonía, corresponde a un realzamiento de los valores naturales del nativo, los cuales se encuentran encarnados en la antropofagia, en especial en la noción de salvaje, como característica propia que no ha sido corrompida [i]por la tradición impuesta.

En vista de lo anterior, es necesario comprender en primer lugar cuáles son las características del “Manifiesto antropofágico[j]”, que le permiten situarse [k]como un movimiento de vanguardia latinoamericana, para de esta manera realizar una primera aproximación al carácter revolucionario del texto[l]. En segundo lugar, cabe entender con mayor precisión cómo la antropofagia se sitúa como herramienta para la búsqueda de una identidad, y de este modo, configurar un discurso en torno a esta, dando cuenta de una resignificación en el tropo del canibalismo. En tercer lugar, se ha de comprender las características de la tradición hegemónica occidental contra la cual se propone una revolución, puesto que a partir de estas, el discurso identitario presente en el manifiesto, se realza[m]. Tras estos tres objetivos presentados, se exterioriza la hipótesis en torno a la necesidad de configurar una identidad antropofágica como única herramienta capaz de llevar a cabo una revolución en contra de la opresión impuesta por la tradición occidental. En decir, mediante la exaltación del salvajismo, como característica propia y natural, que no ha sido corrompida por el discurso tradicional de occidente.

En primer lugar, y tomando el primer objetivo expuesto, la vanguardia, en cuanto movimiento, existirá en la medida en que haya la posibilidad de generar “la refutación de los valores del pasado y la apuesta por la renovación radical” (48), tal como señala Schwartz[n]. La vanguardia se configura entonces a partir de un sentido confrontacional y rupturista, que se ha de generar como parte del programa de acción del movimiento una revolución estética[o] a la par de una apuesta ideológica más sólida[p], “en tanto discuten un orden social y cultural” (Ferrada 8). En este punto podemos realizar la aproximación al texto que motiva el presente ensayo con miras a comprenderlo como la producción resultante de un movimiento vanguardista[q].  Se lee en el “Manifiesto antropófago”: [r]“Queremos la revolución de los indios caribes. Mayor que la revolución francesa. La unificación de todas las revueltas eficaces en la dirección del hombre. Sin nosotros Europa ni siquiera tendría su pobre declaración de los derechos del hombre” (40). El carácter revolucionario queda latente[s]. Es una instancia, en cuanto manifiesto, en la que el individuo de la enunciación se posiciona desde un sujeto colectivo y plantea al mundo sus exigencias.  

Así, se entiende que en cuanto manifiesto vanguardista se posiciona en contra de algo. Ese algo será la asimilación indiscriminada de la cultura occidental sin una matización o una consciencia de la situación americana (brasileña) previa al descubrimiento y la conquista. En este sentido, apela a la valoración de lo indígena y lo salvaje [t]en un camino que conducirá a la resignificación de esos mismos elementos respecto a su constitución unilateral en cuanto valores arraigados a la perspectiva occidental europea, es decir, a la valoración de un otro que nace en contraste del sujeto europeo[u]. Esto se apreciará en el uso reiterado de la preposición “contra” que, como rasgo característico de los manifiestos vanguardistas, situará al sujeto de la enunciación en un rol de lucha y denuncia bastante evidente[v]. La pregunta esporádica: “¿qué tenemos que ver con eso?” que de igual manera busca generar el quiebre evidente, ahondando y remarcando las distancias, para de dicha manera justificar el acto devorador.

Como se ha podido evidenciar, el Manifiesto Antropófago [w]se configura, como todo manifiesto, siguiendo la oposición nosotros/otro. Esta oposición, como también ya se ha mencionado, propone al indígena caribe como el sujeto icónico que ha de servirle de herramienta de lucha e ideal estético, además de fuerte constructo en la configuración identitaria brasileña a la que apela Andrade.  De esta manera resulta esencial comprender la forma en que el autor configurará dicha imagen del indígena y los recursos mediante los que la presentará. Se articula además en este punto una resignificación de la figura del otro y del tropo [x]mismo al que haría referencia la antropofagia. Ahora bien, para llegar a la comprensión de estos elementos, y así contestar a la hipótesis, tal vez sea pertinente preguntarse ¿Qué se entiende por antropofagia?

La antropofagia se define desde los estudios antropológicos clásicos [y]como una estrategia de los pueblos primitivos para anular el peligro de los extraños. Esta estrategia, consistía en comerse la fuente de peligro, creyendo de esta manera que incorporaban biológicamente sus cualidades al grupo, nutriéndose de su poder y su fuerza. Era una forma de ingerir y devorar cuerpos y espíritus extraños por medio del metabolismo con el fin de convertirlos en cuerpos y espíritus idénticos y así mantener el orden social. Andrade, [z]sitúa la antropofagia  en su manifiesto como una costumbre propia de los pueblos precolombinos, específicamente, de la tribu Tupí. Esta tribu, es uno de los pueblos nativos de Brasil y el que abarcó más territorio. Fueron ampliamente conocidos por practicar la antropofagia, ritual guerrero [aa]en la cual tomaban prisionero al guerrero más valiente de la tribu contraria para devorarlo, con el fin de absorber su valentía y su coraje[ab]. La antropofagia, era [ac]vista entonces como un acto que permitía la transmigración de un cuerpo a otro de la fuerza guerrera, del coraje y la gallardía. Al Tupí, no le importaba ser comido, porque dentro de su cuerpo estaban los cuerpos de los antepasados de quien lo comía y de los suyos propios.  Su alma, no renacía en otro hombre, sino que en un animal, insecto o planta.

"El hombre y su cuerpo, son solo una transición hacia el conocimiento absoluto que solo se logra cuando hemos sido todos los seres. El ritual antropofágico permite conservar, entonces, el alma de sus antepasados que fueron derrotados por otras naciones, de allí, que no practiquen este acto con los hombres de su propia tribu" (González 199-200[ad]).

 La violencia y la dominación por tanto, tenían un carácter ritual y territorial[ae].

Esto, claramente se relaciona con el tropo canibalismo, que más allá de la acción de comer carne, es definida por Jáuregui como el acto de devorar la cultura del otro[af], aniquilándola y ejerciendo una dominación sobre el otro, como forma de construir la identidad y alteridad (14-15). En el Manifiesto Antropófago, se ve resignificado este tropo mediante el uso metafórico de la antropofagia, pasando de ser una estrategia de construcción de la identidad incorporando las cualidades del otro al seno del grupo mediante la devoración, a significar la identidad como tal del hombre, en tanto a su estado natural, basándose en sus características originales y ante todo, salvajes[ag]:

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